142.000 alumnos vuelven al cole en Tarragona seis meses después

Mascarilla, acceso por turnos y 473 profesores más en Tarragona en el curso de la Covid que arranca. El Departament pide confianza y garantiza la seguridad, ante el recelo de padres o expertos

14 septiembre 2020 05:30 | Actualizado a 14 septiembre 2020 08:14
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«Aquí, en junio y julio, después del confinamiento, abrimos y acudió de forma voluntaria casi el 50% del alumnado y eso fue una experiencia importante, ya con las medidas Covid implantadas. Ahora ya ha vuelto alrededor del 60%, y no hemos tenido ningún problema ni incidencia», explica Jaume Vilella, director general de la Fundació de la Escola Internacional del Camp. Unos 350 estudiantes, de los 600 escolarizados, se han adherido a este programa de bienvenida de ese centro privado en Salou que abrió puertas el 2 de septiembre.

Diversificación de accesos, circuitos, toma de temperatura, gel a la entrada, alfombras desinfectantes, ventilación y distancias son solo el inicio. «Hemos apostado por la protección al individuo para acabar protegiendo al grupo, lo cual es más exigente pero da más flexibilidad. Hay una limpieza y desinfección constante del alumno de su propio lugar de trabajo», cuenta Vilella. A eso se añaden los grupos estables, la apuesta por más espacios abiertos y otras rutinas y logísticas para aumentar la seguridad, que contempla la posibilidad de enseñanza telemática en el caso de que haya necesidad de cuarentena o nuevos confinamientos. «La experiencia en junio y julio nos ha servido mucho para preparar este regreso. Hemos cogido mucha práctica a la hora de impulsar los protocolos de seguridad. Las familias están haciendo su parte muy bien y, de momento, todo está funcionando correctamente. El balance está siendo bueno», añade Vilella, voz de un equipamiento cuya aportación sirve de avanzadilla para el arranque del curso que empieza hoy.

La prueba de fuego

Otros centros de la provincia que imparten bachillerato internacional también llevan días en marcha, con balance tranquilizador desde el punto de vista de la pandemia, aunque la prueba de fuego es hoy, un día desde hace meses señalado en el calendario por lo que tiene de crucial y decisivo: seis meses después llega la vuelta al cole o, al menos, el regreso a las aulas de una manera presencial y masiva.

En la provincia, 142.628 vuelven hoy a las clases, la mayor parte, 115.718, en el Camp de Tarragona, y el resto, 26.911, en las Terres de l’Ebre. El regreso es con una ampliación de plantilla, en previsión de los desdoblamientos de grupos para mantener la distancia y las ratios, aunque considerada insuficiente por los sindicatos, madres y padres de alumnos y algunos profesores. En total, habrá 473 docentes más (423 en el Camp y 50 más en el Ebre) para afrontar el impacto de la pandemia en un contexto muy heterogéneo y diverso. Un ejemplo de ello es que hay una bajada de alumnos en Infantil y Primaria y una subida en Secundaria.

Para garantizar la seguridad, la organización en las escuelas e institutos se basa en los planes de apertura diseñados por cada centro educativo, en función de sus posibilidades y siguiendo las instrucciones de la conselleria de Educación. Estos planes pivotan sobre los grupos estables de convivencia estable, también llamados ‘grupos burbuja’, que son los que deberán garantizar el control de posibles contagios y facilitar la trazabilidad en caso de positivos.

Los expertos recomiendan que los grupos estables sean como máximo de 20 alumnos en Primaria y 30 en Secundaria, una ratio que no se cumple en el 30 % de los grupos en Catalunya. La conselleria ha afirmado que está trabajando para solucionarlo –y que no descarta más contrataciones de personal–, pero el conseller Bargalló ha llamado a «superar el debate de la ratio» porque las máximas garantías las ofrecen la ventilación y la limpieza en las aulas, la distancia de seguridad y la higiene de manos, que deberá ser constante durante la jornada.

Jean-Marc Segarra, director de los Serveis Territorials d’Educació en Tarragona, remarca que «las medidas pueden parecer rígidas porque tenemos que cumplir con el derecho de educación de nuestro alumnado». Según él, el colegio tiene que «ser seguro porque debe ser como la segunda casa», por lo que «no podemos tener una generación de alumnado que no haya tenido la formación adecuada, con socialización y contacto con el resto de estudiantes y profesorado».

Mascarilla desde los seis años

Desde hoy todos los alumnos desde los 6 años deberán llevar mascarilla, al menos dos semanas. Pasado este periodo, estarán obligados a llevarla los estudiantes a partir de 12 años y los más pequeños deberán hacerlo en función de la situación epidemiológica de su territorio, que se comunicará semanalmente a cada centro escolar.

La entrada al colegio será de manera escalonada con intervalos de unos diez minutos y a los más pequeños les acompañará un solo progenitor para evitar aglomeraciones, como en el patio, donde la hora del recreo será por turnos y manteniendo distancia de seguridad.

También se deberá mantener la distancia en los espacios comunes y dentro del aula. En el recinto escolar, las personas adultas, ya sean profesores, personal de administración o de apoyo educativo, llevarán siempre mascarilla con excepción de los docentes de educación infantil, donde «no será exigible cuando su uso pueda interferir gravemente en el objetivo pedagógico».

Esta vuelta se produce entre el convencimiento de que es necesario recuperar la educación presencial y el temor a una propagación de contagios, acompañado de la alerta de algunos expertos, que consideran que hay que esperar a una mejor situación en Catalunya. El físico y analista de la propagación de epidemias Àlex Arenas, de la URV, hacía este fin de semana «una última llamada al ‘seny’» y añadía: «Abrid solo en regiones donde la incidencia es baja. Clases ‘on line’ en ESO y Bachillerato. Esperemos unos días para bajar incidencia, preparar mejor la ventilación de aulas y planificar mejor».

Hoy no todos los padres y madres llevarán al cole a sus hijos. Unidos bajo plataformas como ‘Així no tornem’ o ‘10 a fora, 10 a l’aula’, diversas familias de Tarragona se han declarado insumisas y han afirmado que no llevarán a sus hijos a clase debido a la falta de medidas de seguridad y alternativas telemáticas y por temor a que el virus afecte a personas vulnerables del entorno.

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