Mascotas sin rabia

Prevención. Los veterinarios insisten en que para controlar la enfermedad se deben vacunar más del 70% de los perros

07 octubre 2020 06:50 | Actualizado a 09 diciembre 2020 18:13
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La rabia existe y todavía se cobra numerosas vidas en el mundo. «Aquí es muy extraño que se transmita porque afortunadamente antes se vacunaban más del 70% de los perros. Pero la lástima es que en la actualidad cada vez se previene menos, por lo que corremos el riesgo de que retorne». Son palabras del doctor Rafel Mendieta, veterinario de pequeños animales y miembro de la Junta del Consell de Col·legis Veterinaris de Catalunya, quien explica los síntomas y consecuencias de la infección.

Mendieta señala que si bien la enfermedad puede ser contagiada por gatos, hurones y perros, son estos últimos los mayores transmisores. «Si el 70% estuvieran vacunados, se erradicaría», apunta y añade que se deben tener en cuenta varias cosas.

La primera y más importante es que se trata de una enfermedad zoonótica mortal. «Cada año mueren por su causa la friolera de 59.000 personas como mínimo en todo el mundo, principalmente en África y Asia». De esas víctimas, «el 80% son niños que tocan a los perros, les muerden y después no tienen una asistencia sanitaria adecuada, por lo que acaban muriendo de encefalitis».

Así las cosas, la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Alianza Mundial para el Control de la rabia (GARC), han establecido la colaboración mundial Unidos contra la rabia, para elaborar una estrategia común con el objetivo de acabar definitivamente con ella en el año 2030.

«El virus Lyssavirus, Rabdoviridae se transmite con la mordida, la saliva o el arañazo. Y a partir de aquí, si hay una herida, se contagia. Una vez el virus se ha introducido en la piel, en el cuerpo, va progresando un milímetro por hora, unos 2,4 centímetros aproximadamente cada día a través de los nervios», expresa Rafel. Por lo tanto, desde que tiene lugar el mordisco hasta que llega al sistema nervioso central, dependiendo de la distancia, se cuentan con más o menos días para administrar un tratamiento. «Pero una vez el virus ha llegado al sistema nervioso central, se produce una encefalitis y se multiplica, con el resultado de muerte de la persona o del animal».

Agua y jabón

Si una persona o mascota tiene contacto con un animal sospechoso de sufrir rabia es fundamental lavar la herida con agua y jabón y posteriormente acudir a un médico o a un veterinario, según sea el caso. «Siempre se debe limpiar muy bien y normalmente se prescriben antibióticos, ya que suele infectarse y así se combaten las bacterias». En el caso de la mordedura a una persona, si es necesario se le administrará una vacuna. Asimismo, también está indicada cuando se tiene previsto viajar a zonas con altos índices de la enfermedad. Mientras, los síntomas que presenta un animal con rabia son diversos. «Un cambio de comportamiento. Puede estar irritable o agresivo y la salivación también es importante».

El Consell de Col·legis Veterinaris de Catalunya cuenta que hubo una época en que la rabia generaba en el Estado español epidemias recurrentes. Y los casos se redujeron a partir del año 1966 gracias a las campañas y a la obligatoriedad de la vacuna. Sin embargo, en Catalunya, Galicia y el País Vasco no es obligatoria su administración. A pesar de todo, los veterinarios continúan recomendándola, como manifiesta Rafel Mendieta, «a partir de los tres meses del perro y sucesivamente una vez al año durante toda su vida».

En este sentido, Cori Escoda, presidenta del Consell de Col·legis Veterinaris, recuerda que «para garantizar la salud de los humanos es necesario que los animales que conviven con nosotros estén sanos, ya que nuestra salud, la de los animales y la del planeta está interrelacionada». Por ello, insisten en pedir a la Generalitat de Catalunya la obligatoriedad de vacunar a la población canina contra esta infección.

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