Los fuegos artificiales de ayer fueron «muy aceptables». Así los definía un espectador muy aficionado al espectáculo pirotécnico. La tercera jornada del Concurso Internacional de Focs Artificials Ciutat de Tarragona tuvo nombre y apellido: Pirotècnia Tomás, de Benicarló. Duraron poco más de 19 minutos y destacaron por su organizada estructura.
Tiendas de campaña y hasta antorchas se podían ver ayer en la arena de la Platja del Miracle. El mar estaba más tranquilo que los otros días, lo que permitió que alguna embarcaciones pudieran disfrutar del placer de ver los fuegos artificiales desde el agua. Ayer viernes muchas familias aprovecharon para reunirse, cenar en las inmediaciones de la playa, y de paso ver los fuegos. Una vez apagadas las luces llegó el momento estrella de los móviles. Todo oscuro. Sólo se podía adivinar el paisaje gracias a la luz de los teléfonos. Y como no podía ser de otra manera, las famosas selfies hicieron acto de presencia.
Ventiladores de fuego
Ayer el viento no estuvo tan a favor del espectáculo. En alguna ocasión, la gran cantidad de humo impedía ver la totalidad de la belleza cromática. El dorado fue el color estrella de la jornada, pero la combinación y la multitud de colores también marcaron la exhibición. La Pirotècnia Tomás destacó por recuperar los ventiladores de fuego en el suelo. Pero no todo estuvo perfecto. Faltó ritmo en el sonido. Y la traca floja y hasta una poco silenciosa. Los tarraconenses estamos acostumbrados a la espectacularidad, pero lo de hoy ha sido una demostración de buen saber pirotécnico», comentaba Josep Soria, valenciano y aficionado a los fuegos artificiales.