La vuelta al cole aflora contagios en hogares de riesgo

Familias confinadas por positivos en centros de Tarragona narran esta nueva cuarentena. Las PCR en el aula destapan el virus en familias vulnerables, aunque los contagios vengan de fuera

19 septiembre 2020 18:10 | Actualizado a 20 septiembre 2020 11:39
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«Yo era de las que tenía miedo y no quería enviar a mi hijo al cole. Pensábamos que a las dos semanas estaría de vuelta a casa y no, fue un día solo y ya tenemos el virus en casa. El lunes fuimos a una reunión para explicarnos cómo eran los protocolos, el martes bien, y el miércoles ya nos llamaron», explica una madre de la Escola Santa Maria del Mar, de Salou, uno de los primeros centros de la provincia en tener que confinar a un grupo este curso.

Una alerta en un grupo les ha llevado a todos a hacerse la prueba. Su hijo de nueve años, que hace cuarto de Primaria, ha dado resultado positivo asintomático, lo que ha obligado a toda la familia a aislarse primero y luego a hacerse la prueba PCR en el CAP de Salou: madre, padre, una hermana, que hace P-5 en el mismo centro, y la abuela. «Estamos preocupados, porque mi madre es mayor y es diabética y mi marido también es de riesgo porque tiene hipertiroidismo. De momento estamos todos bien, aunque mi hijo con angustia por lo que ha pasado». Este hogar de Salou con cinco –dos de riesgo– se encamina a una cuarentena mínima de dos semanas reforzando la seguridad. «Nos toca estar confinados otra vez. Pediremos la compra por internet o a alguna amistad cercana que nos la traiga. Estamos sin contacto, con mascarilla, cada uno haciendo su limpieza... Estamos preocupados por la abuela pero intentamos tener buen ánimo».

La ansiedad por la espera

Otra mamá ha recibido respuesta al test de su hijo: negativo. «Nos hemos quedado más tranquilos, después del susto inicial, pero mi hijo tenía ansiedad esperando los resultados», explica ella. Ahora toca ese reto de la organización en el hogar. «Nos han dicho que mi hijo tendrá que volver a clase el 30. Yo tengo excedencia en el trabajo hasta el 29, pero habrá algún día que tendré que negociar con mi jefe. Ya me han dicho que el Gobierno no da bajas laborales para cuidar a los hijos, pero intentaré que me puedan dar algún permiso para esos días que tengo que trabajar», indica una madre.

Pese a los protocolos establecidos y definidos, y la lógica esperable de que hubiese un goteo de casos de Covid-19 en las aulas, la detección del virus no ha dejado de ser un pequeño terremoto en muchas familias que han iniciado un confinamiento de 14 días. «Imagínate la situación, los niños con la profesora haciéndose la PCR en el cole. Entre ellos se daban fuerzas, se agarraban la mano, y luego los niños iban saliendo conforme acababan el test, todos iban llorando», cuenta esa madre, confinada desde este miércoles en casa, todo un reto para la conciliación. Ella, que trabaja en una residencia de ancianos, ha podido pedir algunos días de permiso, mientras que el padre, por suerte, está de vacaciones. «Es un problema, porque hay madres y padres que no tienen con quién dejar a los hijos», explica ella. «Mi hijo está tranquilo, en la habitación, pasando las horas, está bien», cuenta otra de las madres. Con la mayoría de casos asintomáticos y la habitual levedad con la que los menores padecen la enfermedad, las familias se reponen ahora de un golpe moral que ha trastocado los planes a las primeras de cambio, tras seis meses con las aulas cerradas. «Mi hijo no quería ir al cole, tenía ansiedad. Tuve una reunión con la profesora, porque yo no quería llevarle y me dijeron que eso me podría acarrear sanciones, que era la obligación llevarle y que me traería problemas no hacerlo», explica la madre. «Mi hijo me dijo: ‘Ya te dije que no iba a salir bien’ y se puso a llorar. Me tocó tranquilizarle, ahora está bien’», cuenta ella.

Leer, pintar o jugar a la consola

Pasatiempos como leer, pintar o jugar a la consola nutren ya este nuevo confinamiento domiciliario que no entraba en los planes y que debe ser estricto, tanto como el que arrancó en marzo y se prolongó casi dos meses. «No queríamos llevar al niño a clase, teníamos miedo, preferíamos esperar una o dos semanas pero nos decían que no podía ser… y ahora pasa esto», cuenta una madre del centro salouense.

Estos hogares se han tenido que adaptar a un cambio de dinámica y de costumbres, justo cuando ya parecía que se volvía a la normalidad. «A mi hijo le hicieron la prueba pero mientras esperábamos, ese día también me traje a casa a su hermana, que está en el mismo centro, y que hace segundo de primaria. Lo hice por un tema de responsabilidad, de civismo, por si acaso mi hijo también fuera positivo», cuenta una de las mamás, que poco después de ese aviso seguía en shock: «Me llamaron a las diez de la mañana, después de dejar a mi hijo. Necesitaban hablar conmigo porque había habido un problema. Allí me lo explicaron y me dijeron que tenía que firmar la autorización. Me quedé muy sorprendida, nunca te imaginas que te pueda pasar, y más al segundo día de clase».

A la rabia del momento, le sigue la posterior lógica. «Somos de los que hemos sido estrictos en todo momento, así que no sabemos cómo habrá podido ser el contagio», explica la madre de un positivo, a la espera ella y el resto de la familia de obtener los resultados. «A mi hijo le tomo la temperatura cada día. Nos han dicho que tengamos cuidado con los contactos, aunque haya dado negativo, porque podía ser positivo en unos días. Hasta que no pase la cuarentena no podremos respirar del todo», explica otra madre del centro de Salou. Así, estos positivos destapados por las PCR en el aula y residentes en hogares con miembros vulnerables no se han producido por contagios en los centros, sino que vienen de fuera.

De esta forma, los test están revelando asintomáticos que ya iniciaron el curso contagiados. Ya avisó de esta situación el físico y Catedrático en la URV Àlex Arenas, que dijo que en Catalunya unos 1.300 alumnos podrían entrar ya contagiados en colegios e institutos, lo que equivaldría, si se detectaran, a confinar a 27.000 familias a partir de la segunda semana.

El director de los Serveis Territorials de Educació en Tarragona, Jean-Marc Segarra, reconoce que los protocolos han mostrado su efectividad para actuar en caso de conocerse un positivo. Segarra explicaba que los positivos conocidos y los pendientes de validación son infecciones sociales producidas fuera del entorno educativo, por lo que de momento las escuelas, guarderías e institutos son zonas seguras.

La trascendencia de arrancar un curso en una situación de pandemia ha sido tal que no ha evitado el nerviosismo y el estrés en las familias afectadas. Un ejemplo es un hogar de Salou, con un niño de cuarto de Primaria alumno de la Escola Santa Maria del Mar. Una PCR realizada antes de una operación dio positivo y eso obligó al confinamiento de un grupo y a la realización de test al resto de estudiantes, a pesar de que puede tratarse de un falso positivo, como indica la madre: «Nos avisaron para decirnos que había habido un error en el laboratorio». A pesar de ello, y dado que al parecer se ha dado algún positivo más en ese grupo, esa clase va a seguir confinada.

La madre se queja de la situación vivida: «Ha sido todo muy preocupante, mi hijo preguntándome si se iba a morir... porque claro, todo esto es muy alarmante, y lo que más lamento son los comentarios que nos han llegado de otros padres, acusándonos de irresponsables y cosas así. Mi hijo no notaba nada, no tenía síntomas. Le hicieron la prueba solo porque le iban a operar. Si hacemos test a todas las clases de todos los centros, saldrán un montón de positivos».

Ese contagio inicial, aunque luego revelado como falso, llevó a la familia a hacerse la PCR y se ha detectado un positivo en una hermana, lo que podría conllevar el cierre de un nuevo grupo. «Estamos a la expectativa. Es duro todo esto, y eso que nosotros éramos de los que no teníamos miedo de volver al cole», sentencia la madre.

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