'Mi madre murió sin saber que era una víctima'

Melisa López vivió la violencia de género en casa y escribió una novela que sirve de herramienta para el trabajo con adolescentes

25 noviembre 2018 08:53 | Actualizado a 25 noviembre 2018 13:30
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La niña invisible no iba a ser, de entrada, una novela. Melisa López, historiadora y especialista en igualdad de género, cuenta que cuando se puso a escribir sólo quería ordenar ideas y emociones de su infancia.  

Su madre «murió de un aneurisma sin haber sido consciente de que era una víctima de violencia de género». Sabe que ningún médico relacionará su muerte con el maltrato que sufrió, pero ella está convencida de que tuvo mucho que ver.

El resultado de aquel ejercicio de escritura fue un texto que ha comenzado a rodar por institutos acompañado de unas charlas en las que muchos chicos y chicas toman conciencia de lo que les está pasando.

De ese uso en centros educativos surgió la necesidad de escribir una guía didáctica para que los docentes pudieran tratar el tema de la violencia de género en clase a través del libro. Para ello contó con la colaboración con la psicóloga Dolores Martínez. Esta semana vinieron a Tarragona, invitadas por CCOO, para presentarla. 

López está convencida de que los maestros y profesores, que pasan muchas horas con los alumnos, pueden ser claves a la hora de detectar que en una casa se está sufriendo violencia, pero para ello hace falta reconocer ciertas señales. «Si le preguntas a un niño en esta situación es posible que no te explique nada porque es todo lo que ha vivido, lo ha naturalizado».

Cuenta por experiencia propia que «los niños que viven en un entorno violento se convierten en víctimas. Sufren ansiedad, somatizaciones, problemas cognitivos...».

Charlas y lavados de cara
Aunque si para algo le ha servido la novela es para que muchos adolescentes le pongan nombre a los abusos que han sufrido. 

Ella relata en el libro momentos tan duros como una violación con 9 años y al final de sus conversaciones en los institutos han salido algunas situaciones graves.

Se lamenta, no obstante, de que aunque nunca ha habido tanta información sobre el tema, las y los adolescentes siguen respondiendo a los mismos estereotipos machistas.

Cree que la formación en igualdad de género no puede ser sólo el tema de una charla una vez en el curso, sino que debe estar presente todo el año. Considera, además, que muchos centros se lo plantean sólo como un «lavado de cara» y no hay un seguimiento en los casos en que se detectan abusos. «No puedes dejar sola a una chica que ha abierto una caja de Pandora», señala.

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