Miguel González: «No soy ejemplo de nada, quiero que me juzguen por mi trabajo»

Periodista radiofónico

23 mayo 2021 06:50 | Actualizado a 23 mayo 2021 11:29
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Quedamos en una terraza. Miguel espera junto a Milena, la perra guía que le acompaña desde hace ocho años. La pastor alemán levanta la cabeza para ver quién se acerca y vuelve a tumbarse debajo de la silla. Es de esos animales bonitos, que dan ganas de acariciar. Pero toca aguantarse; Milena no es una mascota, está trabajando.

Miguel dice, medio en broma medio en serio, que la distancia social es una de las pocas cosas buenas que ha traído la pandemia. Ahora no tiene que estar explicando tantas veces a personas con las que se cruza por la calle por qué no tienen que interactuar con la perra. A Milena le quedan unos dos años de trabajo, después de los cuales se jubilará y se quedará a vivir con él y su mujer.

El matrimonio es apenas una de las muchas novedades en la vida de Miguel desde que le entrevisté hace once años. Entonces acababan de contratarle en los informativos de Tarragona Ràdio, donde había estado como becario, y se estaba ‘aprendiendo’ la ciudad.

Ahora las cosas han cambiado; Miguel (36 años) se conoce el centro de la ciudad como la palma de la mano y, gracias a Milena, se mueve con autonomía.

Uno más en la radio

Le preguntamos cómo llevaron sus padres que un chico ciego se fuera solo a estudiar a Barcelona y luego a trabajar a Tarragona y cuenta que es probable que no fueran conscientes del todo. «En mi pueblo, en Alcanar, siempre me las arreglaba para ir acompañado con amigos videntes al colegio, de fiesta... Creo que mis padres pensaron que en la universidad iba a ser igual, pero la verdad es que tuve que espabilarme bastante con el bastón», ríe.

Miguel siempre estudió en el colegio del pueblo. Una maestra de la ONCE le enseñó a leer y escribir en braille y, apenas acababa el curso, su familia compraba los libros del año siguiente y los mandaban a la ONCE para traducir al sistema para ciegos.

Alejar prejuicios

Hoy en la radio Miguel se siente como uno más. Si hay guardias o toca cubrir lo que sea, él está en la lista como todo el mundo. Está todo tan normalizado que hasta puede reírse de su condición. «Tengo suerte», reconoce.

Hace unos días ‘Tothom’, el programa que dirige, se hizo acreedor del premio a la inclusión en los Premis de Ràdio Associació de Catalunya. Dice que estas cosas le causan una sensación agridulce. Por una parte le gusta que reconozcan su labor, pero siempre tiene la suspicacia de que le premien por su discapacidad. «Habremos conseguido la inclusión el día que no haya premios a la inclusión, sino, sencillamente, al trabajo. Mientras esto llega, si ayudamos o damos servicio a alguien, es suficiente», decía en su perfil de Facebook en respuesta a la cascada de mensajes de felicitación.

Y es que huye como la peste de esa tendencia a presentar a las personas con discapacidad como ‘valientes’ o ‘inspiradoras’. «Yo no soy ejemplo de nada, solo hago mi trabajo y trato de hacerlo lo mejor posible; aunque a veces la cago».

Eso sí, estar en contacto con personas con otras discapacidades, como las que entrevista en ‘Tothom’, le ha enseñado mucho. Sobre todo ha cambiado su mirada hacia las personas con discapacidad intelectual. «Rompes prejuicios cuando ves cómo se ríen de sí mismos o se preguntan por qué no pueden tener sexo con su pareja».

Ahora el programa también ha dado lugar a un podcast, en el que se abre el abanico a otros temas sociales. El primer número, que ya puede escucharse, está dedicado a la soledad no deseada.

Pero no es lo único que hace en la radio. Miguel trabaja en los informativos y otros espacios, «no quiero que me encasillen».

Curiosamente, cuando no trabaja, tampoco deja las ondas. Su hobby, «de lo más nostálgico», es irse a Alcanar con su emisora de radioaficionado, una actividad que descubrió gracias a su padre siendo muy pequeño. Es presidente del Ràdio Club del Tarragonès y se entusiasma contando cómo se puede pasar noches en vela para hablar con gente de medio mundo... Pero eso da para otra entrevista.

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