Moix Corelli: «Escribo porque quiero vivir para siempre»

‘Rostrum’ es la primera novela de este autor, una obra de amor y de muerte que transporta al lector entre la realidad y la ficción a la Tarragona de la postguerra

07 mayo 2020 16:27 | Actualizado a 07 mayo 2020 16:57
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El tarraconense Moix Corelli acaba de publicar su primera novela, Rostrum, a pesar de sufrir afantasía, una extraña dolencia que impide evocar imágenes con la mente. Rostrum (Editorial Caligrama. Grupo Penguin Random House), es un relato de amor y muerte que transcurre en la Part Alta de Tarragona durante los años más duros de la postguerra, en un escenario oscuro y decadente. Un entresijo de historias que presentan a asesino y víctima unidos por la misma pasión.

¿Dónde le cogió el confinamiento?
Por suerte, en Tarragona.

¿Cómo lo ha llevado a nivel personal y de trabajo?
Con total solidaridad. Es sencillo asumir un riesgo, como el de salir, cuando se piensa de forma individual. Pero como ciudadano y persona, tiendo a pensar en los demás, eso transforma la responsabilidad que debemos tener en un acto solidario.

¿Es cierto que un encierro forzoso de este tipo es un bálsamo para los escritores?
Desde mi punto de vista, no. A pesar de encontrarnos en una situación distinta, no he dejado de pensar en esos admirables artistas que fueron capaces de crear aún estando privados de su libertad.

Mi primer Sant Jordi esperaba estar pluma en mano, rodeado de libreros y amigos. He acabado rodeado de héroes, de personas luchando por la salud y la cultura contra viento y marea

¿Cómo se escribe una novela cuando se padece afantasía?
Me dejo llevar por el lenguaje y sus infinitas formas. La belleza es tan indómita como abstracta, mi tarea es sembrarla, la del lector apreciarla.

¿Cómo funciona su cerebro si no puede evocar imágenes?
Con palabras. Mis propios recuerdos son una narración. Si se pudiera visualizar nuestra propia historia como una película, la mía sería una novela.

Su prosa es a veces poesía. ¿Se considera poeta?
Por el momento, no. Pero el arte es experimentación y tengo pendiente -para mi siguiente obra- difuminar las fronteras entre novela y poesía.

Las páginas de ‘Rostrum’ van de un inicio a un final inquietantes...
Como la vida misma. ¿Acaso no hay algo de obsceno en que nuestra existencia acabe al morir?

¿Le gustaría vivir para siempre?
Sí, el olvido es la fuerza más voraz y aterradora que conozco. Escribo porque quiero vivir para siempre.

La Tarragona que plantea es dura, mísera, oscura… ¿Por qué ese interés suyo en ese período concreto?
La oscuridad realza la luz, nuestro progreso como sociedad ha surgido de las etapas más oscuras.

Según la teoría de Salvador, su protagonista, diríamos que los pájaros afines a lo burgués, las palomas, llegaron a la ciudad para no marcharse.
Las palomas son un pájaro de ciudad, representan la glotonería y poco les importa dónde van a parar sus heces. Son tan afines a la burguesía como esta lo es al individualismo, concepto que por desgracia aún no es historia.

También es una crítica social. ¿Cree que su Salvador y Helena podrían ser los Romeo y Julieta de la postguerra española?
No me compararía con Shakespeare, por más que ambos hayamos descrito la misma verdad: el amor trasciende a todo, incluso a las ideologías.

¿Qué opina del resurgimiento de la ultraderecha en estos tiempos del siglo XXI?
Lógico. La tecnología evoluciona y el mundo se transforma, pero los humanos, en esencia, seguimos siendo los mismos.

¿Es amante de los vestigios romanos que resalta en ‘Rostrum’?
De los vestigios, en general. Tienen algo místico, al estar frente a ellos el eco del pensamiento devuelve leyendas. Es una lástima que no todo el mundo pueda apreciarlo, pero citando a Tolstoi: Hay quien cruza el bosque y solo ve leña para el fuego.

Las palomas son tan afines a la burguesía como esta lo es al individualismo, concepto que por desgracia aún no es historia

¿Y qué le parece que la parte judía de la ciudad esté más o menos en las mismas condiciones a como usted la describe?
Es algo agridulce. Tenemos la suerte de poder contemplarlo, pero deberíamos dedicar más esfuerzo en conservar nuestro patrimonio.

Cita la primera vez que se reunieron los libreros para Sant Jordi en 1930, ¿se imaginaba su primera fiesta del libro como ha sido en realidad?
No, esperaba estar pluma en mano, rodeado de libreros y amigos. He acabado rodeado de héroes, de personas luchando por la salud y la cultura contra viento y marea. Es distinto, pero esperanzador.

¿Sus máscaras son una metáfora de los roles sociales que todos tenemos?
Dos de ellas -malum y viperinum- representan pecados capitales, la tercera, ego rostrum, queda a interpretación del lector. A veces el bien y el mal son un mero punto de vista.

Si tuviera que escoger una de las tres, ¿con cuál se quedaría? 
En realidad todas son la misma maldición. Pero como artista, me encerraría con viperinum rostrum, hay algo de soberbia en el acto de crear.

¿Cree que  tendemos a hacerles daño a los seres más queridos?
Es inevitable, afirmar lo contrario sería asumir que somos perfectos. Podemos actuar con perfección, pero no poseerla. De nosotros depende.

¿Y solo nos mereceremos aquello por lo que estamos dispuestos a sacrificarlo todo?
¿Acaso no lo sacrificaríamos todo por las cosas realmente importantes en esta vida?

¿Existe una versión tarraconense de la sonrisa típica del Lazarillo de Tormes?
Sí. E incluso está inmortalizada en forma de estatua: el Maginet.
 

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