Un ciudadano marroquí que fue interceptado el pasado lunes por la Guàrdia Urbana vendiendo sardinas en plena calle Higini Anglès se enfrenta a una sanción económica de hasta 200 euros –100 si paga en periodo voluntario– por ejercer la venta ambulante de productos perecederos.
Los agentes vieron a las 12.45 horas que el hombre llevaba un pequeño cubo, cuyo contenido fue destruido el mismo lunes.