Murales en peligro en Ca L'Ardiaca

Unas pinturas de estilo gótico y que estarían fechadas a mediados del siglo XIV son vulnerables a raíz de la inacción en este palacete del Pla de la Seu. Dos restauradores piden que se conserven

19 mayo 2017 15:53 | Actualizado a 21 mayo 2017 14:20
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Tras la puerta principal de Ca l’Ardiaca, en la plaza de la Seu, hay un arco a la derecha que conduce a una capilla. Encima de él se hallan unas pinturas que fueron descubiertas en 2014 bajo un falso techo de yeso.

Al quedar al descubierto, el arquitecto de entonces, Albert Adell, pidió a dos expertos restauradores, Emma Zahonero, que además es doctora en Arqueología, y Jesús Mendiola, licenciado en Bellas Artes, que las miraran para ver si eran valiosas. Las pinturas habían sido fijadas provisionalmente con un viselado de mortero para evitar que en las esquinas este fragmento de mural siguiera degradándose. Este trabajo lo realizó la firma Recop y consolidó unas pinturas «que son góticas y apuntan a mediados del siglo XIV», explica Zahonero.

La petición de los propietarios de Ca l’Ardiaca en aquella época era quitar las pinturas de la pared para poder tener mayor maniobralidad con la maquinaria necesaria para trabajar en el interior y no dañarlas. Luego se colocarían de nuevo en un lugar visible.

La recomendación de los dos expertos, sin embargo, era no tocarlas. «A principios del siglo XX, en Sant Climent de Taüll, en la Vall d’Aran, se arrancaron pinturas. Hoy si visitamos la iglesia podemos ver que quedaron restos. Esto demuestra que arrancar la pintura es una técnica agresiva y se corre el riesgo de dejar parte de ella sin poder extraerla», explica Zahonero.

Por ello, añade Mendiola, sugerimos que lo mejor era hacer un sándwich: un papel protector de un material que absorbiera los golpes, como el foam, y unas maderas que protegieran las pinturas.

Zahonero y Mendiola dejaron su recomendación y ya no han vuelto a entrar en el palacete gótico de la Part Alta. Desconocen el estado de estas pinturas que cubren una superficie de unos dos metros por 50 centímetros de grosor y donde hay ‘Agnus Dei y un Noli me Tángere’, «dos escenas religiosas que también se pueden ver en las capillas de Santa Llúcia y Helena de la Catedral como también en la de Sastres», explican los dos restauradores.

Con el paso del tiempo, las pinturas están sin protección y la climatología, sobre todo la humedad, es su principal amenaza. Ambos temen que ese mural del siglo XIV pueda estropearse de forma irreversible, aunque ya han reconstruido pinturas romanas en mal estado con éxito.

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