Optimismo en bares y tiendas de Tarragona en el primer día de apertura

Las terrazas vivieron, a ratos, una notable actividad, pese a que solo el 20% de la restauración abrió. El 85% del comercio de proximidad está en marcha y algunos empleados salen del ERTE

12 mayo 2020 10:04 | Actualizado a 12 mayo 2020 10:20
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«Las sensaciones no son malas, han venido un par de clientes, he vendido un sofá. Está circulando la gente no como un día normal pero sí como un sábado, así que estoy esperanzado y creo que la cosa va a ir bien», explica Chicho Díaz, empleado de OK Sofás, una tienda en la Rambla President Companys de Tarragona que ayer abrió después de estar cerrada desde mediados de marzo. «Teníamos muchas ganas de trabajar», admite Díaz. 

La entrada en fase 1 ha supuesto un alivio para numerosos negocios, deseosos de abrir sus puertas pese al ralentí en el que habita la economía local y a que la reactivación va a ser lenta y desigual. A primera hora de la mañana mandó el optimismo: terrazas –con el aforo reducido al 50%– y algunos clientes, satisfechos, igual que los propios comerciantes. En buena parte, la reactivación tuvo mucho de reencuentro y se generó ambiente durante algunos tramos del día. «Vamos poco a poco, han venido los clientes de siempre, que han respetado las nuevas normas de seguridad. Estamos contentos por volver», decían desde el bar Cappuccino de la Rambla Nova que, como el de la Plaça de la Font, abrió sus puertas por primera vez. 

Un goteo constante
El balance del observatorio de Pimec Comerç en Tarragona muestra que, tanto en la capital como en la costa, el comercio abrió de forma generalizada, seguido de los bares y cafeterías y, en mucha menor medida, los restaurantes. En Tarragona ciudad, el 85% del comercio estuvo abierto. «Se ha visto mucha gente por la calle, y además llevando bolsas. Hay movimiento y es algo que muchas tiendas necesitaban. Ahora bien, en unos días también veremos que hay establecimientos que no van a poder volver abrir», dice Florenci Nieto, presidente de Pimec Comerç. 

El goteo de gente en las terrazas de Tarragona fue constante durante la mañana de ayer y, en general, las sensaciones fueron buenas. «Estamos muy contentos, porque podemos abrir después de casi dos meses. Hemos podido sacar a tres personas del ERTE. Para ser el primer día no está mal», explica Matías Salas, de Casa Matías, un establecimiento que, en aplicación de las restricciones, ha pasado de ocupar 40 metros cuadrados de terraza a casi 20. 

Durante las primeras horas de ayer los clientes pasaron por el bar para desayunar o tomar un café. En general, dominó el optimismo entre los bares y los restaurantes que pudieron abrir sus puertas. «No es el volumen de trabajo que teníamos antes, pero va viniendo la gente, sobre todo clientes habituales que tenían ganas de regresar después de tanto tiempo», explica Francesc Gómez, trabajador del Moto Club Tarragona, un bar clásico e histórico en la Rambla Nova. Incluso algunos de estos establecimientos ya recibieron las primeras reservas para comer al mediodía.

Lugares como la Plaça de la Font –a última hora de la tarde dejó estampas de terrazas prácticamente llenas–, la Rambla Nova, las inmediaciones de la Torre dels Vents o la Plaça Verdaguer notaron una marcada afluencia de personas. «Está más animado de lo que esperábamos. Se nota mucho que la gente tenía ganas de salir, hay rotación, se levantan unos, llegan otros… Dentro de lo que es el primer día no nos podemos quejar», reconoce Nati Ferré, empleada de Raffa Gelati, en la Plaça Verdaguer. El café, el bocadillo de la mañana o incluso helados fueron consumos recurrentes en este local. Se prevé que, en función de la demanda, su sucursal en El Serrallo o en el del Balcó del Mediterrani abran en los próximos días, posiblemente el fin de semana. 

En la misma Plaça Verdaguer, el restaurante La Pepita también notó movimiento. «Ha ido muy bien, ha venido gente. Somos optimistas, creemos que esto mejorará si no hay ningún rebrote», cuenta Carlos Badia, el responsable. 

No solo la hostelería celebró la apertura. También en Maxcolchón, en Les Gavarres, el ambiente era de ilusión: «Está yendo mejor de lo esperado. Pensábamos que iba a ser más flojo, pero ya hemos hecho ventas y hemos tenido muchas consultas. La gente viene muy concienciada. Nos hemos preparado expresamente, tenemos geles, mascarillas, carteles para que se mantenga la distancia de dos metros…». El acceso a fase 1 está sirviendo para que parte de estas plantillas del sector servicios pueda salir de los ERTE. Muchos esperan que el resto de empleados puedan incorporarse en función de la actividad. 

A pesar de los inputs halagüeños, la realidad es dura. «Van a abrir el 20% del total de bares y restaurantes de Tarragona, pero después depende de la tipología de negocio. El típico bar con terracita, de vermut, de aperitivo, ha abierto más y puede arrastrar a gente», explica Javier Escribano, presidente de la Associació d’Empresaris d’Hosteleria de Tarragona.

Escribano diagnostica «más alegría en las calles» pero alerta de lo compleja que es la situación: «Los establecimientos que, aunque tengan terraza, están más enfocados a la restauración y a las comidas tienen una situación distinta. Aquel que necesite dos o tres personas en cocina se ve obligado a levantar el ERTE si quiere abrir y eso implica un mayor gasto». Escribano cree que «hace falta mucha rotación durante el día para que salga a cuenta tener abierto». 

«Ganas de comprar»
Más confiado es el panorama en un comercio que ha abierto de forma masiva en la provincia. Esta fase permitía a las tiendas de menos de 400 metros cuadrados levantar persianas y a las que solo atendían con cita previa les facilita no tener que hacerlo ya. «Yo abrí la semana pasada con citas concertadas y la clientela respondió bien. Esta mañana han entrado dos señoras y he podido vender. Todo está flojo pero sí noto que hay muchas ganas de hacer vida normal y, dentro de eso, ir de compras es algo que la gente quiere hacer», explica Mari Carme Garrido, responsable de Vanessa Duque, una tienda de ropa en Tarragona. La reactivación le ha permitido sacar del ERTE a una de las tres empleadas que tenía.

Salva Minguella, presidente de la asociación La Via T y gerente de la joyería Rabat-Zaida de la Rambla Nova, también confirma la dinámica alentadora: «Hemos podido hacer cinco ventas pequeñas en este primer día. No podemos decir que sea mucha facturación pero sí que es algo positivo. He constatado que la gente tiene ganas de salir y que quizás también aquel con la suerte de mantener su trabajo incluso ha podido ahorrar algo en estos dos meses al no salir de casa, así que las sensaciones son buenas». 

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