Otoño caliente para Ricomà

Nuevo curso El alcalde de ERC inicia su primer ejercicio como líder municipal con el presupuesto y la ampliación del gobierno como retos 

27 agosto 2019 06:04 | Actualizado a 13 octubre 2019 15:54
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Tarragona inicia esta semana un nuevo curso político que, por primera vez, estará liderado por un alcalde de Esquerra Republicana. Pau Ricomà, en el cargo desde el pasado 15 de junio, afronta su primer ejercicio  al frente de la Plaça de la Font con varios retos sobre la mesa y un otoño que, con la negociación de presupuestos y la posible ampliación del gobierno municipal, se perfila intenso. Esto, sin olvidar la situación que se pueda vivir a nivel nacional con la más que posible publicación de la sentencia a los políticos presos por el Procés.  

El gran hándicap del ejecutivo formado por ERC y En Comú Podem será, precisamente, gestionar un equipo formado actualmente por solo nueve de los 27 ediles del Saló de Plens: los siete de Esquerra (Pau Ricomà, Laura Castel, Xavier Puig, Paula Varas, Jordi Fortuny, Mary López y Manel Castaño) y los dos de los Comuns (Carla Aguilar Cunill y Hermán Pinedo). 

Solo en una ocasión en 40 años ha habido en Tarragona un equipo de gobierno con nueve ediles. Y únicamente duró poco más de siete meses

Hasta la fecha, en los cuarenta años de ayuntamientos democráticos, solo en una ocasión ha habido en Tarragona un gobierno con tan pocos integrantes. Fue entre el 14 de junio de 2015 y el 2 de febrero de 2016, con la mayoría relativa de Josep Fèlix Ballesteros (PSC) tras las Municipales de ese año. Sin embargo, esta situación se alargó únicamente por espacio de 233 días, hasta la firma en Casa Canals del pacto entre socialistas, Partido Popular y Unió Democràtica. 

Una oposición experimentada
De momento, Ricomà lleva 73 días gestionando un equipo que cuenta con hasta seis de sus nueve integrantes que justo ahora debutan  en la administración municipal. Solo Ricomà, Puig y Fortuny tienen experiencia –desde 2015– en el funcionamiento de la maquinaria local, si bien debe tenerse en cuenta que estuvieron cuatro años en la oposición hasta que ERC tomó la vara de mando el pasado junio.   

A todo ello debe sumarse el hecho de que entre los partidos que votaron en contra de la investidura de Ricomà hay hasta seis ediles en la oposición que estaban en el gobierno hasta hace poco más de dos meses y que, por lo tanto, cuentan con experiencia en el día a día municipal. Además, a los socialistas Josep Fèlix Ballesteros, Pau Pérez, Begoña Floria y Francesc Roca y a los populares José Luis Martín y Elisa Vedrina debe sumarse el hecho de que, entre los asesores del PP, también está otra exconcejal de gobierno como es Inmaculada Rodríguez. 

El Saló de Plens cuenta ahora con un escenario nuevo. Un ejecutivo sin experiencia lidiará con hasta seis ediles que estaban en el gobierno local  hace solo 73 días

Todo esto presenta una situación políticamente nueva en la ciudad, como es el hecho de que, como mínimo en este primer ejercicio, habrá un ejecutivo nuevo y sin trayectoria de gobierno que deberá lidiar con una oposición bregada en mil batallas. El escenario inicial es, como mínimo, interesante, si bien podría sufrir cambios en función de la evolución que pueda tener el caso Inipro, que afecta a los socialistas Ballesteros y Floria. 

Las cuentas, la CUP y Nadal
Las primeras semanas estarán marcadas, sin lugar a dudas, por el Onze de setembre, la valoración de los cien primeros días –que se cumplen por Santa Tecla–, la moción para retirar la pancarta de apoyo a los políticos presos y la conmemoración del 1 de octubre. En este sentido, Ricomà deberá hacer equilibrios para mantener el consenso en un gobierno en el que los dos ediles de En Comú Podem es probable que no eviten que el pleno se decante el 27 de septiembre por quitar la polémica pancarta.

En caso de confirmarse este extremo podrían aparecer las primeras turbulencias en los despachos de la Plaça de la Font, que se sumarían al ruido de fondo de nuevas elecciones autonómicas.  

Asimismo, las negociaciones para ampliar el gobierno con Junts per Tarragona y la CUP pueden tener efecto también en la materialización del primer presupuesto del nuevo gobierno, que podría votarse entre noviembre y diciembre. Republicanos, Comuns y cupaires llevan semanas valorando las opciones de sumar al ejecutivo con las dos ediles de la CUP (Laia Estrada y Eva Miguel).

Inicialmente, la voluntad de las anticapitalistas era la de tener un pacto cerrado el pasado 15 de julio, pero ahora estas intenciones se han enfriado y lo cierto es que, a día de hoy, esta posibilidad está muy lejos. De hecho, los Comuns no abordarán en asamblea la situación hasta septiembre, ya en plena negociación para la aprobación de las cuentas. Todo hace prever, pues, un otoño caliente.   

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