Parc Riuclar, el barrio más pequeño de Tarragona, se queja también de ser el más olvidado

Reclama al Ayuntamiento una mejora e incremento de las zonas ajardinadas, una reforma de la ermita debido a su estado de deterioro y la instalación de las marquesinas en dos paradas

25 abril 2018 08:14 | Actualizado a 26 abril 2018 10:38
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«Parc Riuclar es el barrio más pequeño de Tarragona y también el más olvidado». Así define Josefa Rodríguez, la presidenta de la asociación de vecinos, la situación que se vive en este barrio: arbustos que se han secado, parterres no terminados, falta de bancos, de marquesinas en las paradas de los autobuses, deterioro de la cornisa de la ermita, etc.

La dirigente vecinal comenta que no quieren nada nuevo, «sólo que se mantenga lo que hay». 

Durante los seis años que Josefa Rodríguez lleva al frente de la asociación de vecinos sólo se ha inaugurado una cosa: la placa de la plaza Elena Regidor –la que fuera dirigente vecinal– en el lugar donde se hizo la primera reunión vecinal. Fue en julio de 2016, por las fiestas del barrio. «Nada más», subraya Rodríguez.

La presidenta de la Associació de Veïns Parc Riuclar apunta que un responsable del Ayuntamiento –no político– le comentó que «se arreglaban las cosas según el número de habitantes que tiene el barrio». Si es así, Parc Riuclar lo tendría bastante mal, porque apenas llega a los 400. Rodríguez le contestó que «las necesidades son las mismas en un barrio grande que en uno pequeño».

Parque vecinal

Uno de los lavados de cara que sí se han hecho es en el pequeño parque que hay justo al lado de la sede vecinal. «Nos han quitado las hierbas y nos han pintado los bancos».

Pero han sido los únicos, porque en el resto del barrio no lo están. Sobre los bancos, comenta que los que hay en la zona de la ermita son los que en su día sacaron de la Rambla Nova de Tarragona para sustituirlos por unos nuevos.

La situación de falta de mantenimiento, según Rodríguez, no es nueva, sino que se viene arrastrando desde hace años, «les cuesta que nos hagan cosas», en referencia al Ayuntamiento. Y eso que el barrio sólo tiene la rambla, una plaza y el parque, «que es muy grande en comparación con las dimensiones del barrio».

Una de las críticas van dirigidas hacia las supuestas zonas verdes: «Aquí al lado de la sede de la asociación de vecinos plantaron unos laureles, que se han secado». Están en un parterre con cuatro palmitos, «y esto lo consideran zona verde. Y además el parterre ni está terminado», recalca.

 Una de las peticiones que lanza la presidenta de la asociación de vecinos, Josefa Rodríguez, es que se instale una parada de autobús en la calle Mas de l’Orovi

El concejal José Luis Martín «nos prometió hace dos años que nos pondrían plantas y nos arreglarían los jardines», dice la presidenta. 

Durante el recorrido con Josefa Rodríguez y María del Mar Puerta –la secretaria de la asociación–, señalan una de las situaciones paradójicas se da en la calle Baró de Pierre de Coubertin, que une  L’Albada y Parc Riuclar. En el primer barrio hay acera, pero cuando llega al segundo se corta de repente en el lado que da al campo.

De las tres paradas de autobús de la EMT que hay en el barrio sólo una tiene marquesina, concretamente la de Mas del Sevil. «La respuesta fue que no hay marquesinas y sí mucha lista de espera». También les comentaron que dan prioridad a las paradas con más usuarios.

Otra de las peticiones es que pongan placas a los bloques, porque una misma vía puede tener tres o cuatro bloques con el número 1. Ello complica el trabajo del personal de Correos o de reparto, e incluso de las ambulancias, cuyo personal tiene que llamar por teléfono al peticionario del servicio porque no encuentra la dirección.

El merendero fantasma

Han pasado los años pero Josefa Rodríguez todavía se acuerda de la promesa que le hizo el alcalde Josep Fèlix Ballesteros al poco tiempo de tomar ella posesión del cargo.

«Hace seis años la nueva junta directiva acudió a su despacho a presentarnos. Sin decirle nada nosotros, nos prometió un merendero en la zona de la ermita. Ha pasado el tiempo y el solar sigue allí, poblado de hierbas». 

Mas recientemente, Ballesteros les dijo que les pondrían dos bancos «ya» en la zona en la que tenía que ir el merendero. Y si funcionaba la idea, colocarían más. Ha pasado el tiempo y tampoco, nada de nada.

Otra de las promesas incumplidas también salió de la boca de Ballesteros, asegura Josefa Rodríguez. Como en el barrio han aparecido muchas pintadas, «el alcalde, hace un mes, nos dijo que se podrían en contacto con grafiteros para realizar cuadros chulos para tapar las pintadas y que el Ayuntamiento pondría la pintura».

La ermita se cae

El único ‘monumento’ que hay en el barrio es la ermita a la Dolorosa o Virgen de los Dolores. Se trata de un pequeño templo donde apenas cabe una veintena de personas. En su día era de propiedad particular y formaba parte del jardín de la masía Mas del Sevil.

Pero la misma fue expropiada por el Ayuntamiento en la época del alcalde Joan Miquel Nadal. El alcalde vio que la puerta daba a las montañas e hizo que abrieran una para que se accediera directamente desde el barrio.

Desde hace tiempo hay desprendimientos en la cornisa y en la fachada, sin que nadie lo arregle. La ermita –que cuenta con iluminación durante la noche– está vallada y nadie se puede acercar, para evitar riesgos.

Una vez al año se hace misa, aunque en el exterior, en julio, durante las fiestas del barrio. «Si estuviera en buenas condiciones la gente seguro que entraba». En el exterior también se podrían hacer actos.

Desde la asociación de vecinos hace tiempo que vienen denunciando esta situación, «incluso la anterior junta ya pidió que arreglaran los desperfectos. Y nada». Y eso que por el barrio han pasado políticos de todos los partidos.

Desde el Ayuntamiento

Ante las quejas de las responsables de la asociación de vecinos de esta zona de la ciudad, fuentes municipales señalaron al Diari que el Ayuntamiento ya ha pintado diez de los bancos que hay en el barrio y que hay otros dos que están lijados. Sobre las zonas verdes, apuntaron que los jardineros están arreglando los rincones de Tarragona durante esta primavera.

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