Patinetes: de ‘juguete’ a medio de transporte

Crónica. Competencia. El lunes se cumplen tres meses de la puesta en marcha del servicio. Las operadoras discrepan sobre si hay mercado para todas

24 abril 2021 07:00 | Actualizado a 24 abril 2021 10:10
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La escena comienza a repetirse en algunos puntos céntricos de la ciudad: los patinetes eléctricos de las tres empresas que se dedican al alquiler se amontonan en los aparcabicis.

El lunes se cumplen, justamente, tres meses desde que arrancó el servicio. En total cada una de las empresas con permiso de operar en la ciudad puede poner en la calle 500 patinetes, lo que da un total de 1.500. Y la pregunta que surge es: ¿Hay mercado para todas? La cuestión es pertinente justo esta semana, cuando una cuarta empresa, Dott, ha anunciado tener también interés en instalarse en la ciudad.

Cada una de las operadoras tiene una opinión distinta sobre lo que sucederá, pero lo cierto es que las tres (pese a la competencia por los usuarios y a que a simple vista no se ven muchos patinetes de alquiler circulando) dicen que les va bien y siguen convencidas en su apuesta por Tarragona.

¿Mercado para todos?

Desde Bird, una de las dos primeras en comenzar a operar, explican que están contentos con la evolución. «El uso de los patinetes ha ido aumentando y poco a poco se van usando cada vez más». Pese a que reconocen que se notó la llegada de un tercer operador, consideran que hay negocio para los tres.

Una de las muestras de su apuesta por la ciudad, dicen, es que están cambiando los patinetes por un nuevo modelo. El nuevo es más robusto, con mejor suspensión, la batería dura más y tiene mejor sistema de geolocalización, lo que les permitirá ‘afinar’ más a la hora de evitar que se aparque fuera de sitio.

Desde Reby, la otra empresa que está desde el inicio, creen que «teniendo en cuenta casos de grandes ciudades europeas, el modelo ilimitado que se está adoptando no es sostenible para que el servicio tenga un buen funcionamiento con todas las garantías. Esto ya se ha dejado notar en Tarragona, ya que desde la entrada de un tercer operador se han incrementado los problemas y las quejas», señalan.

Pero, pese a todo, ellos también apuestan por seguir: «Somos una empresa catalana y creemos que debemos tener presencia en nuestro territorio y vamos a trabajar para estar en el máximo de lugares posibles... Sin embargo, en caso de que vayan aumentando el número de operadores y nosotros empecemos a disminuir nuestros ingresos, afectará en el hecho que no podamos invertir tanto en tecnología, pero la opción de marchar no está sobre la mesa».

En Spin, la última en incorporarse, dicen directamente que «estamos muy contentos. A pesar de que teníamos experiencia en EE.UU. en ciudades de las dimensiones de Tarragona, la verdad es que se han superado todas nuestras expectativas», dice Roger Puigví, Government partnerships director de la empresa.

Su posición es que estamos muy al principio del servicio para saber cómo irán las cosas. Cree que «el mercado dirá; la oferta crea demanda; cuantos más, mejor». Considera, incluso, que el Ayuntamiento podría pensar en un sistema que permita a las empresas que operen mejor poder hacer crecer su flota.

La posibilidad de internalizar

Hasta ahora, para poner en marcha el servicio, el Ayuntamiento ha ofrecido permisos temporales a las empresas para que operen en la ciudad con la idea de ver cómo funciona el servicio y luego, si es el caso, convocar una licitación. De esta forma son las empresas las que asumen el riesgo.

No obstante, esta semana se ha abierto una nueva posibilidad. El pleno municipal ha aprobado una moción de la CUP (con el voto a favor de ERC, Comuns, Junts y PSC) que, entre otras cosas, habla de «estudiar la viabilidad de internalizar el servicio de patinetes eléctricos, una vez finalizados los contratos firmados con las empresas que los gestionan».

En ese aspecto las empresas son más cautas a la hora de opinar y todas señalan que se plegarían a las normas municipales. Puigví señala que ‘internalizar’ puede significar muchas cosas, desde una gestión municipal directa, hasta un servicio público gestionado por una empresa privada. En todo caso, explica, las normas europeas van en la dirección de que la iniciativa privada pueda incorporarse a prestar servicios que hasta ahora eran estrictamente públicos.

En todo caso, insiste, lo que hay que pensar es qué se persigue con internalizar, si que los precios se ajusten a los del transporte público, o cubrir áreas concretas de la ciudad, por ejemplo.

Los usuarios están cambiando

En lo que sí coinciden las tres operadoras es en que el uso que se está dando a los patinetes ha ido cambiando y pasando de fines de semana y tardes (lo que sugiere un uso más lúdico) por un uso entre semana y por las mañanas, lo que hace suponer que comienzan a emplearse también para hacer otros desplazamientos, como ir al trabajo o a clases.

Desde Reby, por ejemplo, cuentan que «la duración de los desplazamientos continúa estable, a una media de 10,75 minutos y una distancia recorrida de 1,6 km; como hemos dicho en anteriores ocasiones, nuestros vehículos se utilizan, mayoritariamente, para los desplazamientos de última milla, sobre todo entre las zonas del Eixample y el Centro». Además, las empresas también coinciden en que una de las zonas con más uso es la de El Serrallo-Port Esportiu.

En lo que se refiere al uso incívico de los patinetes, desde Spin reconocen que durante su primera semana hubo quienes se aprovecharon de sus abonos de manera inadecuada. En este sentido, aseguran, el problema se ha ido atenuando y explican que colaboran directamente con la Guàrdia Urbana y cuando se detecta que se puede estar haciendo un uso indebido se bloquea la cuenta del usuario.

«Por ejemplo, nos llamó un comerciante explicando que había visto pasar uno de nuestros patinetes con tres personas y, gracias a que podemos ver la ubicación en el momento, bloqueamos la cuenta», dice Puigví.

En el tema del aparcamiento, sobre el cual también ha habido quejas, las tres empresas insisten en que el número de quienes aparcan mal es minoritario.

Visto lo visto, tres meses se antojan pocos para saber si 1.500 patinetes son muchos o pocos.

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