Patinetes en Tarragona: una montaña rusa

Desertización. La salida de Lime y Spin ha disminuido drásticamente el número de patinetes eléctricos repartidos por la ciudad. Apenas hay uno o dos en cada parking

22 enero 2022 19:40 | Actualizado a 23 enero 2022 06:46
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En cuestión de días, la imagen de la ciudad en cuanto a la cantidad de patinetes eléctricos de alquiler desplegados ha cambiado totalmente. Se ha pasado de unos aparcamientos completamente saturados que apenas dejaban espacio para los patinetes o bicicletas de particulares a unos racks vacíos, o con uno o dos patinetes de alquiler, en el mejor de los casos.

Esto se debe, básicamente, a la salida de Lime y Spin, dos de las cuatro empresas que operaban en la ciudad y que la semana pasada decidieron abandonar el mercado tarraconense. En el caso de Lime, a raíz de la obligatoriedad de llevar casco al conducir el patinete, que entrará en vigor en las próximas semanas. Por su parte, Spin abandonó todos los mercados de permiso abierto, es decir, aquellos en los que pueden entrar a operar tantas empresas como quieran sin que el servicio esté regulado por un concurso público.

Actualmente, según el convenio firmado con el Ayuntamiento de Tarragona, las empresas pueden operar con un mínimo de 100 vehículos y un máximo de 500. No obstante, entrando en las aplicaciones de Reby y Bird se puede comprobar el número de vehículos disponibles. En el caso de la primera son unos 30, mientras que la segunda tiene solo una decena. Cifras muy por debajo del mínimo exigido por el consistorio. Así, se ha pasado de la sobreoferta a una oferta incluso por debajo de la demanda de los usuarios de Tarragona, que ahora se pueden encontrar que no disponen de patinetes para moverse.

En este sentido, si uno se fija en los diferentes aparcamientos puede observar que muchos de ellos están vacíos o que solo hay uno o dos patinetes de Reby y Bird estacionados. Se ha pasado de una saturación de vehículos que no respondía a la demanda real del mercado, pues Tarragona es una ciudad pequeña y sin una tradición de movilidad sostenible lo suficientemente arraigada como para ofrecer tantos patinetes de alquiler, a un escenario en el que apenas se puede dar servicio a los usuarios.

El consistorio ya reconoció en su momento que había una sobreoferta de VMP de alquiler que no permitía que aquellos usuarios de patinetes y bicicleta particulares pudieran utilizar los aparcamientos instalados por las empresas como condición para operar en la ciudad. Unos racks que debían ser una contraprestación en beneficio de Tarragona que sirviera para toda la ciudadanía y no solo para las firmas de patinetes, como ocurría hasta la semana pasada pues todos estaban ocupados por los vehículos de éstas.

Ahora el escenario ha cambiado, los aparcamientos ya no están saturados de patinetes y, en algunos casos, ya se ve alguna bicicleta aparcada en ellos. Ahora será el momento de ver si realmente la gente de Tarragona utiliza la movilidad sostenible para desplazarse y la gran cantidad de aparcamientos son de utilidad para los usuarios particulares. Con el nuevo carril bici se quiere potenciar esta forma de moverse, pero la verdad es que haría falta una red más completa por toda la ciudad.

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