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«Están fuertes y tranquilos. Saben y controlan todo lo que está pasando a fuera». Así hablaba el líder de ERC en Tarragona, Pau Ricomà, de Oriol Junqueras y Raül Romeva, pocos días después de su visita a la cárcel de Lledoners. Fue el pasado 26 de octubre, cuando la formación republicana propuso a cuatro cargos electos para conversar con los líderes del Procés. Ricomà estaba entre ellos y no desaprovechó la oportunidad.
Ni más ni menos que tres horas y media duró la reunión. «La cárcel es abrumadora, impresiona mucho», explica Ricomà. El primero en entrar fue Romeva. «Apareció en chandal, hace mucho deporte», desvela el portavoz de ERC en el Ayuntamiento de Tarragona. Romeva le encargó a Ricomà dar recuerdos a dos conocidos tarraconenses: el activista Josep Sementé y el director de cine Jesús Monllaó. «De Sementé me dijo que le había escrito una carta muy bonita, y de Monllaó que, en una ocasión, durmió en su casa. Me pidió que les saludara de su parte», explica Ricomà.
Pasados unos minutos, entró en la sala el exvicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, con dos libros en la mano. «Nos abrazamos y nos emocionamos. Le tengo mucho aprecio. Antes de que ocurriera todo, habíamos mantenido reuniones y también alguna discusión tonta típica de las dinámicas de partido», relata Ricomà, quien añade que «sin ninguna duda, el día 26 fue la vez que más largo y tendido hemos podido hablar».
Ricomà y Junqueras hablaron del panorama político de la ciudad a siete meses de las elecciones municipales. El exvicepresidente se interesó por los barrios de Tarragona y aconsejó al alcaldable republicano que mantuviera conversación y relación con el resto de formaciones. «Me recomendó que no nos cerráramos en banda», explica Ricomà, quien añade que «le transmití que estamos bien posicionados, que somos la primera fuerza independentista en Tarragona y que trabajaríamos para configurar unas buenas listas. Le dije que iríamos a por todas, aunque la situación es compleja».
De Ballesteros casi que ni hablaron. «Me preguntó si se volvía a presentar, pero fue muy de pasada», relata Ricomà, quien confiesa que comentaron la situación de Ciutadans en Tarragona.
Ricomà asegura que ambos están en plena forma, aunque Junqueras está más delgado de lo habitual. «Nunca los he visto tan fuertes, tranquilos y sabiendo todo lo que está pasando aquí a fuera. Saben que pueden caerles muchos años, pero no renuncian a seguir participando activamente de la política», explica Ricomà, quien añade que «durante el encuentro hicimos muchas bromas».
El número 1 de ERC en Tarragona confiesa que «me daba un poco de respeto no saber como los encontraría. Pero me sorprendió porque, a pesar de todo, tienen las ideas muy claras, más que nunca. Saben que existe la posibilidad de estar en prisión muchos años y que todo servirá de algo».
De Tarragona a Europa
En la conversación salió el tema de las elecciones europeas. «Le dije a Junqueras que es una buena idea presentarse y creo que mucha gente de fuera de Catalunya le va a votar», explica Ricomà, quien añade que «además, será una manera de internacionalizar el conflicto catalán». Junqueras le respondió que deben esperar la reacción del Estado español. «Seguro que ponen pegas, me dijo», relata el republicano.
Respecto a una posible lista unitaria, tanto Ricomà como Junqueras lo tienen claro. «Debemos demostrar a aquellas personas no independentistas que no sentimos animadversión hacia ellas. Esta será la clave del éxito», asegura Ricomà, quien añade que «para el resto, no es una prioridad, pero para nosotros sí».
Ricomà salió de Lledoners reforzado. «Creo que Junqueras tiene la sensación de que parte de lo que pase depende de él, y esto le obliga a no desmoronarse y a asumir la responsabilidad», asegura el republicano, quien reconocía sentir admiración absoluta, tanto por Junqueras como por Romeva. Después de tres horas y media, llegó el momento más emotivo.
«El de irnos, abrazarlos y dejarlos allí», recuerda Ricomà, quien explica que antes de dejar Lledoners coincidieron con Quim Forn, Jordi Turull, Josep Rull y Jordi Sánchez, en los pasillos de la cárcel. «Estuvimos con ellos diez minutos hablando. Turull me preguntó por Tarragona. Era como si nos conociéramos de toda la vida», relata Ricomà, quien añade que «Junqueras, antes de irnos, me dijo que ellos pasarían tiempo encarcelados, pero que nosotros no deberíamos distraernos. Moralmente, son unos gigantes».
