Pequeños guardianes del Amazonas

Alumnos de cuatro escuelas de la demarcación se cartean con niños de la etnia Puyanawa, de Brasil. Ayer, dos representantes vinieron a entregárselas en persona

28 mayo 2019 15:45 | Actualizado a 30 mayo 2019 12:33
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La escena resulta, por lo menos, llamativa: hay unos 150 niños de todas las edades en la playa de La Móra junto a dos representantes de la etnia Puyanawa, de la selva amazónica brasileña.

Pese a lo inusual que parezca la estampa, en realidad de lo que se trata es de una reunión de amigos. Todos los niños, alumnos de escuelas del territorio, forman parte de la Xarxa d’Escoles Guardianes de l’Amazònia y quienes les visitan son Puwe y Vari. Esta es la tercera vez que vienen a hablarles de sus tradiciones y, sobre todo, a traer su cargamento más preciado: las cartas que han escrito los niños de la Escuela Ixubai del estado de Acre, en Brasil.

Contra el cambio climático

Cuenta Alex Gimeno, profesor de primaria en la escuela La Canaleta, de Vila-seca, que todo comenzó hace dos años cuando en su centro se propusieron iniciar un proyecto para concienciar a sus alumnos sobre el cambio climático. Justo por aquellas fechas él acudió a una charla que daban Puwe y Vari invitados por la ONG  Guardians de l’Amazònia. Supo entonces que esta etnia considera que todos los seres vivos, plantas y animales forman un solo organismo y, por eso, hay que cuidarlos a todos.
Fue así como se pusieron en contacto y al año siguiente se sumaron también a la iniciativa las escuelas La Vitxeta de Reus, Guillem de Claramunt de La Secuita y Consol Ferré de Amposta.

Comunidad en recuperación

Los Puyanawa sufrieron, como muchos otros pueblos de Acre, con la explotación de goma y caucho a principios del siglo XX. «Desde los primeros contactos con los no indios, muchos han muerto en enfrentamientos o a causa de enfermedades adquiridas. Los sobrevivientes fueron forzados a trabajar en el caucho y vieron su forma de vida cegada por los ‘coroneles del caucho’. Fueron despojados de sus tierras, catequizados y educados en escuelas que prohibían su cultura», señalan desde la ONG.

Sólo con el inicio del proceso de recuperación de sus tierras, en el 2000, la cultura Puyanawa volvió a ser valorada por los propios indígenas, que se han esforzado por recuperar su lengua.

Cartas de ida y vuelta

A  lo largo de todo el curso, las escuelas locales realizan diferentes actividades sobre medio ambiente. Pero tal vez la que más ilusión les hace es la que justo ayer tenía su punto culminante: el intercambio de cartas con los niños de la escuela brasileña.
Después de un recorrido por el Bosc de la Marquesa, y de jugar y bailar en la playa, Puwe y Vari, (quienes estuvieron recientemente en una reunión del G7 en Francia) les hicieron entrega de las cartas de los niños brasileños. En ellas algunos les hablaban de sus comidas favoritas, como cocodrilo asado, de su afición por el fútbol o les preguntaban si también les gustaba ir en canoa.

Los niños de aquí han estado preparando sus cartas con mucha ilusión. En ellas les hablan también de lo que les gusta comer, de sus animales favoritos o de sus juegos. Noa, de nueve años, resume: «Hemos aprendido mucho de sus tradiciones. Nos gusta como son».

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