Podría no servir de nada ser el ganador: «Será muy complicado tejer alianzas»

Los socialistas logran la victoria electoral con 33 escaños -4 en Tarragona-, pero se encuentran ante un Parlament fragmentado, en el que la investidura de Salvador Illa será un reto

15 febrero 2021 00:16 | Actualizado a 15 febrero 2021 00:30
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El Efecto Illa cumple con su cometido y convierte al PSC en el ganador de las elecciones al Parlament de Catalunya. Los socialistas empatan en número de escaños con ERC –33– y se posicionan como primera fuerza en número de votos –650.638, con el 98% del escrutinio–. La formación liderada por el exministro de Sanidad gana 16 escaños respecto a las elecciones de diciembre de 2017, cuando el PSC caía en picado y quedaba en cuarta posición.  

Si no fuera por la pandemia, la celebración en la sede de la calle Ramon y Cajal de Tarragona habría sido de esas memorables. Y es que en la demarcación de Tarragona, pese haber quedado segunda fuerza por debajo de ERC –con 55.463 votos–, ha duplicado el número de escaños. De dos a cuatro. Los representantes tarraconenses en esta próxima legislatura serán la candidata Rosa Maria Ibarra, el exconcejal de Ciutadans al Ayuntamiento de Tarragona, Rubén Viñuales, el alcalde de Batea, Joaquim Paladella y, por último, la número 4, la alcaldesa de Cunit, Dolors Carreras. 

Para los de Illa, la noche de ayer solo fue el principio de una cruzada que se prevé larga y dura. Los socialistas deben ahora buscar complicidades y alianzas si lo que quieren es que el exministro se convierta en el 132 presidente de la Generalitat. El protagonista lo dejaba claro ayer, a las 23.18 h de la noche, cuando hacía su primera aparición como el gran triunfador de la noche: «Dije que ustedes pusieran los votos, que nosotros nos encargaríamos del cambio. Desde aquí anuncio que me presentaré a la investidura». 

Sonrisas bajo mascarillas rojas

En la sede de la calle Ramon y Cajal de Tarragona, la noche empezaba fría. Solo la candidata Rosa Maria Ibarra, acompañada de un asesor, seguía de cerca el escrutinio. A diferencia de otras elecciones, ni aperitivo, ni pantalla gigante, ni interventores explicándose las anécdotas de la jornada. Silencio imperioso, pero sonrisas tímidas y contenidas debajo de las mascarillas. Rojas todas, por cierto. «Hemos conseguido los mejores datos de los últimos 20 años». Fueron las primeras palabras de la candidata por Tarragona, Rosa Maria Ibarra, quien aprovechaba para agradecer la confianza a sus votantes. 

Ibarra aseguró que «estos resultados demuestran que el socialismo democrático se manifiesta como un elemento clave en cualquier proyecto de construcción de Catalunya», y añadía que «los vetos y cordones sanitarios no tendrán sentido con los datos encima de la mesa». 

Ibarra lamentaba no poder celebrar la victoria con la militancia, teniendo en cuenta que la noche electoral de los últimos comicios, en 2017, la sede de la calle Ramon y Cajal parecía un velatorio. La candidata tarraconense reconocía que este aumento en el número de votos en la demarcación –más de 3.300 respecto a las últimas– podría tener relación con el batacazo del partido de Inés Arrimadas. «Entendemos que hubo una parte de la población que, en su momento, pensó que Ciutadans era el instrumento necesario para solucionar los problemas en Catalunya. Pero no ha sido así y estos votantes han optado por volver de nuevo al proyecto socialista», aseguraba Ibarra. 

La candidata tarraconense opinaba que durante la próxima legislatura, el hemiciclo estará «más fragmentado que nunca» y reconocía que «será muy complicado tejer alianzas y poder hacer gobierno». Pese a ello, Ibarra aseguraba que el PSC «es un partido serio, de gobierno, con la intención de trabajar para tirar adelante los grandes proyectos que el Camp de Tarragona tiene pendientes».

La gran novedad de la noche de ayer fue la irrupción con fuerza de la ultraderecha en el Parlament catalán. Ibarra también quiso decir la suya: «La entrada de Vox nos preocupa muchísimo. Hemos detectado una subida importante en los barrios de la ciudad. El mensaje xenófobo de esta formación no es positivo para la vida política. Creemos que esto ayudará a generar más crispación en el hemiciclo», opinaba la candidata socialista.

A partir de hoy, la formación de Illa deberá empezar a buscar amigos entre las filas de la izquierda para poder formar gobierno. «Lo hemos dicho a lo largo de la campaña. Queremos un gobierno de izquierdas, como el que tenemos en España. Nuestra preferencia es gobernar con los Comuns. Pero todavía falta sentarnos y analizar  bien los resultados», decía Ibarra.

Por su parte, el gran ganador de la noche, Salvador Illa, aparecía emocionado ante los medios de comunicación, con un discurso contundente y claro: «Pedí que votaran con esperanza, la esperanza siempre es más fuerte que el miedo y el afecto más que el odio», decía Illa, quien aseguraba que «la victoria es clarísima». Para el líder socialista, los resultados «tienen un significado muy claro: pasar página, escucharnos y reencontrarnos», y añadía que «Catalunya ha vuelto y el cambio es ya imparable». 

Durante la campaña, Illa pedía el voto para que «el PSC pudiera poner el cambio». Ahora, la formación debe demostrarlo. Por el momento, Illa anunciaba ayer que se presentaría a la investidura. Los posibles pactos están encima de la mesa, a pesar de los vetos que se han puesto unos a otros durante la campaña electoral. Illa, hace apenas unos días, dejaba claro que en su gobierno no habría independentistas, lo que pone entre las cuerdas un posible pacto con ERC y los Comuns. Si las complicidades no acaban surgiendo, el resultado será parecido al de 2017, cuando las fuerzas independentistas sumaron –como lo hacen ahora– y acabaron formando gobierno.

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