¿Por qué no se tatúan los políticos?

Scan City Tarraco. Razones. ¿Será que no lo hacen por salud o para no perpetuar un compromiso y tener así más fácil cambiar de piel o de camisa?

29 octubre 2019 08:20 | Actualizado a 29 octubre 2019 13:35
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La clasificación de la consultora Dalia, según publicó Diario 16, colocaba a España como el sexto país más popular del tatuaje, con nada menos que el 42% de los encuestados contestando afirmativamente a la pregunta de si tenían al menos un tatuaje. Por delante, además de Italia (48%), están Suecia (47%), Estados Unidos (46%), Australia (43%) y Argentina (43%). Siendo así, es horripilante pensar en el fallo de los jefes de gabinete de los partidos políticos. No han captado votos simpáticos de pertenencia a una ‘moda’ que iguala a todas las clases sociales sobre un mismo paraguas: el tatuaje de sus líderes. ¿Entonces por qué no se tatuan los líderes políticos?

Fraga, en el año 1966 se bañó en Palomares para decir a las masas que no había peligro alguno de radiación en la aguas de Almería. Fue poco después de caer cuatro bombas nucleares, tres en tierra y una en el mar. Al menos, no se le podrá negar un cierto atributo ‘varonil’, propio de las películas Torrente demostrando con su acción que no corríamos peligro.

Curiosa muestra de la evolución de modas, absolutamente respetables pero que, un reciente estudio del European Commission’s Joint Research Centre, se asegura que la tinta que se emplea para hacer los tatuajes podría ser en realidad mucho más peligrosa para nosotros de lo que podemos llegar a imaginar al estar hecha a base de productos químicos muy peligrosos y cancerígenos, como plomo, níquel y arsénico, además de las posibilidades de infecciones de la dermis.

Del tatuaje típico de los años 60 que decía ‘lola’ o ‘amor de madre’ e inducía a estigmatizar a los portantes, atribuyéndoles actitudes delictivas o, cuanto menos, de marinería ruda, o de haber pasado por la trena, hemos pasado a una situación absolutamente ‘cool’ y de estética absolutamente moderna y fashion. En la actualidad, no es menos cierto que la estética de los tatuajes muestra absolutas obras maestras de arte impreso en piel que pueden gustar o no pero que consolida las modas ‘invasivas’ ya iniciadas con la cirugía estética y la era de las siliconas. Los usan los cantantes, los futbolistas, actores como iconografía de sí mismos o a modo de ‘diario personal’.

La reflexión, desde el respeto a la libertad del individuo, es el coste que pueda llegar a tener para la salud y el sistema sanitario público. Durante décadas hemos vivido de la permisividad del tabaco como generador de impuestos para el Estado, para luego castigarlo a ser una ‘caja asesina’ que mata y lo debe llevar imprimido en la portada del cartón. Y si mata, entonces resulta hipócrita su comercialización, sin considerar que sea una lenta inducción al suicidio o a la autodestrucción de la salud. No sé si con los tatuajes está pasando lo mismo.

Y es que entonces, solo queda una deducción posible: la clase política no se tatúa porque muy saludable no debe de ser. No me cabe otra razón para entender que los jefes de gabinete aman a sus líderes y les impiden lucir para captar la simpatía de las masas y generar una verdadera actitud moderna, de moda y de implicación social con la sociedad y sus hábitos.

Y por ello, la segunda derivada deductiva, si cabe más vieja que el mundo, es aquella de allá donde fueres haz lo que vieres. Así pues, una buena manera de no meter la pata en no hacer aquello que los políticos no hacen. Ah, y de rebote, tampoco hacer lo que los médicos no hacen. Verán muy pocos tatuados. Y ya saben, la excepción confirma la regla; lo digo por los tatoos de Cifuentes.

Solo queda una tercera derivada. Los políticos no pueden tatuarse porque lo deberían borrar enseguida. Lo digo no solo por lo de ‘amor de madre’ o ‘lola’, sino por los simbolismos surcando su piel. Así es más fácil mudar de piel. Si casi la mita de la sociedad se tatúa para perpetuar un compromiso en su piel, bien de amor, de ideales, de símbolos o de compromisos… ¿Por qué los políticos no se tatuan? ¿No será porque les es más fácil cambiarse de camisa a conveniencia ?

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