Port Esportiu de TGN, una gran alternativa fallida para la fiesta nocturna

Tras una década de grandes éxitos, el principal espacio urbano de ocio nocturno inició un declive del que nunca logró reponerse

15 julio 2019 07:00 | Actualizado a 15 julio 2019 07:21
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La construcción del nuevo puerto deportivo de Tarragona a finales del siglo XX significó una oportunidad inmejorable para solucionar la problemática del ocio nocturno en la ciudad. La planta inferior de la infraestructura portuaria se llenó progresivamente de locales para los más jóvenes, logrando un éxito indiscutible durante los primeros años. La idea de crear un gran espacio de marcha en el Port Esportiu resolvía de un plumazo los tres retos que planteaba esta cuestión: desde la perspectiva de la accesibilidad, permitía a los clientes acercarse a pie hasta la misma zona de fiesta, evitando los riesgos que conllevan los trayectos en coche y moto a altas horas de la madrugada; en cuanto a la seguridad, parecía evidente que resultaba más sencillo garantizar el orden público en un entorno urbano limitado que en una multiplicidad de establecimientos dispersos por la ciudad; por último, sobre los problemas de naturaleza acústica, el hecho de aglutinar los locales de ocio en un área alejada de las viviendas permitía compatibilizar esta finalidad con la tranquilidad vecinal de forma idónea. Todo eran ventajas.

Sin embargo, con el paso del tiempo, este gran espacio accesible, seguro e inocuo se sumergió en un incomprensible y progresivo declive que lo convirtió en triste protagonista de diferentes noticias vinculadas con la violencia y el tráfico de drogas. Tras una década de éxito indiscutible, el Port Esportiu se adentró en una espiral autodestructiva que ahuyentó a los mejores clientes, convirtiendo la zona en una fuente inagotable de incidentes: peleas, robos, detenciones… incluso disparos. Gran parte de los visitantes más jóvenes terminaron abandonando este lugar, trasladando sus noches de fiesta a los nuevos locales que comenzaron a abrirse en la Part Alta (con la consiguiente problemática vecinal que arrastramos hoy en día) o a los establecimientos más populares de Salou, Reus y La Pineda.

Uno de los principales objetivos del Reial Club Nàutic de Tarragona durante los últimos años ha sido lograr la renovación de la actual licencia de explotación, que termina en el año 2024 y podría prorrogarse hasta 2039. El pasado otoño, la directiva entonces encabezada por Manel Cremades presentó un plan para renovar y actualizar las instalaciones y los accesos de este punto emblemático de nuestra línea de costa, con el objetivo de atraer a nuevos inversores que en el futuro deseen abrir sus negocios en este espacio. El presupuesto total de la obra asciende a 3,5 millones de euros, que se invertirán en tres fases diferenciadas: la primera se centrará en la zona de amarres; en la segunda se ampliará el parking, se cambiará la iluminación y se creará un área ajardinada y un parque infantil; y por último, durante la tercera fase se construirá una gran escalinata entre las dos alturas del complejo, que también servirá para celebrar todo tipo de eventos, y además se creará un paseo de madera en uno de los laterales.

Este ambicioso proyecto, sustancialmente ratificado por la nueva presidenta, Andrea Mazzanti, constituye una gran oportunidad para adecentar y regenerar una infraestructura icónica de la ciudad, con el año 2021 como fecha de finalización prevista. Sin embargo, los responsables del plan declararon explícitamente su rechazo a convertir de nuevo el Port Esportiu en una zona de marcha. Durante la presentación del proyecto se aclaró que la planta superior se reservará a restaurantes y la inferior a establecimientos náuticos, implementando «un reglamento interno de actividades en el que quede recogido explícitamente que no podrá haber actividades de discoteca ni similares». Si el proyecto se lleva finalmente a cabo, Tarragona volverá a disponer de un Port Esportiu moderno y revitalizado, aunque la esperanza de recuperar esta zona como espacio próximo y seguro de ocio nocturno parece descartada.

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