Premio a tres jóvenes investigadoras de Reus, Montblanc y La Canonja

La XX edición de los galardones de Recerca en Química reconoce el trabajo de tres alumnas del Col·legi Aura de La Canonja, del Institut Josep Tapiró de Reus y del Martí l’Humà de Montblanc

17 noviembre 2018 17:21 | Actualizado a 20 noviembre 2018 10:42
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Expectación, alegría y nervios vivieron ayer los estudiantes de Secundaria en la XX edición de los Premis de Recerca en Química, unos galardones otorgados por la Associació Empresarial Química de Tarragona y la Facultat de Química de la Universitat Rovira i Virgili (URV) y que este año han reconocido el trabajo de tres jóvenes investigadoras.

Elena Lázaro Hernández, del Col·legi Aura de La Canonja, se alzó con el primer premio con su trabajo Energía solar aplicada a la obtención de productos químicos con la tutora Vicenta Pastor Castillo. Por el galardón Elena se lleva 1.000 euros y el centro, 800. En segundo lugar quedó Imane Nassiri, del Institut Josep Tapiró de Reus con La química en una taza de té, con las tutoras Montserrat Vidal Civit y Yolanda Lizano Salas. El premio son 600 euros para la autora y 400 para el instituto.

Y el tercer galardón fue para Anna Arnanz Cantí, del Instituto Martí l’Humà de Montblanc con Agua o H20? Análisis de aguas de la Conca de Barberà con Fina Guasch Fransesch de tutora. La cantidad es de 500 euros, 300 para la autora y 200 para el centro.

Sin embargo, el veredicto se hizo esperar casi una hora de reloj. Aunque, eso sí, se trató de una espera amena de la mano del ingenio de Big Van Ciencia quienes, con el espectáculo Los monólogos científicos más gamberros, arrancaron las risas de los congregados en un Aula Magna del campus Catalunya que se vistió de gala para la ocasión.

Ellos mismos se presentaron como una rara combinación entre Marie Curie y Chiquito de la Calzada por aquello de la ciencia y el humor o si lo prefieren «como Bertín Osborne y Arévalo, pero sabemos multiplicar y dividir», en sus propias palabras.

Y ya que el tema iba de investigadores, los miembros de Big Van Ciencia asumieron que «los científicos no estamos considerados como la especie más sexy sobre la faz de la Tierra y tenemos un problema para reproducirnos. Pero si desaparecemos ¿quiénes quedarán?». Esta fue su particular manera de animar a los allí presentes a continuar su camino y dedicarse a estudiar aunque, apuntaron, «somos muy frikis y vosotros, que os habéis presentado a un premio, sois frikis profesionales, unos empollones».

La eterna tabla periódica

Con química de por medio, los monologuistas escogieron para sus soliloquios la nanotecnología y, como no podía ser de otra manera, la siempre presente Tabla Periódica de los Elementos, alegría de algunos y azote de otros. En cuanto a la nanotecnología, Alberto Vivó cantó sus virtudes de una forma asequible, así como su relación con la salud.

Por lo que respecta a la segunda, Oriol Marimon se metió en la piel del ruso Dmitri Ivánovich Mendeléyev, el creador de la preciada tabla y se lo imaginó en situación. A saber, «en su casa de la Siberia, con sus pantuflas y su vodka caliente ordenando los elementos de la tabla y pensando que 150 años después todos los estudiantes los tendrían que aprender». 

Bien, si lo pensó no lo sabremos nunca, pero sí es la realidad de los estudiantes de Secundaria, allí presentes, en un Aula Magna atenta a la presentación y expectante a la entrega de premios que llegaría después. Con participación de público y combustión incluida, el dúo Oriol-Alberto se marcó un rap de lo más original sobre por qué ser científico es la mejor opción para terminar defendiendo la química, «que puede hacer de esta sociedad un mundo mejor». 

Tras este mensaje llegó el momento más esperado de la tarde, la entrega de premios. La ganadora del tercer galardón, Anna Arnanz, puso de manifiesto con su investigación sobre el agua, cómo la del río Ebre es la «peor», en relación con otras fuentes. Por su parte, Imane Nassiri, que quedó segunda, habló del té y la salud, pero también de la relación que tiene con la belleza. No obstante, lo que más remarcó fue su dificultad a la hora de redactar su trabajo de investigación «ya que no domino la lengua castellana ni la catalana». A pesar de todo concluyó con un «lo que parecía imposible ha sido posible». 

Mientras, Elena Lázaro, ganadora del primer premio, instó a utilizar la energía solar, centro de su investigación.

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