'¿Privilegiados? Por la mañana ni siquiera sabemos si vamos a trabajar'

Los estibadores tarraconenses lamentan que se está demonizando la profesión a raíz del pulso que mantienen con el Gobierno. Hoy aprobará el Real Decreto que llevará el sector a la huelga

19 mayo 2017 16:15 | Actualizado a 24 diciembre 2019 23:21
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La última ocasión en la que se paró la actividad portuaria fue en 2010, cuando el ministro Francisco Álvarez Cascos modificó la Ley de Puertos. El preaviso de huelga era para tres días y en el segundo se creó una mesa de negociación que puso fin al conflicto. La estiba está de nuevo en pie de guerra. Después de un primer intento que consiguió abortarse, los sindicatos salieron de la reunión del martes con el Ejecutivo con un nuevo preaviso. En esta ocasión, para nueve días. Si hoy el Consejo de Ministros aprueba el nuevo Real Decreto difícilmente habrá marcha atrás.

Los trabajadores se muestran contrariados por la forma en la que se ha «demonizado» al colectivo. «¿Privilegios? Trabajamos 362 días al año, 24 horas, tanto si llueve como si nieva o hace calor. Estos son nuestros privilegios», asegura Jordi Morro. En el Port de Tarragona hay seis empresas estibadoras que operan bajo el paraguas de la Sociedad de Estiba y Desestiba del Puerto de Tarragona, SA (Estarraco).

Morro comenzó faenando como estibador a mediados de la década de los ochenta, durante los meses de verano. «A las siete de la mañana ya estábamos aquí por si necesitaban gente y podíamos conseguir un trabajillo», explica. El padre también trabajaba en el puerto. «Dicen que somos hijos, hermanos o cuñados. Sí, es cierto, bajábamos porque estaban nuestros padres, pero de los 600 que éramos solo quedamos unos 50. Eran ocho horas cargando y descargando sacos», explica.

Para acceder a una convocatoria de personal los requisitos son ser mayor de edad, tener el permiso de conducir, la FP de grado medio o superior con una de las titulaciones que establece el artículo 153 de la Ley de Puertos o acreditar cien jornadas de trabajo al año natural anterior a la convocatoria. «Se está vendiendo que hay que entrar de la mano de alguien, pero aquí todo el mundo tiene el derecho a presentarse», apunta David Vidaller, portavoz del comité de empresa. De hecho, el año pasado 22 estibadores nuevos entraron a trabajar en el enclave tarraconense.

Trabajo impredecible

Cada día a las 7 de la mañana las empresas de estiba entran a Estarraco las operativas y el personal previsto para el día.Una operación que se repite al mediodía. A partir de aquí se procede a hacer el sorteo con los trabajadores disponibles. «No sabemos nunca si vamos a trabajar o no ese día», afirma David Vidaller. Los turnos son de seis u ocho horas y es habitual que dupliquen la jornada, hasta un máximo de doce horas de trabajo. «Lo que la gente normal puede programarse el día, nosotros no lo tenemos. Nuestra vida es el trabajo», apunta Jordi Morro. De hecho, incluso bromean con que los divorcios son habituales en el colectivo.

El tráfico del puerto condicionará la demanda de profesionales. En los años noventa en el Port de Tarragona había 332 estibadores. A día de hoy la cifra es de 160. «La plantilla es corta. Faltarían veinte trabajadores», argumenta Joan Galera, presidente del comité de empresa. El puerto registró el año pasado un tráfico de 31,6 millones de toneladas, un 5% menos. Pese a ello, apunta que «estamos desbordados. Lo que cayó fue el petróleo, pero la actividad comercial se incrementó bastante», argumenta.

El trabajo de la estiba ha evolucionado mucho en los últimos veinte años. Joan Morro explica que en sus inicios se pasaba la jornada cargando y descargando sacos. En verano, tan solo con un bañador puesto. Los contenedores transformaron el sector y de la actividad manual se pasó a la grúa. «Con la mecanización se pasó de operativos de veinte trabajadores a diez, mientras que las grúas simplificaron la descarga de tres personas a una», describe Joan Galera.

El colectivo justifica en la necesidad de esta forma física el hecho de que sea una profesión básicamente masculina. Pese a ello en el Port de Tarragona trabajan tres estibadoras fijas, además de las eventuales.

Versatilidad profesional

Apuntan que la formación de estos profesionales es constante y que la polivalencia garantiza que, con plantillas más reducidas, pueda abordarse cualquier operativo. «Manejar una grúa no es fácil y aquí todos tenemos el carné profesional», asegura Jordi Inglés. Galera apunta que «antes éramos mano de obra pura y dura, mientras que ahora manejamos las grúas, las máquinas, los camiones, los sistemas informáticos y gestionamos el trabajo. Una misma persona tiene una gran polivalencia, lo que ayuda a la empresa a reducir los costes ya que un mismo trabajador puede hacer muchas actividades», argumenta.

Esta evolución también se ha producido en cuanto a la seguridad. Pese a ello, la de la estiba es una profesión en la que la siniestralidad siempre ha sido elevada. Aseguran que uno de cada cuatro trabajadores tiene a lo largo de su carrera un accidente grave y, de los cuatro que forman parte de esta conversación, todos ellos han sufrido algún que otro percance. «Podríamos estar los cuatro muertos», dice Morro.

Hace unos años estos eran mucho más frecuentes, hasta que se decidió regularizar el tema de las horas y se prohibió que pudieran trabajarse 18 horas seguidas. Ahora lo habitual son las jornadas de doce horas.

Primas por rendimiento

Otro de los aspectos en los que se ha puesto el foco de atención hace referencia a los salarios. Según el convenio, los profesionales que operan en Tarragona tienen cuatro categorías laborales con sueldos brutos base que van de los 850 euros a los 1.650.A esta suma hay que añadirle si doblan turno y los pluses de nocturnidad y festivos, además de las primas que perciben por rendimiento. Con todo, el sueldo medio bruto de un profesional oscila entre los 60.000 y los 70.000 euros.

Lamentan que «se esté cuestionando nuestra profesionalidad. Tan sólo pedimos poder mantener los puestos de empleo y que reconozcan nuestra actividad. Si tú no tienes una licenciatura y no estás colegiado no puedes ejercer de abogado. Lo que pedimos es exactamente lo mismo», dice Galera.

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