Quatre Garrofers: Ocupas, párking improvisado y zona de paso

Decenas de personas pasan a diario por los caminos que sirven para unir el centro de la ciudad con Sant Pere i Sant Pau y la universidad. Ahora cruzan por entre el barro

21 noviembre 2018 09:56 | Actualizado a 21 noviembre 2018 10:08
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os terrenos de Quatre Garrofers se han convertido en un improvisado descampado en el que estacionan los vehículos de forma desordenada. Decenas de conductores se buscan la vida todas las mañanas para encontrar un espacio en una de las únicas superficies libres, en las que no debe pagarse para dejar el coche durante todo el día. 

El aparcamiento indiscriminado de vehículos se produce tanto en el costado de la Avinguda d’Andorra, donde los coches se meten en el interior de la superficie no urbanizada, como en el lateral de acceso a la A-7. En este caso, los turismos aparcan en la calzada, prácticamente hasta el final del vial de entrada.

A pesar de que nunca se ha condicionado, Quatre Garrofers registra un tráfico de personas considerable. Vecinos de Sant Pere i Sant Pau, que se desplazan caminando al centro, además de los estudiantes que se mueven del Campus Sescelades al Catalunya o viceversa, utilizan la red de caminos que les permite llegar a la plataforma que cruza la A-7. No cuenta con iluminación y el camino a duras penas tiene una capa de asfalto. Pese a ello, los viandantes lo prefieren a caminar por el lateral de la N-240.

Con la urbanización de este barrio, los propietarios estarán obligados a hacerse cargo de la recuperación de este entorno. Esto incluye las aceras para mejorar las comunicaciones con Sant Pere i Sant Pau. No obstante, la mejora definitiva y su transformación en vía urbana no podrá producirse definitivamente hasta que no se firme el traspaso de esta carretera estatal al Ayuntamiento de Tarragona. 

Entre olivos y algarrobos queda alguna vivienda escondida. En concreto son tres los inmuebles que siguen en pie, de los cuales dos están ocupados. Jessica vive en una de estas casas. «Veníamos de la calle del cementerio y cuando se prendió fuego nos quedamos sin nada y nos vinimos aquí», explica. Conviven bajo un mismo techo doce personas. Hacen vida en un espacio en el que además almacenan los materiales que compran y venden en el negocio como chatarreros. «Hablamos con el propietario y nos dio su consentimiento», argumenta. Explica que han hecho obras y han mejorado una casa que «estaba completamente abandonada». De esta forma tienen los suministros básicos de agua y luz, y han podido prescindir de las garrafas que utilizaron en los inicios. 

El desarrollo urbanísitico de esta zona de la ciudad se ralentizó por la crisis del ladrillo. De los edificios previstos, tan solo ha seguido adelante la promoción ubicada en la Avinguda Catalunya, con Avinguda de la República Argentina. Dentro de poco las máquinas empezarán la urbanización.

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