Quince kilómetros de solidaridad

En la escuela de Sambe, en Angola, apenas tienen sitio donde atender a sus casi tres mil alumnos. A miles de kilómetros de distancia, en Tarragona, un grupo de jóvenes se ha propuesto ayudarles

19 mayo 2017 20:23 | Actualizado a 21 mayo 2017 21:25
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En la escuela de secundaria de Sambe, en el litoral de Angola, apenas hay sitio para los casi tres mil alumnos que atienden, muchos de ellos desplazados de la guerra. Incluso han tenido que organizarse en tres turnos de mañana, tarde y noche para poder dar clases. Ahora se han propuesto construir un espacio cubierto en el patio para poder hacer más actividades y protegerse de un clima extremo con altas temperaturas en las horas de sol y lluvias torrenciales en la temporada húmeda. El coste de la cubierta es de 43.569 euros.

A esta escuela de Angola le ha salido un grupo de aliados a miles de kilómetros de distancia. Se trata de los más de 700 alumnos de diez centros de educación secundaria concertados y públicos de la ciudad que participaron ayer en la Marcha de la Solidaridad de Mans Unides, actividad que llegaba este año a su edición número 22. El proyecto fue seleccionado por los mismos alumnos participantes entre otros que apoya la entidad.

En busca de patrocinadores

Los chicos, de tercero y cuarto de la ESO, completaron unos quince kilómetros de caminata por los alrededores de Tarragona, saliendo desde el Camp de Mart y con llegada en la Plaça de la Font. La idea era que cada uno consiguiera patrocinadores que financiaran cada uno de los kilómetros recorridos.

Y aunque en la mayoría de los casos los padres, y la familia en general, eran los principales patrocinadores, también hubo quien, venciendo la vergüenza, se dispuso a hablar con vecinos, amigos y amigos de los amigos.

Joan, de 16 años y alumno de la Escola Joan Roig, consiguió entusiasmar, además de a su familia, a los compañeros de trabajo de sus padres. Entre unos y otros espera poder conseguir unos 45 euros. «Es una buena idea, para nosotros recorrer quince kilómetros no es nada y estos chicos en Angola se merecen un futuro mejor... Se dice que los jóvenes van mucho a la suya, pero mira cuántos somos aquí», comenta mirando alrededor.

Paula, de 14 años, del Col·legi Sant Pau, además de sus padres y su abuela, consiguió que la patrocinaran unos amigos de la familia. A ella también le llama la atención el poder de convocatoria de la actividad. «La verdad es que estamos muy enganchados a los móviles, en nuestro mundo... Hay gente de mi clase que nunca pensé que vendría, y aquí está, ayudando», reconocía.

Otro grupo de alumnas del colegio Vedruna Sagrat Cor explicaba que, además de contar con la ayuda de los padres, también se habían patrocinado entre ellas. «Está muy bien la oportunidad de poder hacer algo así», decía una.

Teresa Feliu, presidenta de Mans Unides en Tarragona, aseguraba que es muy gratificante que la Marcha de la Solidaridad siga contando con tan buena salud a pesar de contar ya más de dos décadas.

Además de la traducción meramente práctica de la actividad, que servirá para apoyar a esa escuela en Angola, Feliu destaca la posibilidad de sensibilizar a los jóvenes con las realidades que sufren otras personas de su misma edad en unos contextos muy desfavorecidos.

Finalmente ayer el clima acompañó a los caminantes que debieron ir sellando su ‘pasaporte’ en diferentes puntos del camino.

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