Raquel Martínez: «Hay que crear espacios de bienestar en la escuela»

«Las emociones son la llave que enciende el motor... Luego, ya en marcha, decidimos si ir en una  dirección o en otra», explica Raquel Martínez.(Raquel Salamades en las redes sociales)

Esta maestra de educación especial con más de 20 años de experiencia (actualmente es directora de la Escuela de Educación Especial SOLC) hace tiempo que sabía que las emociones de sus alumnos eran fundamentales en el proceso de aprendizaje. No obstante, cuenta que fue a raíz de ser madre cuando descubrió que «las emociones en la escuela no tienen mucho lugar».
Especializada en coaching, programación neurolinguística e inteligencia emocional, a partir de esa convicción puso en marcha el programa «La innovación emocional en la aulas», dirigido a escuelas e institutos.

En primer lugar trabaja con los maestros. La idea es que consigan  ver en una dimensión más completa a sus alumnos, y los ayuden a tomar conciencia de sus emociones y darles herramientas para gestionarlas. El objetivo es que el niño sea capaz de decir, por ejemplo:«si tengo dificultades, paro, respiro, hablo con mi tutor, busco una solución...».

Explica que en el sistema actual, centrado en que los niños adquieran ciertos contenidos y competencias, muchas veces se obvia que los alumnos pueden llegar a la escuela con una mochila emocional que no les pone en disposición de escuchar. «Hay que crear espacios de bienestar en la escuela, hay que tener un vínculo de confianza suficiente», señala.

Dice que para aprender hay que tener necesidades básicas cubiertas, como la alimentación o el sueño, pero también necesidades emocionales como el amor, el sentimiento de pertenecer al grupo, la diversión, el drama que libera emociones y la trascendencia, es decir, el impacto de lo que uno hace entre los que le rodean.

Cuando se le pregunta si un programa de este tipo es compatible con clases masificadas, asegura que la gestión de las emociones más bien facilita el trabajo.

De momento el programa se ha implementado en la escuela pública Mossèn Ramón Bergadà de Constantí. Allí una veintena de docentes, casi la totalidad del claustro, recibió formación durante un trimestre en el que, a la par, los maestros iban aplicando las técnicas aprendidas. Entre las cosas que destacaban los docentes estaba el hecho de que ahora entendían mucho mejor a sus alumnos.
Además de esta formación, también ha impartido un taller en la escuela oficial de adultos. El próximo 24 de mayo hará una presentación del proyecto en el Centre de Recursos Educatius del Tarragonès, dependiente del Departament d’Ensenyament, a la que asistirán 30 jefes de estudio de diferentes escuelas. Martínez dicta estos talleres a título particular y los mismos se hallan dentro de la cartera del CRP, por lo que están acreditados y los docentes que los cursan obtienen puntos. 
Regular el estrés de los alumnos

La otra pata del proyecto es diseñar espacios y actividades en la escuela para desarrollar la gestión emocional y regular el estrés de los alumnos. 

La intención es «crear recursos que ponen al alumno en un estado potenciador, entendiéndolo como aquel que hace que el alumno esté totalmente motivado para su aprendizaje y saque el máximo potencial de sus capacidades», explica.

Martínez asegura que la diferencia entre alumnos que fracasan y los que triunfan es que unos no saben ponerse en un «estado potenciador» y otros sí saben cómo hacerlo». En definitiva, que los alumnos desarrollen tanto su coeficiente intelectual como emocional.

Finalmente, el proyecto también incluye informar y formar a las familias sobre esta nueva estrategia. «Cuando sabes cómo funcionan tu mente y tus emociones, el día a día es mucho más fácil de gestionar. Las familias también necesitan pautas y estrategias para acompañar a sus hijos en su desarrollo».