Recuperar la erótica del libro

Para hacer frente a los gigantes del mercado, las librerías locales reivindican su cercanía y sabiduría

16 noviembre 2018 09:49 | Actualizado a 17 noviembre 2018 13:00
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¿Quién no ha comprado un libro por Amazon? Este gesto tan habitual forma parte de la digitalización de nuestra sociedad, una tendencia que es imposible frenar. Pero sí podemos bajar la marchar e intentar disfrutar del paisaje. ¿Cómo? Recuperando pequeños placeres, los tiempos sin prisas, el trato humano, el consejo del prescriptor. En fin, visitar las librerías.

Quizá no lo sepa, pero hoy es el Día de las Librerías, una fiesta con la que recordar que un libro es siempre una excelente adquisición y que el mejor lugar para hacerla es una librería. Se trata de una iniciativa que lleva pocos años y que en Catalunya todavía no está muy instaurada, dado que aquí tenemos Sant Jordi como fecha referente. Pero es una buena ocasión para reivindicar el papel de esos pequeños comercios, con ese olor acogedor y llenos de libros por todas partes.

Las librerías adquieren importancia como espacio cultural y de diálogo entre el cliente y el librero, el prescriptor. Una figura imprescindible que enriquece la experiencia de la lectura, pues su conocimiento es un servicio que no tiene precio.

Día de las librerías. Hoy es la fecha destinada para recordar que el mejor lugar donde comprar un libro es, y ha sido siempre, la librería.

Rosa Cubeles, de la Llibreria la 2 de Viladrich de Tortosa y Amposta, dice que «mantener una librería hoy en día es complicado porque tienes que luchar con las grandes cadenas que tienen un servicio muy rápido. Nosotros también nos movemos rápido y tenemos las novedades, pero no tenemos las grandes cantidades de libros de que disponen los gigantes del mercado».

«En la medida que conocemos los libros, podemos recomendar. Hacemos un perfil de nuestros clientes para saber si un libro le puede gustar, o les ayudamos cuando lo necesitan, ya sea para ellos mismos o para regalar. También hacemos país dando a conocer a escritores del territorio. Es una función de prescriptor cercano con un trato de tú a tú», destaca Cubeles.

Respecto a cómo se adaptan a los cambios tecnológicos y sociales, la librera ebrense apunta: «Damos un servicio rápido con las plataformas digitales. Pero también hacemos actos para que el máximo de gente venga a la librería, como presentaciones con degustaciones de vinos. La idea es que a la gente le emocione venir a conocer a un autor».

Cubeles entiende la librería como un espacio cultural. En el local de Amposta tiene un rincón reservado para tomar un café: «Que no impresione entrar en la librería, sino que la gente venga a tomarse un café tranquilo, pasee por la librería y mire las novedades y los libros con calma».

«Hay que pensar en el pequeño comercio y darle valor al comerciante. Es una lucha complicada porque a veces no podemos ir tan rápido como la gente quiere, pero el cliente también tiene que poner de su voluntad. Entendemos que Amazon funciona rápido, pero a mí me han dejado colgada en alguna ocasión».

Ahora vamos hasta Cambrils y Reus, donde encontramos Galatea Llibres. Joan Peñas nos cuenta que «desarrollamos el papel que hemos tenido siempre, el de prescriptor e intermediario entre el autor y el cliente. La mejor manera de dar a conocer la obra de un autor es a través de la librería, y las que somos independientes no tenemos presiones editoriales. Así que aconsejamos y hacemos difusión de lo que se cuece en el mercado editoral». 

Acerca de la competencia de grandes distribuidores, Peñas comenta: «Nosotros empezamos vendiendo libros y discos, y en el mundo de la música ya sufrimos la competencia de las grandes firmas. Sabemos que no podemos competir con ellos en el campo de la distribución logística, pero sí en el en el trato y la información que damos al cliente».

«Nos preocupa el pirateo de los libros electrónicos –prosigue el librero de Galatea–. Aunque estos consumidores no suelen ser los habituales de una librería, esto nos afecta porque vivimos en un país en que parece que todo lo que está en la red es gratis. En Alemania y Suecia entienden que hay que pagar por la cultura, pero parece que aquí todavía no».

Hay otro problema que preocupa más a los libreros y tiene que ver con los hábitos de consumo. «La forma de entender el ocio es un peligro más grande. Debido a la televisión a la carta y la proliferación de series, ahora los libros duran más. Antes la gente miraba algo en la tele y si no le gustaba especialmente iba a leer a la cama. Ahora pueden ver varios capítulos de una serie y llegan cansados a la hora de dormir. También vemos lo mismo en el transporte público. Antes siempre había gente con un libro de bolsillo o un diario, mientras que ahora todo el mundo está mirando el móvil».

«La lectura es una actividad íntima y espero que se recupere», concluye Peñas. 

La preocupación por el cambio de los hábitos en el consumo del ocio es uno de los problemas

En este sentido, Ricard Espinosa, de la Llibreria la Capona de Tarragona, expone que «en el tren, el que no duerme está con el móvil. Sin duda ha sido la revolución más bestia. El libro electrónico se ha diluido mucho, no vendemos muchos. Lo que la gente mira es el móvil. En estos espacios comunitarios, ya sea de transporte o una cafetería, se han perdido hábitos como el de mirar el diario o el de leer un libro».

Sobre el cambio de hábitos en el ocio, Espinosa analiza: «Si antes la gente dedicaba un dinero a los libros, ahora parece que ha cambiado. Vemos las terrazas de los bares llenas y cada vez hay más. Quizá se nota más entre los jóvenes pero es una tendencia generalizada en todas las edades». 

«Todo cambia cada vez más rápido y tenemos que ser ágiles y adaptarnos pese a ser negocios pequeños –continúa Espinosa–. El objetivo es cubrir las carencias de los grandes distribuidores. Recomendar al cliente forma parte de la erótica del libro. Internet está muy bien pero quizá no sabes bien lo que has pedido hasta que te llega a casa. Intentamos tener los libros que no tenemos en stock en 24 o 48 horas a ser posible, pero más allá de esto hay que recuperar que la gente venga a pasear por la librería. Que toque, mire, se dé una vuelta y pida consejo si lo necesita, que para eso estamos». 

Para que la librería siga siendo un escenario atractivo para el público, el librero de La Capona comenta que «ofrecemos actividades como charlas, presentaciones y cursillos. Queremos que la librería sea un punto de encuentro».

Finalmente, Espinosa reflexiona que «nuestro papel es el de orientar a los clientes. Tenemos que disponer de un amplio fondo de libros dentro de nuestras posibilidades y también novedades, pero lo más importante es ofrecer nuestros conocimientos, acumulados tras muchos años trabajando y mimando los libros».

 

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