Reinventarse tras 35 años de negocio

Volver a empezar. Los pequeños locales abren con dudas pero ya piensan en cómo sobrevivir a las semanas de restricciones

17 octubre 2020 09:10 | Actualizado a 17 octubre 2020 11:13
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Ayer fue un día diferente para Maria Teresa Valldosera. La dueña de la pizzería Da Nicola, situada en la céntrica calle Comte de Rius de Tarragona, abrió con dudas pero ya piensa en cómo reformular el modelo de negocio de un establecimiento que ya tiene 35 años de vida. «Ahora estamos solo para hacer algo y no perder el contacto con el cliente. Hay poca actividad y la verdad es que se nota mucho», afirmaba ayer al mediodía, tras las primeras horas en las que los restaurantes solo podían ofrecer servicio para llevar.

Pese a ello, Valldosera no se rinde y, pese a temer que las restricciones puedan alargarse más de los 15 días anunciados, ya piensa en cómo sobrevivir a las limitaciones actuales. «Para los mediodías haremos menús para llevar. Ahora toca reinvertarse», indica la responsable del negocio, quien afirma que las medidas decretadas por la Generalitat le han obligado a tener a nueve empleados en situación de Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). «Ahora estamos solo la familia, yo y mi hijo. Esperamos que todo esto sirva para algo, pero no entiendo que nosotros estemos así pero que, en cambio, pueda venir gente de otras regiones a contagiarnos», lamenta Valldosera.

Cara y cruz

Desde la Avinguda Roma, Cristina –responsable de un local– indicaba que «hay menos gente, pero por suerte es muy diferente a cuando nos desconfinaron. Hoy pueden venir a buscar café o bocatas empleados de las oficinas que están cerca», afirmaba hacia las diez de la mañana. De manera parecida se expresaba Alba, de la La Mossadeta de la misma calle, en Tarragona Ràdio. «He abierto a las siete de la mañana y he hecho 20 euros de caja en tres horas, cuando normalmente se hacen unos cien», lamentaba en los micrófonos de la emisora municipal.

De manera diferente se expresaba Quim, desde la fleca-pastelería Brioche de la Vall de l’Arrabassada. «Ha ido mejor de lo que pensaba. Se ha vendido bastante, casi al mismo nivel que un día normal», indicaba a media tarde. «Igual es debido a que es el primer día, y que hay gente en las oficinas, pero lo cierto es que ha ido mucho mejor que tras el confinamiento, cuando las ventas cayeron un 50%». Por si a caso, este establecimiento ya había reducido notablemente su número de mesas como medida de prevención, por lo que también ha reducido su plantilla. «Ahora solo tenemos seis mesas. No creíamos que nos volverían a cerrar. De las tres trabajadoras que tenemos, dos las hemos puesto en ERTE. Esperemos que todo esto no se alargue demasiado», recalca.

Finalmente, quien ha decidido –de momento– no abrir es el Take Away Sushi Tgn, de Cós del Bou. «La comida para llevar es un 10% del total, y por ahora nos dedicaremos a hacer las mejoras y reparaciones que nunca tenemos tiempo de hacer en el local», explica la propietaria Olga Vinuesa, quien revela que «mi producto es caro, y para poner menús a siete u ocho euros debería vender 150 al día para poder cubrir lo gastos de alquiler, luz, agua, gas...». Pese a ello, reconoce que «si todo esto se alarga más de 15 días deberemos hacer un replanteamiento para poder aguantar». Reinvertarse o morir por la Covid-19.

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