Ricomà se viene arriba

El candidato de ERC se ve como alcalde de Tarragona en un acto masivo en la Rambla Nova. Apeló a una «lista muy diversa», al relato independentista del 1-O y a la «represión» sufrida

23 mayo 2019 20:56 | Actualizado a 16 junio 2019 10:50
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Se sabe ERC en la pomada, por la inercia positiva del 28-A y su relato soberanista, que ayer, en el acto final en la Rambla Nova, junto a la Font del Centenari, retrocedió hasta los años 30, al último alcalde republicano y a las elecciones de abril de 1931, previas a la proclamación de la República. «Este domingo Tarragona volverá a ser republicana», dijo Pau Ricomà, el alcaldable, que se dio un baño de masas ante unas 300 personas en este esprint de campaña.

«Lo tenemos a tocar», añadió varias veces, optimista y lanzado, más anclado en ese argumentario del partido que en ahondar en el programa que tiene para Tarragona. A estas alturas ya da igual, porque lo cierto es que nunca en más de 80 años Esquerra ha estado tan cerca de hacerse con la vara de alcalde de la capital, y a ratos cuesta contener la euforia. 

Ricomà, sin embargo, sí apeló a la revelación casi epifánica de un encuentro en la cárcel, en otoño pasado, con el exconseller Raül Romeva y el exvicepresidente Oriol Junqueras. De ahí salió dándole vueltas ya a la idea de una victoria en Tarragona. «Pensé que teníamos que vencer en Tarragona, porque eso significaba ganar en todo el país, en las plazas más difíciles», explicó el candidato. 

Helle Kettner, danesa afincada en Tarragona y candidata a Europa, abrió el mitin central

Sí habló de Tarragona cuando mencionó la lista, «la más diversa», «con personas de todos los barrios, de todas las sensibilidades», y aventuró: «Tendremos a la primera concejal latinoamericana de la historia, Paula, porque en la lista van personas de La Floresta, de Sant Salvador, de Bucarest, de la Vall de l’Arrabassada». 

El Port y el patrimonio
Apostó por un Banco de España «que sea para uso ciudadano», por «una Rambla Nova digna que vuelva a ser el mejor paseo de Tarragona», por hacer «que el Barri del Port, cada vez que llueva, no se llene de aguas fecales», por «una Tarragona cohesionada de punta a punta», por Consells de Districte, una movilidad sostenible y por trabajar para que «el patrimonio no se caiga a trozos». 

Pero, más allá de eso, el imaginario de ERC se nutre de «valores y honestidad», como dijo Ricomà, que mentó esos «88 años de historia impoluta». Por eso la secretaria general, Marta Rovira, en un vídeo desde Ginebra, apeló al «cambio que necesita Tarragona» y atizó al PSC, «cómplice de la represión». Por eso también el acto contó con la intervención del vicepresidente Pere Aragonès, y ahí se dejó ir toda la artillería ideológica, acaso bazas valiosísimas para capturar el voto, además de armas arrojadizas para el rival.

Recalcó la necesidad de poner fin a «una ciudad gobernada por el 155» y añadió: «Se ha acabado la Tarragona resignada, de propuestas faraónicas que no llegan a la gente. Se ha acabado la política clientelar, con un alcalde que da la espalda a la gente», dijo, en relación a Josep Fèlix Ballesteros y su tan criticada gestión del 1-O, un blanco fácil que ni mucho menos salió indemne del mitin: «El PSC, que gobierna hasta el domingo esta ciudad, quiere la democracia escoltada y con esposas, dentro de un furgón policial y dentro de la cárcel. Pero la democracia es más fuerte». 

Los republicanos van acumulando victorias y apelan a ello a golpe de imágenes poderosas, como las más recientes, sin ir más lejos, de Oriol Junqueras y Raül Romeva, saliendo de la cárcel para acudir a las Cortes como diputado y senador. A ello se refirió también Diana Riba, candidata a las europeas del 26-M, que para arrancar mencionó su conexión castellera con Tarragona. 

«Nos persiguen»
También fue contundente, construyendo el discurso de la martirización y la supervivencia propia del partido: «Nos han perseguido y nos persiguen. Nos han llevado a la cárcel, nos han forzado al exilio, pero cuando todo un estado, con toda su fuerza y sus tribunales y su Fiscalía nos ha querido silenciar, no ha podido, nos hemos levantado y hemos vuelto a salir a ganar». Riba lució el palmarés reciente: «Es lo que hicimos el 1-O, el 21 de diciembre y el 28 de abril y es lo que vamos a hacer ahora, vamos a ganar la dignidad». 

Porque el domingo, tan claves son los ayuntamientos como llevar la reivindicación de la República a las administraciones y ahí Europa es el objetivo. «El martes los presos políticos pusieron a España y a sus instituciones ante el espejo y la imagen que proyectaban no es la que querían dar: represión a la disidencia, a la democracia y a la expresión de ideas», afirmó Diana Riba, que insistió: «El 28-A rompimos el muro de las cárceles y la imagen no les gustó. Y ahora quieren prohibir a los adversarios políticos y acabar con una ideología, así que ahora volvamos a romper los muros». 

El acto había arrancado con alusiones a Bruselas, a cargo de Helle Kettner, periodista danesa afincada en Tarragona y candidata al Parlamento Europeo: «Sé que hay gente decepcionada con Europa pero Europa no es el problema, sino la solución. Tenemos que ir para explicar lo que está pasando aquí, para combatir el fascismo y la extrema derecha y para luchar por los derechos y la libertad». En esa tesitura se moverán en las últimas horas los intentos de ERC por granjearse apoyos. Kettner será el enésimo testimonio útil: «Me hicieron una entrevista desde Dinamarca. Al principio no entendían que yo fuera independentista y republicana... viniendo de un país monárquico. Luego comienzo a poner ejemplos de la fuerte represión que sufrimos y ya me empiezan a entender». 

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