Ricomà desbloquea los Consells de Districte con Junts y CUP

El alcalde Ricomà (ERC) logró ayer desbloquear uno de los puntos estrella de su programa electoral: los Consells de Districte. Después de meses de intensa negociación, la comisión municipal que aborda la nueva organización territorial de la ciudad aprobó este martes el reglamento que regirá los futuros entes de participación ciudadana, después de que Esquerra y Comuns acordaran ayer el texto definitivo con Junts per Tarragona y la CUP, además de la arrancar la abstención de Ciutadans. Tras el aval del organismo, el próximo paso será contar con el OK de los informes económicos y jurídicos de los altos funcionarios municipales para que el documento reciba el visto bueno definitivo por parte del Saló de Plens, en una votación que se espera que se pueda llevar a cabo en las sesiones de abril o de mayo.

En el reglamento se especifica que habrá cinco Consells. El Nord –Sant Salvador, Sant Pere i Sant Pau y Sant Ramon–; el Centre estará formado por la Part Alta, los barrios marítimos –Port y Serrallo– y las calles Unió, Maria Cristina y las dos ramblas; mientras que el Eixample se iniciará en la Plaça Imperial Tarraco y discurrirá por la avenida Roma, President Companys y avenida Andorra para conectar con Torres Jordi, Vidal i Barraquer y República Argentina hasta llegar a la Avenida Catalunya, Tarragona II y la Oliva. Por lo que se refiere a Ponent, este concentrará a todos los barrios de la zona, lo mismo que pasará con Llevant.

Tres plenos al año

Cada Consell estará formado entre 30 y 33 representantes. ERC y PSC se repartirán las presidencias al ser las formaciones más votadas en cada distrito. Así, Esquerra tomará el mando de Centre, Eixample y Llevant, mientras que el PSC hará lo propio con Ponent y Nord. Con el fin de gestionar sus competencias, el nuevo reglamento recoge que cada distrito se dotará de un órgano de gobierno de nueva creación, denominado Consell de Districte, formado por una presidencia, una vicepresidencia, un plenario, varios grupos de trabajo, comisiones y mesas, una secretaría y un consejero de distrito.

En el plenario, que se reunirá tres veces al año, tendrán cabida docentes representantes de los centros de Primària y Secundària, representantes de las asociaciones de comerciantes y económicas, representantes de los centros públicos de salud, de los hogares de personas jubiladas, representantes de nueva ciudadanía y cooperación, de entidades deportivas y asociaciones culturales.

El reglamento también prevé las competencias de los Consells, entre las que se encuentran ejercer de canal de comunicación entre el Ayuntamiento y la ciudadanía del distrito, hacer el seguimiento de las actuaciones municipales que se desarrollan en el distrito, fomentar la colaboración entre los barrios que forman el distrito, facilitar las relaciones entre las diferentes asociaciones ubicadas en su territorio, presentar propuestas de mejora al Ayuntamiento relacionadas con el distrito, impulsar la participación de la ciudadanía en el día a día y en los procesos participativos que se pongan en marcha y gestionar los presupuestos participativos asignados al ámbito de cada distrito.

Cada distrito se dotará de una sede física fija, situada en el territorio del distrito, que disponga de espacio de trabajo donde se pueda atender a la ciudadanía, aunque la celebración de los plenos podrá ser itinerante. Estas sedes estarán ubicadas en locales municipales, preferentemente centros cívicos. Paralelamente, se creará la Oficina de Coordinació de Districtes, que dependerá orgánicamente de la Conselleria de Districtes y que tendrá las funciones de actuar como nexo de unión entre los Consells y el Ayuntamiento y coordinar las relaciones entre los diferentes Consejos de distrito de la ciudad.

«Decisiones consensuadas»

La concejal de Districtes, Paula Varas (ERC), aseguró ayer que los Consells «supondrán un antes y un después en la relación que la ciudadanía y las entidades tendrán con el consistorio. Queremos cohesionar y unir fuerzas para mejorar la calidad de vida. Y el funcionamiento de los Consells facilitará la creación de espacios de debate y de discusión entre los diferentes agentes para posibilitar la toma de decisiones consensuadas».

Esquerra y Comuns lograron avalar el reglamento gracias a los votos de Junts y CUP. «Permitirán implementar las mesas interdisciplinarias de trabajo que tanto hemos pedido durante las últimas legislaturas. Aparte, se pondrá en liza la partida de 500.000 euros de presupuestos participativos que debe dar respuesta a las reclamaciones ciudadanas», afirmó ayer la concejal juntaire Cristina Guzman. Por su parte, Eva Miguel (CUP) valoró que los Consells «pueden ser una experiencia para iniciar mecanismos de radicalidad democrática» a la vez que reconocía que «somos escépticas, ya que el exceso de burocratización no creemos que sea la mejor de las fórmulas. Sin embargo, solo su puesta en marcha permitirá comprobar si se trata de un sistema válido».

La sorpresa de la comisión fue la abstención de Ciutadans. «Tenemos grandes dudas sobre cómo será el funcionamiento de esta herramienta participativa, los objetivos concretos y su utilidad práctica más allá del postureo que supone la creación en sí misma de estos consejos. Tampoco tenemos claro el coste y los recursos públicos que se destinarán para su desarrollo», indicó el portavoz Francisco Domínguez, quien resalta que «nos preocupan varios aspectos, pero la representatividad de estos Consejos es una de las más importantes. Podrían darse grandes ausencias de algunos agentes o entidades así como alguna sobre representación de otros».

Igual de crítica –y además con el voto en contra– se muestra Sandra Ramos (PSC). «Lo primero que debe hacerse es un reglamento de participación ciudadana, y aún no tenemos claro que deban ser cinco ni para qué servirán los Consells», reconocía la edil socialista, quien especificó que el hecho de votar en contra no significará que su partido renuncie a presidir dos Consells. Finalmente, Sonia Orts (No adscrita) asegura que estos nuevos organismos «serán inoperantes», ya que «en vez de acercar a la ciudadanía al Ayuntamiento causará el efecto contrario».