«Ricomà no tiene proyecto. El show del pacto es caótico y aleja inversores»

Entrevista a Josep Fèlix Ballesteros, alcalde entre 2007 y 2019 y concejal del PSC

05 junio 2021 19:00 | Actualizado a 06 junio 2021 05:57
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Han pasado dos años desde que dejó la alcaldía. ¿Qué es lo primero que le viene a la cabeza cuando recuerda aquella etapa?

Agradecimiento a muchísima gente, era la ilusión de mi vida en política. Nunca quise ser nada más que alcalde de mi ciudad.

¿Tiene añoranza del cargo?

Muy poca. He redescubierto la vida más tranquila, relajada... Ahora puedo hablar más con la gente, reflexiono, escribo y pongo perspectiva de unos años que fueron muy bestias.

¿Con qué se queda?

Pues que mientras en otras ciudades se cerraban equipamientos culturales, nosotros inauguramos el Teatre Tarragona y recuperamos la Tabacalera. Y abrimos dos Llars d’Infants, arreglamos la Rambla de Ponent, impulsamos las escaleras mecánicas, trasladamos la EOI adelantando la inversión a la Generalitat, impulsamos el Anillo Mediterráneo...

En breve se cumplirán tres años de los Juegos y el Ayuntamiento aún no gestiona el Palau.

Aún no. Pero mire, tanto que en su momento fue criticada su construcción, ahora resulta que nos ha dado capitalidad porque alberga la vacunación de todo el Camp de Tarragona. El Rugby ya funciona en el Anillo, el Nàstic tendrá la Ciutat Esportiva allí cuando pueda ...

En el pasado usted pactó con ERC, aprobó presupuestos con CiU y gobernó con el PP.

Es que la política es acuerdo. Es una pena que este diálogo con la oposición ahora sea mucho más difícil. Debemos entendernos gente que pensamos diferente.

¿Es demasiado difícil romper los bloques ahora?

Es que hay la percepción de que el acuerdo es una renuncia... y no es así. Pactar y consensuar es poner el objetivo por encima de tus intereses. ¿No fue positivo el acuerdo del tren con Reus? Esto es mucho más importante que cualquier otra tontería o capitalidad de campanario.

¿Una manera de romper los bloques con el independentismo sería indultar a los presos?

Sí, estoy clarísimamente a favor. Ya lo dijo Miquel Iceta hace tiempo. Debemos cambiar el chip, la solución para el encaje de Catalunya con España debe ser política, no judicial. Debemos hablar de reconciliación y de convivencia.

Esto puede desgastar a Pedro Sánchez.

Se me’n refot. Es lo mejor para Catalunya, estoy convencido.

«Falta liderazgo. TGN ha perdido capitalidad. Que haya 12 millones de superávit quiere decir que no hay acción real»

A usted le piden cinco años y diez meses por el caso Inipro.

Estoy tranquilo, tengo total confianza en la justicia y la completa sensación de inocencia. No me preocupa, pero desespera que todo vaya tan lento.

¿No le preocupa que le pidan tantos años de prisión?

Deben demostrar muchas cosas y han buscado de todo, cuando en realidad lo que firmé son seis decretos avalados por el secretario y el interventor.

El caso lleva abierto desde 2013

Son ocho años. Hay quien enreda innecesariamente, como la personación del Ayuntamiento. Lo que hacen es retrasarlo todo un poco más.

¿La ciudad está mejor que hace dos años?

No. Al gobierno municipal le falta solidez y fortaleza, es muy inestable. Llevamos dos meses de show sobre el pacto.

¿Qué le parece esta situación?

Es patética. La sensación es de caos, y esto no beneficia a la ciudad ni genera confianza a los inversores. Falta liderazgo y no hay ni un proyecto que impulse y dé ilusión a la ciudad. Que haya 12 millones de superávit quiere decir que no hay acción real ni trabajo.

¿Cómo ve este posible acuerdo a tres entre ERC, ECP y CUP?

Lo primero es la actitud patética de Dídac Nadal, que ha quedado absolutamente humillado. Si fuera egoísta y pensara solo en mi partido, estaría encantado de que la CUP entre a gobernar.

«Trabajaremos con lealtad para consensuar el POUM. Si empezamos desde la aprobación inicial de 2008 podemos aprobarlo en dos años»

¿Por qué?

Esto genera una amplia desconfianza en el conjunto de la ciudad. Ahora verán que los máximos que han pedido estos años son imposibles. Quieren municipalizar Ematsa, internalizar el servicio de la basura... Será divertidísimo ver como las concejales de la CUP se bajan el sueldo. La situación es muy complicada, solo buscan cargarse cosas.

¿Qué papel tendrá el PSC hasta 2023?

No hablaremos de sillas ni de pactos ni de historias.

¿Han hablado con los Comuns?

De sillas, no. Dijimos que hablaríamos de proyectos de ciudad, sobre qué hacemos con el comercio, con la industria... pero el tiempo ya ha pasado. Nosotros ahora estamos para tener ideas y proyectos claros para 2023.

Se irá habiendo ganado las elecciones de 2019 pero sin haber podido gobernar. ¿Qué ha hecho mal el PSC para que los Comuns les den la espalda en Tarragona?

No vimos que el pacto entre ERC y Comuns ya estaba hecho antes de las elecciones. Lo que pasa es que un proyecto tan heterogéneo contra Ballesteros no es un proyecto de ciudad. Dígame algún proyecto que se identifique con el nuevo gobierno...

¿Tarragona Ciutat 30 con más carriles bici?

Pero es que esto lo serán todas las ciudades españolas... Ahora Tarragona no puede explicar ningún gran proyecto. Si las ciudades medianas no se explican, no existen y no reciben inversores. Nosotros impulsamos el PP10 porque Ikea vino a vernos. Como Fiatc.

¿Su proyecto para dentro de dos años será ‘anti Ricomà’?

No, sería absurdo hacer lo mismo que hicieron ellos: una vendetta.

Para 2023 ya se habla de varios candidatos para relevarle.

Estoy emocionado y orgulloso de que haya nombres tan potentes. Cuando toque me definiré, pero creo que los tres deberían estar en la próxima lista.

«Viñuales tiene una gran trayectoria y futuro; Sandra es infatigable; y Berni está muy bien visto por sectores como el comercio o la hostelería»

¿Cómo ve a Sandra Ramos?

Es una trabajadora infatigable, extraordinaria, con un discurso muy potente. Es una persona de partido, una compañera desde hace muchos años de la que estoy enamorado y súper sorprendido. Está haciendo un trabajo brutal.

¿Y Berni Álvarez?

Es un gran amigo mío, que lo quiero muchísimo. Es muy tarraconense, está muy implicado con el deporte pero también está muy bien visto por sectores que tiran de la ciudad, como el comercial o el de la hostelería. Ha demostrado una auténtica pasión por su ciudad y por la política.

¿Qué destacaría de Rubén Viñuales?

No lo voy a descubrir ahora. Tengo rivales con los que mantengo una gran relación, como Victòria Forns, Alejandro Fernández o Joan Aregio. Viñuales es un político de raza, de trayectoria contrastada, tanto políticamente como profesionalmente, y con un futuro importante. Él mismo me confesó hace años que es una persona de pensamiento socialdemócrata y que me votó en las primera elecciones que me presenté. Tuvo un muy buen resultado con Ciutadans.

¿Se entendería que el PSC presente al candidato de Cs?

Ha redescubierto la luz...

¿Viñuales le recuerda a usted?

No, quien me recuerda a mi es Mario (Soler). Fui concejal con 23 años.

Viñuales lideró el intento de moción de censura a Ricomà. ¿Usted estaba al corriente?

Si lo hizo, fue por su cuenta y sin contar con nosotros. Siempre nos hemos negado a hablar de sillas.

¿La habría avalado?

No. Creo que no tocaba. Nosotros no nos pondremos nerviosos. Esperaremos nuestra oportunidad, en 2023.

Necesitarán pactar para gobernar. ¿Mirarán de nuevo al PP?

Estoy seguro de que subiremos de siete a nueve o diez concejales. Seguro que estaremos dispuestos a hablar con todos los partidos, excepto con Vox y la CUP, con la prioridad de materializar un pacto de izquierdas. Ya lo intenté en 2016 con ERC e ICV, pero Ricomà no quiso.

Pasó de querer un Tripartit a pactar con el PP...

Necesitábamos estabilidad. Ahora Ricomà también la busca, pero es incapaz de mantener la mayoría que le hizo alcalde en 2019.

«No habría avalado una moción de censura a Ricomà. No hablaremos de sillas ni de pactos. Esperaremos a nuestra oportunidad en 2023»

Ahora no hay ni POUM...

Exacto. El censo ha vuelto a subir, estamos en 142.000 habitantes, cifra que no llegábamos desde que se fue La Canonja. Es mentira esto de que la ciudad no crece, pero si esta gente que ahora está aquí no encuentra vivienda, se irá a Vila-seca, a La Pobla de Mafumet, a El Catllar o Altafulla... Deben crearse las condiciones para generar la suficiente vivienda. Nos jugamos la sostenibilidad de Tarragona. Es necesario generar confianza y tener un proyecto urbanístico claro. El único gran proyecto que tiene el gobierno local es el PP10, y ahora recuperan el nuestro de Battestini.

¿Y acabarán haciendo la Budellera y Mas d’en Sorder?

Mas d’en Sorder, seguro. Y espero que también la Budellera.

¿Con usted había este liderazgo que exige a Ricomà?

Sí. El POUM, el Mercat, los Juegos, los cruceros con el Port y la Cambra, la Rambla de Ponent, la Tabacalera –que podíamos haberla perdido y que ahora está paralizada–, el Banco de España –que el Estado lo quería para oficinas–... Había una serie de cuestiones que canalizaban las energías de la ciudad. ¿Sabe qué se hará del POUM? El PP1 (Quatre Garrofers), el PP10 (Ten Brinke) y el PMU34 (Nàstic).

¿Cuáles serán sus lineas rojas para avalar el nuevo POUM?

Que no paralice la ciudad, que tenga un proyecto claro y que siga cohesionando Tarragona. La broma esta de que el futuro es la rehabilitación y la densificación del centro va en contra de lo que hemos aprendido con la pandemia: la gente busca espacios abiertos, terrazas, lugares ventilados y calles anchas con vegetación. No se busca concentración ni densificación.

¿Por qué su gobierno no construyó más vivienda social?

No podíamos hacerlo: no había inversores. Nos cogió la crisis de la construcción y no había terreno disponible porque hasta 2013 no tuvimos POUM. Cuando era el momento de recoger resultados con el PP10, el PP1, el PMU34 o la Budellera llegó el cambio de gobierno. Hubiéramos tenido un parque de más de mil viviendas. Y ahora no hay ideas.

¿El gobierno improvisa?

No tienen proyecto. Tienen en marcha lo que les dejamos, nada más. Pero nos tendrán a su lado en los grandes temas. En 2013 el POUM fue aprobado por 26 votos a favor y una abstención. Debería volver a pasar lo mismo, el POUM es un gran proyecto de ciudad.

¿Quieren acordar el POUM?

Sí, trabajaremos con lealtad para ello.

«Mi legado como alcalde es la reforma del Mercat Central»

¿Ve posible aprobarlo en cuatro años?

Podemos tenerlo en dos. La fórmula para ello es partir de la aprobación inicial de 2008, con pequeñas actualizaciones. Esto nos permitiría ahorrar un 60% del tiempo de tramitación.

¿Puede haber POUM este mandato?

Podría haber la aprobación municipal, sí. Y quedar pendiente el OK de la Generalitat. Tenemos la disposición absoluta para consensuarlo. No haremos política partidista con el POUM. Pero queremos participar, no como ha pasado con las normas subsidiarias...

¿En 2023 dejará el Ayuntamiento?

Sí, mi época ya ha pasado.

Joe Biden es presidente de USA con 78 años.

Sí, pero a mi ya no me toca.

¿Qué le quedó por hacer?

Consolidar un proyecto de área metropolitana, que es de lo que se debería estar hablando ahora pero que no se hace. Hemos vuelto a la época de mirarse al ombligo.

¿El tranvía no es un inicio?

Lo que pasa es que se planteó a cuita–corrents para la campaña electoral, y ahora no hay acuerdo entre los dos socios del Govern. Recuerde que yo me enfrenté con mi propio partido y el President Montilla por las veguerías. Ahora esto no se hace.

¿Ricomà baja la cabeza ante Barcelona?

Tengo la sensación de que es muy complaciente. Con el Palau, por ejemplo, debería haber levantado las armas.

El Consistorio adelanta los 300.000 € de la vacunación.

Sí, y aún no se sabe lo que costará actualizar el pabellón. La Generalitat dice que Tarragona ya se espabilará.

Usted llevó el tema. ¿Estaba previsto que el Ayuntamiento acabara la última fase?

No hay nada firmado, pero el acuerdo era que el Palau pasaría a manos del Ayuntamiento en perfecto estado de funcionamiento, y que el Consistorio asumiría el mantenimiento a futuro. La única inversión que estaba en discusión eran las graderías.

¿Se comprometió a demasiadas cosas usted en doce años?

Lo provoqué. Una ciudad sin proyectos es una ciudad que no sabe hacia donde va. Con la Savinosa, por ejemplo. Podemos discutir si debe haber más o menos metros de hotel, pero no podemos permitir que lleve 37 años cerrada.

Usted entró como alcalde en junio de 2007, y en septiembre de 2008 estalló la crisis financiera con Goldman Sachs.

Fue un cambio de paradigma brutal. ¡No sabíamos cómo cerrar el presupuesto de 2010! Fueron unos años muy intensos y, pese a todo ello, fuimos capaces de invertir más de 360 millones de euros. Es la época en la que se ha invertido más dinero público en la ciudad, como demuestran los 47 millones en el nuevo Mercat Central.

Fueron diez años de obras en medio de la crisis.

Sí, yo estaba muy cabreado con esto, pero por ejemplo el alcalde de Bilbao me dijo que ellos estuvieron doce. Y Ada Colau me comentó que tardaron once para el de Sant Antoni. Hacer un mercado nuevo cuesta dos años, pero rehabilitarlo con los problemas de subsuelo que tenemos en Tarragona y, además, manteniendo la actividad pública y económica, era mucho más difícil. Recuerde que el anterior Mercat se aguantaba por unos tensores laterales... Lo más importante fue que no se dispararon los precios. A la mínima que se tocaban, Pau Pérez amenazaba con cerrar la obra.

¿El Anillo Mediterráneo es su legado?

No, lo es el nuevo Mercat Central. Ha recuperado la vida en el centro de la ciudad, que se estaba muriendo. Aquí antes pasaban buses y a las madres les daba miedo que los niños jugaran. Ahora, en cambio, tiene una vida brutal, que debe completarse con la Illa Corsini que consensuamos con Albert Abelló en una época de confrontación. De hecho, él debía presidir la comisión.

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