Rivera y Arrimadas: el dúo dinámico en Tarragona

Rivera y Arrimadas en Tarragona. El líder y la lideresa de C’s entusiasmaron a un público ansioso por acudir a las urnas

11 diciembre 2017 09:43 | Actualizado a 11 diciembre 2017 11:09
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Paradojas de la campaña, una de las bestias negras del unionismo, el diputado de ERC Gabriel Rufián, estuvo ayer intentando pescar votos en la españolísima Bonavista. Y el azote del independentismo, el dúo dinámico de Ciudadanos, Inés y Albert, tanto monta, monta tanto, dieron un mitin en la Avingunda Lluís Companys. Sí, aquel presidente que tuvo que exiliarse, perdón, huir de la Justicia española, y luego fue fusilado.

El escenario, encarado a la Plaça Imperial Tarraco. Las sillas mirando hacia la estatua de Companys. Sólo faltó en primera fila Pablo Casado, el político que amenazó al president cesado por el 155, Carles Puigdemont, con que le pasaría lo mismo que a Companys. Vale, Casado es del PP. Pero PP y Ciudadanos, ya se sabe.Tanto monta, monta tanto.

Las más de 800 sillas estuvieron ocupadas y los laterales de la Rambla también se llenaron de un público entregado, que aplaudió a rabiar los discursos. Ni una sola mención al artículo 155. Excepto uno de los asistentes, que hizo honor al partido naranja con una Senyera y una rojigualda con un enorme 155 pegado en la hispánica enseña.

«En Ciudadanos queremos apoyar a la España productiva y Tarragona es de lo mejor de esa España»
Albert Rivera

Entre la nutrida presencia de periodistas, no se divisó ningún ser con cuernos y rabo. Ni nadie de color verde y con antenas, cual extraterrestre. Y eso que estaban los compañeros de TV3, esas personas que «no son normales», según el socio, perdón rival, de Arrimadas, Xavier García Albiol.

Varias parejas se trajeron a sus peques al mitin. Con todo el derecho del mundo. Incluso un papá incitó a su hijo a ondear la banderola con el corazón de Ciudadanos, en que se fusionan la Senyera, la bandera de España y la de la Unión Europea. ¿Un niño adoctrinado? En absoluto. Que esa epidemia sólo afecta a los secesionistas, según Rivera y cía.

Entre los asistentes había gente de todas las edades. ¿Abducidos? Ni lo más mínimo. Que esa epidemia sólo afecta a los independentistas, según la Fiscalía General, claro. ¡Huy! Me repito.

Discursos en castellano
Los discursos fueron en su inmensa mayoría en castellano. Ningún problema. Faltaría más. Y eso que, según Rivera, en Catalunya hay que «partirse la cara literalmente» para hablar en castellano. La número 2 por Tarragona, Lorena Roldán, se esforzó tantísimo en pronunciar su discurso en castellano que, al enumerar todos los males que, según ella, ha causado el independentismo, citó el aumento del «aturo» (mezcla de paro y atur). Soltó una risita autocompasiva. También hizo alarde de bilingüismo el número 1 por Tarragona, Matías Alonso, cuando aludió a la «majoria de los tarragoneses». Alonso presumió de que «en Ciudadanos tenemos lo que hay tener... liderazgo, programa, equipo y voluntad de triunfo».

Arrimadas echó en cara a los independentistas «la sucesión de fechas históricas». «La verdadera fecha histórica será el 21-D, en que caducará el Procés». El diputado de Ciudadanos por Tarragona, Sergio del Campo, presente ayer en el mitin, ya aseguró en diciembre de 2015, que «el proceso soberanista acabó el 27-S». 

La candidata a la Generalitat -a la que el público recibió y despidió con gritos de «presidenta, presidenta»- presumió de que «nosotros no pensamos en 1714 sino en el 2114». Cierto. Tampoco piensan en, por ejemplo, 1940. Un 15 de octubre fue ejecutado Lluís Companys.

Las campanas de la iglesia de Sant Pau sonaron a las 12 y a las 12,15, en pleno discurso de Rivera. El propio Albert se quejó de que «aquí hay un sonido de campanas tremendo». Seguro que fue un boicot. Ya se sabe que la Iglesia catalana es muy indepentista y muy mala, malísima.

Rivera elogió una y otra vez Tarragona: «Queremos apoyar a la España productiva y Tarragona es de lo mejor de esa España».

«Ara, sí votarem»
El público se emocionó con el mantra que repitieron Arrimadas y Roldán: «Ara, sí votarem». Lo del 1-O debió ser un picnic en que se repartieron porras para desayunar y galletas a media mañana. Hubo tal emoción entre los asistentes que irrumpieron al final en gritos de «¡Votarem!¡Votarem!», al estilo de los ‘indepes’ durante el mes de septiembre. 

En el escenario y en la primera fila, donde se sentaron los dirigentes de C’s, hubo muy buen rollo. Tanto que, más que un mitin de los Camaradas del 155, parecía una comida familiar. De primos. De Rivera. 

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