Ruedas, muebles y baldosas llenan los bosques de TGN

La proliferación de vertedores improvisados e ilegales en la Anella Verda de la ciudad preocupa a expertos y a entidades ecologistas, quienes piden medidas urgentes

12 febrero 2019 08:30 | Actualizado a 13 febrero 2019 18:25
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

Neumáticos, botellas de plástico, restos de baldosas, puertas, pedazos de vehículos, muebles e incluso neveras y televisores. Todo esto y más se puede encontrar uno durante una mañana de domingo, paseando por los bosques y caminos de Tarragona. La Anella Verda de la ciudad está llena de vertederos incontrolados, que ofrecen una imagen paisajística fuera de lo común. Las zonas más afectadas son las que se encuentran próximas a las urbanizaciones y de fácil acceso con el coche, como es el caso del Balcó de Tarragona, Rodolat del Moro o el Bosc de la Marquesa.

El Ayuntamiento cifra en casi 250.000 euros anuales la cantidad destinada a limpiar los vertederos ilegales. Pero esto no es lo peor. La profesora de Derecho Ambiental de la Universidad Rovira i Virgili, Aitana de la Varga, asegura que la gran cantidad de escombros repartidos por los bosques de la ciudad «no solamente provoca un grave impacto visual, sino que pueden repercutir en el suelo y, como consecuencia, contaminar el agua que utilizamos los tarraconenses».

Si hay alguien que conoce los bosques de la ciudad es Lluis Estamariu, miembro de la junta de GATA (Grup d’Amics de Toni Achón–Ecologistes de Tarragona). Estamariu reconoce que existe un problema con los vertederos y propone algunas medidas correctivas. «Sería interesante elaborar un plan de usos para la Anella Verda con el fin de mantener y vigilar los caminos y espacios forestales», asegura Estamariu, quien añade que «también se podría tejer una red de voluntarios que ayuden a controlar estos caminos». Finalmente, desde GATA recomiendan a los excursionistas avisar al Ayuntamiento en caso de encontrarse con escombros en medio del bosque. 

No se trata de algo puntual. Luis y Soledad, vecinos de Tarragona, salieron a pasear por la zona de El Mas del Panxet –una urbanización cercana al Centre Penitenciari Mas Enric–. Pero su excursión se vio interrumpida por la presencia de maderas, cristales y azulejos. Alguien había hecho obras en su casa y, en lugar de llevar los restos a la Deixalleria, decidió dejarlos en medio de un camino cercano a una urbanización. «Hace dos meses ya pasamos por aquí, y ahora está exactamente igual. Está mal que alguien deje aquí los escombros, pero tampoco podemos comprender como el Ayuntamiento no lo limpia», aseguraba el pasado domingo Soledad. Lluís Estamariu, miembro de GATA, lo tiene claro: «Falta más de todo. Más pedagogía y más puntos de recogida cerca de las urbanizaciones».

¿Y falta de información?
Llevant es una de las zonas más afectadas por la presencia de vertederos incontrolados. La zona de la Budellera, el Bosc de la Marquesa o las inmediaciones de Ferran son un claro ejemplo. «Ha llegado a un punto de no retorno. Antes había una patrulla de la Guàrdia Urbana de medio ambiente que inspeccionaba las  zonas y preguntaba a los campesinos. Pero ahora ya no», explica Gemma Fusté, presidenta de la Federació d’Associacions de Veïns de Llevant, quien asegura que «los tarraconenses no saben cómo denunciar los hechos». 

La zona del Francolí también es víctima del incivismo. La Associació Aurora, a través de sus voluntarios, es la entidad que se encarga de la limpieza de este punto y de otros, como el Bosc de la Marquesa o los Morrots de la Savinosa. «A menudo organizamos jornadas de limpieza. Y nos hemos dado cuenta de que por mucho que eliminemos vertederos, al cabo de unos días vuelven a aparecer», asegura Jaume Santos, director de la Associació Aurora, quien añade que «sin duda, esto perjudica gravemente a la fauna y la flora de nuestros bosques». 

Las Coves del Llorito, la Ermita de la Salut, el Pont del Diable, la zona del mercadillo de Bonavista y el polígono de Riuclar son otros de los puntos donde también se pueden encontrar vertederos ilegales. El fenómeno se extiende más allá de los bosques. Cualquier espacio parece bueno para dejar un electrodoméstico o incluso un lavabo entero. 

«Es una lacra»
«Limpiamos un vertedero y, mientras tanto, hay alguien que ya está tirando escombros en otro punto de la ciudad. Y así, día tras día», explica la concejal de Neteja Pública del Ayuntamiento de Tarragona, Ivana Martínez, quien asegura que «intentamos actuar lo más rápido posible para que la afectación en el medio ambiente sea mínima». Los vertederos se han multiplicado en estos últimos años y, prueba de ello, son los datos que proporciona el Ayuntamiento. En el año 2018 se abrieron hasta 60 expedientes sancionadores por vertederos ilegales en terrenos privados. Una cifra que casi triplica la del año 2016. «En una ocasión, nos encontramos que alguien había vaciado su piso –muebles y electrodomésticos– al lado del río Francolí. El propietario había dejado junto a las estanterías algunos libros que llevaban su nombre. Le llamamos y el hombre nos pasó el contacto de la empresa que se encargó de la mudanza. En este caso pudimos sancionar, pero esto no ocurre siempre», relata Martínez. 

La concejal reconoce que los vertederos incontrolados se han convertido en «una lacra» para la ciudad y asegura que se han puesto en marcha medidas para paliar el problema. «Contamos con un inspector que controla los puntos más conflictivos, hemos incorporado otra máquina y no nos cansamos de hacer campañas de sensibilización», asegura Ivana Martínez. 

Son muchas las leyes y normativas que regulan este fenómeno, y todas ellas coinciden en establecer como infracción grave el hecho de depositar residuos en zonas verdes y protegidas. Tanto especialistas como ecologistas aseguran que la proliferación de estos vertederos improvisados en la Anella Verda de la ciudad podrían llegar a tener afectación directa en la

Comentarios
Multimedia Diari