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Si algo está poniendo en evidencia la Covid-19 son las carencias de nuestro sistema público de salud, formado por excelentes y preparadísimos profesionales pero escaso de medios humanos y técnicos para hacer frente a esta pandemia. Ocurrió en la primera ola, donde quedó patente la fragilidad de nuestra sanidad, y está volviendo a ocurrir en esta segunda y cruel ola.
En el caso de las regiones sanitarias del Camp de Tarragona y Terres de l’Ebre está quedando al descubierto la falta de personal sanitario para afrontar con garantías la lucha contra el virus. Médicos, enfermeras, auxiliares de enfermería, celadores, etc... no dan abasto y el sistema se resiente, también, ante las numerosas bajas por Covid entre estos trabajadores.
El jefe del servicio de Medicina Interna del Hospital Sant Joan de Reus y decano de la Facultat de Medicina de la URV, también con sede en la capital del Baix Camp, Antoni Castro, reconoce al Diari que «ahora estamos más desbordados que durante la primera ola, ya que entonces no nos afectó tanto».
«Los estudiantes de sexto serían efectivos muy óptimos porque tienen conocimientos teóricos ya adquiridos»Las cifras en el Hospital Sant Joan así lo demuestran, según explica el propio Castro. «Actualmente tenemos ingresadas unas 120 personas por Covid-19, cuando en la primera ola el máximo fueron 90. En la primera ola, por nuestro hospital pasaron unos 200 enfermos de Covid, mientras que ahora en tres meses ya han pasado casi 300», comenta el jefe de los internistas del Hospital Sant Joan, quien añade que «los médicos y las enfermeras tenemos vida propia, hijos, etc. Y nos puede pasar que tengamos que coger la baja laboral al vernos afectados por un brote de Covid. Esto pone en peligro la capacidad que tiene el sistema para atender a la gente».
Ante este panorama, al decano de la Facultat de Medicina le consta que «desde Salut se está trabajando para tener preparados en la recámara a estudiantes de sexto de Medicina, organizados por si fuese necesario activarlos».
Castro tiene muy claro que «serían unos efectivos muy óptimos porque tienen conocimientos teóricos ya adquiridos. En sexto, lo que se conoce como rotatorio, no hay ninguna clase teórica. Todo son prácticas clínicas -profesionales- en el hospital, donde los estudiantes siguen un itinerario y pasan por todos los servicios».
«El déficit de médicos existía antes de la Covid-19, pero se ha hecho manifiesto en la pandemia»Actualmente, el Departament de Salut estaría recogiendo información de cuántos estudiantes de sexto de Medicina hay en Catalunya por si fuera necesario activarlos. La Facultat de Medicina de Reus cuenta en estos momentos con 114 estudiantes de sexto y su decano explica que «tienen ganas de poder ayudar y algunos de ellos ya han venido a verme interesándose en poder echar una mano».
Castro recuerda que «durante la primera ola ya fue un recurso que se utilizó, pero cada universidad y hospital lo hicieron a su manera, con cierta descoordinación. En el Hospital Sant Joan tuvimos algunos, pero pocos». Ahora, en cambio, se trata de un plan global centralizado por Salut.
Otro recurso del que se podría echar mano si fuese necesario, según el decano de la Facultat de Medicina de Reus, es el de «los 7.000 médicos que tenemos en España que en junio acabaron la carrera y ahora están sentados en una silla preparándose para el MIR. Son licenciados en Medicina que pueden ejercer. También hay unos 4.000 médicos que, aunque han aprobado el MIR, no tienen plaza y podrían aprovecharse».
Déficit estructural
Desde el Col·legi Oficial de Metges de Tarragona (COMT), la doctora Carme Boqué admite que «hay un cierto déficit, que es estructural y que existía antes de la Covid-19, pero que se ha hecho manifiesto de manera palmaria en la pandemia». Boqué cree que «existen carencias sobre todo en determinadas especialidades» y apunta a algunos factores que derivan en esa situación: «De entrada, la carrera de Medicina tiene unos numerus clausus más altos, unas notas más elevadas, lo que limita la entrada. Otro embudo es el MIR y luego no todos los estudiantes que se forman se quedan en el lugar, no todos revierten en nuestros centros, porque algunos se marchan».
Boqué, desde el Col·legi, denuncia que se echa en falta «un trabajo de planificación por parte de la administración», más allá de esta lucha contra la pandemia: «No se ha planificado convenientemente, para ver cuántos médicos se necesitan, de qué especialidades y dónde». El refuerzo de Salut que se basa en la contratación de estudiantes del último curso de enfermería y medicina es visto con buenos ojos por el Col·legi, aunque matizado: «Tenemos claros que los estudiantes son estudiantes y no médicos. Lo que pasa es que muy probablemente haya un lugar en los hospitales y en los centros de primaria para ellos, para que echen una mano, para que hagan labores no puramente asistenciales».
Será algo similar a lo que ya sucedió en la primera ola. «Serán necesarios como ya lo fueron entonces y tuvieron un sitio, pero sabiendo que no pueden hacer la misma labor de un médico», cuenta Boqué.
