Santa Tecla, la fiesta de la emoción contenida

La crida. En este año atípico todo cambia, pero ayer se pudo volver a gritar el ‘Visca Santa Tecla’

16 septiembre 2020 09:00 | Actualizado a 16 septiembre 2020 19:17
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Al final, en este año de incertidumbres, ayer por la tarde se volvieron a escuchar las palabras que cada septiembre aguardan con ilusión tantos tarraconenses: «Visca Santa Tecla!».

Aunque aquí acaban las coincidencias con las fiestas que cualquiera pueda guardar en la memoria. Ayer ‘la crida’, que cada año se celebra en el palacio municipal mientras el público se amontona en la Plaça de la Font, tuvo que trasladarse a las murallas, al Passeig Arqueològic, al aire libre, en un acto íntimo de aforo limitado.

El alcalde, Pau Ricomà, insistía en que «la ciudad no renuncia a sus fiestas» y daba ‘permiso’ a los asistentes para gritar y aplaudir a los homenajeados. Pero lo cierto es que, aunque la emoción estaba presente, se mantuvo contenida. Imposible olvidar que este no es un año cualquiera.

El acto que marca el inicio de las fiestas arrancó con el toc d’obertura de la Cobla de Ministrers del Consell Municipals y Ricomà aprovechó la oportunidad para agradecer el intenso trabajo de los técnicos municipales y las entidades para ingeniar un programa adaptado a las circunstancias que impone la pandemia.

Dosis de autenticidad

La perpetuadora de las fiestas de este año, Àngels Cantos, escultora, trasladó a los asistentes a la Part Alta de su infancia y a los ojos maravillados con los que vio construir el Drac de Sant Roc.

Era el principio de una vocación que ha dado innumerables frutos para suerte de la ciudad, porque por sus manos ha pasado el propio Drac, pero también los Gegants Moros que admiraba de pequeña. «No imagináis la suerte que es tener entre tus manos, poder tocar estas piezas centenarias. Es un lujo», explicaba. Y es que una de sus obsesiones es que las figuras del Seguici salgan «bien guapas», un trabajo, el de la restauración, que también le ha dado la oportunidad de ver las entrañas de las figuras y aprender de otros escultores.

Autora de las figuras del Seguici Petit, se le quebraba la voz al reconocer que: «No sabéis lo que siento cuando los veo pasar, cuando la gente los viste, los porta... Son como mis hijos». También, por ello, dio un pequeño tirón de orejas a las entidades, para que no dejen pasar detalles de conservación pendientes.

E hizo un llamamiento a hacer a los niños partícipes de la tradición porque, aseguró, en sus manos estará que se perpetúen las fiestas.

25 años de compromiso

Además de la perpetuadora, ayer se rindió homenaje a las Tecleres y Teclers de honor. Dos de los homenajeados lo eran a título póstumo: Òscar Atance Rovira, del Ball de Valencians, quien falleció en el accidente de IQOXE y Miquel Estellé Calixtro, del Ball de Turcs i Cavallets.

También fueron homenajeados Josep Oriol Nicolau Tell, quien salió con el Ball de Pastorets desde 1996 y participado en las fiestas con distintas entidades; Roger Maset Gaya, del Cos de Bastoners de l’Esbart Santa Tecla; Ivan Oliver Herrero y Javier Ferré Flores, del Cos de Bastoners de l’Esbart Santa Tecla y balladors del Retaule; Pablo Perez Herrero y Ángeles Póveda Cardete, de los Nanos Vells; Sergi Gonzàlez Gonzàlez, «por más de 25 años poniendo música a las fiestas»; Josep Molera Teruel, David Ibañez Morales, Jordi Soberà Fernández, Marina Budesca Muñoz y Leopoldo Foix Merino, castellers y castelleres de los Xiquets de Tarragona con 25 años de trayectoria y Jordi Grau Cerdà, Josep Caparrós Ventura,Christian Borràs Bové y Víctor Pomerol Español, por 25 años de castells con los Xiquets del Serrallo.

Finalizado el acto, el alcalde y la perpetuadora encendieron la mecha, desde la propia muralla, que daba paso a los Onze Morters de Santa Tecla y a la primera Tronada, a cargo de la Pirotècnia Gironina.

La sorpresa estaba a la salida con el Ball de Diables del Drac de Sant Roc, que hicieron un pasillo a la perpetuadora, una muestra de que, así como Cantos siente devoción por sus criaturas, estas también son agradecidas y le devuelven el cariño.

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