Santiago Mallafré, el médico que influyó en la vida de las familias tarraconenses

El doctor reconoce que sus visitas a las chabolas del Francolí le marcaron

02 octubre 2019 09:19 | Actualizado a 02 octubre 2019 09:26
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Un despacho lleno de libros que explican la historia de Tarragona. En el escritorio, cuadernillos llenos de fotografías de calles de la ciudad, acompañadas de pequeños y curiosos apuntes. «No sé por qué me premian a mí. Si no he hecho nada de especial». Es la humildad personificada.

El Diari conversó ayer durante casi treinta minutos con quien ha sido el médico de cabecera de media ciudad: Santiago Mallafré Gimeno. «Es un oficio muy bonito. Me ha permitido conocer personas de todas las capas sociales: ricos, pobres y con diferentes profesiones y niveles de formación. Y me he dado cuenta de que todos, independientemente de la clase, somos frágiles. Necesitamos que nos quieran más, que nos respeten más», decía ayer el doctor.

"Necesitamos que nos quieran más, que nos respeten más"

Santiago Mallafré Gimeno nació en Tarragona pocos meses después de acabar la guerra. Su bisabuelo, su abuelo, su padre y su hermano también fueron médicos. Su hija y sobrino continúan con la tradición. Mallafré estudió en el Sagrat Cor y, durante un período de tiempo muy corto, en La Salle. A los 16 años se trasladó a Barcelona para estudiar la carrera de medicina. «Supongo que influyó en la decisión el hecho de ver día tras día a mi padre haciendo de médico», comentaba. 

En el año 1963 volvió a su ciudad para trabajar en el servicio de urgencias nocturno. Mallafré reconoce que fue entonces cuando vivió uno de los episodios que más le marcaron en su vida. Atendió a las familias que vivían en las chabolas del Riu Francolí y del polígono Entrevies, y en las Parcel·les Tusset. «Viví situaciones muy tristes y palpé la injusticia social. Llegué a ver niños muertos de frío. Que la distribución de la riqueza sea tan irregular es penoso. Deberíamos asegurar el mínimo bienestar de todo el mundo», reflexionaba ayer Mallafré, quien incluso llegó a atender a los habitantes de una cueva ubicada en la Savinosa.

Los valores que aprendió entonces le acompañaron durante toda su vida. «Gracias a mi trabajo, he conocido gente de otras regiones, que me enseñaron palabras y costumbres nuevas. También he visto personas con diferentes oficios. Y esto marca mucho al paciente. Siempre hablan de su profesión y utilizan su argot durante las visitas», explicaba Mallafré, quien lo ejemplificaba así: «Siempre me acordaré de un paciente que era comerciante y me decía que estaba un 20% mejor. O de un pescador del Serrallo que aseguraba que no hacía falta embarcarse en más pruebas. También un militar, quien aconsejaba atacar más con antibióticos para mejorar las defensas». 

"Los oficios se dejan entrever mucho en las consultas de los médicos"

Es consciente de que ha influido en la vida futura de muchas familias tarraconenses. «Y esto, éticamente, me ha obligado a estar en constante alerta», comentaba. Mallafré se ha dedicado a dar seguridad a sus pacientes y a explicarles sus enfermedades, pronósticos y tratamientos de una manera llana. «Para mí, era importante que se sintieran respetados y aceptados, y que entendieran bien lo que les pasaba», añadía.

La apertura del Hospital de la Creu Roja, en el año 1969, significó un antes y un después para Mallafré. Estuvo vinculado a la institución hasta que cerró, en 1996. En ese momento, se consolidó como el médico de cabecera de referencia para Tarragona, con su consulta en la Rambla Nova. Le apasionaban las visitas a domicilio. «Les pedía a los pacientes salir a la galería de sus casas, desde donde vi patios y jardines, que desde la calle no se ven», reconocía Mallafré. 

Visitas ‘exprés’ en la calle

Se jubiló hace casi diez años, a los 70 años, coincidiendo con la enfermedad de su mujer. Los pacientes aún le saludan por la calle y, algunos, le hacen consultas en medio de los pasos de cebra. Actualmente se dedica a cuidar de su mujer y a leer libros sobre su ciudad. «También hago resúmenes de cosas curiosas que leo para que no se me olviden», explicaba ayer, mientras mostraba sus cuadernillos llenos de imágenes históricas. 

Opina que, actualmente, la atención médica es más eficaz que antes, «pero, en cambio, se ha perdido la agilidad. Hay más listas de espera y el médico de cabecera se ha perdido. Esto dificulta la confianza entre paciente y doctor». Treinta minutos de experiencias y reflexiones a cargo del doctor Mallafré.

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