Sarcasmo ‘indepe’ antimossos

400 personas asisten al acto enfrente de la Subdelegación del Gobierno, en la plaza Imperial Tarraco.  Tornavís Teatre monta una perfomance callejera llena de ironía y duras críticas contra la policía catalana

28 octubre 2019 19:30 | Actualizado a 29 octubre 2019 16:31
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Aquel famoso «los catalanes hacen cosas» de Mariano Rajoy está más de moda que nunca. No tiene límite la capacidad inventiva del independentismo para mostrar su rabia contra la sentencia del Procés y su solidaridad con los jóvenes detenidos durante los disturbios. Manifestaciones, concentraciones, empapeladas, la Marxa per la Llibertat, la ronda diaria de las Mares i Àvies per la República Catalana, tal ‘Madres de la Plaza de Mayo’ en la Imperial Tarraco... 

Este lunes por la noche fue turno de la ironía o, mejor dicho, del sarcasmo ( «burla sangrienta, ironía mordaz y cruel con que se ofende o maltrata a alguien o algo») contra los Mossos d’Esquadra. La Policía catalana fue el objetivo de las duras críticas de la perfomance que representó Tornavís Teatre en el kilómetro 0 del manifestódromo independentista en Tarragona: la Subdelegación del Gobierno.

Cuatro jóvenes llamadas Llibertat, Democràcia, Revolució y Repressió participaron en un supuesto concurso para elegir a la ‘Mosso d’Esquadra del año’. Y la ganadora fue... Repressió, como no. El certamen se combinaba con lecturas de testimonios reales de «víctimas de la represión policial» y de la lectura de noticias de medio como ‘El español’ o la Cope. No faltaron los gritos de «Prensa española, manipuladora».

Seis agentes ‘reales’ de los Mossos asistieron impertérritos al aluvión de críticas. En alguna ocasión se giraron de espaldas. Dieron la cara cuando al final los más de 400 asistentes corearon a voz en grito «els Mossos també són forces d’ocupació» o «no us mereixeu la Senyera que porteu».

Para seleccionar a la ‘Mosso d’Esquadra del año’, cada una de las candidatas tenía que responder a una pregunta después de una breve autopresentación. 

Llibertat quiso enumerar uno a uno los nombres de los presos, pero la lista era tan larga (un rollo inmenso) que el presentador del certamen, un joven disfrazado de mosso con el número 0000000155 a la espalda, le conminó a no hacerlo. Y le preguntó: «¿Es lícito entrar en una universidad con las porras extensibles e identificar a los estudiantes. Respuesta A: Sí, porque hay sospechas de que pueda haber terrorismo.

Respuesta B: No, los estudiantes están en su derecho». Libertad optó por la B. Fracaso. La respuesta del ‘mosso perfecto’ debía ser la A.
Democràcia lanzó una idea para la Diada de 2020: una inmensa hilera de contenedores amarillos, como la cadena humana de 2015 con la Via Catalana cap a la Independència. Para ello pidió ‘salvar’ de la quema al menos a los contenedores del color símbolo del secesionismo. La pregunta que le tocó fue si los Mossos pueden detener a los participantes en una manifestación. Erró al decir «no, sin pruebas no». Lo ‘correcto’ era «sí, porque la caza de brujas extiende la represión y el miedo».

Revolució mostró el contenido de su mochila: una sudadera con capucha «para abrigarme», un pasamontañas «para no costiparme», una tarjeta de bus «para visitar a mis amigos que están en el hospital, la comisaría o la cárcel» y unas gafas protectoras «estilo Rosalía». Con la equipación completa, surgió un CDR de manual.

Tuvo que responder a si «¿hay que desalojar de una plaza a gente que busca un alternativa sociopolítica». Opciones: «No, els carrers seran sempre nostres» o «sí, la violencia lo justifica». Respuesta ‘acertada’, la segunda porque, aclaró el presentador-mosso, «las calles serán siempre del poder y sus ejecutores: Policía Nacional, Guardia Civil, Mossos y Urbana».

Repressió se llevó el concurso al responder que la culpa de que una persona pierda un ojo por una pelota de foam lanzada por los Mossos es de la víctima y no del agente. Se puso a cantar el tristemente real «Veniu, que som gent de pau» que se oyó desde una furgoneta policial en Tarragona en plenos disturbios y se giró a los Mossos que vigilaban la Subdelegación para gritarles «Gracias por el trabajo bien hecho. Sois cojonudos» y pedir que el público corease «Buch, condecoración».

La representación acabó con un remake del incisivo gag de Polonia ‘Estic en una poli band’. Si no lo han visto, búsquenlo en Internet. Para indignarse. O para carcajearse. 

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