‘Se acabó el silencio’

Más de 4.000 personas se concentraron ayer en la Plaça de la Font a favor de la unidad de España. La manifestación acabó con una visita sorpresa a la comisaría de la Policía Nacional y a la comandancia de la Guardia Civil 

07 octubre 2017 18:42 | Actualizado a 08 octubre 2017 09:46
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Más de 4.000 personas dan fe que el silencio se ha acabado. La Plaça de la Font se convirtió ayer en una marea de banderas españolas, y alguna de catalana también. Bajo el lema, ‘Basta ya, por la democracia y el respeto a la ley’, los partidarios de la unidad de España se concentraron para acabar con su silencio y decir bien alto que «Catalunya es España». De manera espontánea, y después de una hora en el punto de encuentro, los manifestantes se dirigieron hasta la comisaría de la Policía Nacional y, después, a la comandancia de la Guardia Civil. «No estáis solos» o «Esta es nuestra policía», eran algunas de las consignas de los asistentes. 

La concentración en la Plaça de la Font estaba prevista para las siete de la tarde, pero media hora antes, ya empezó la fiesta. Una chica sacó un megáfono y empezó a sonar el himno de España. Y allí empezó todo. Las banderas empezaron a ondear y los cánticos se comenzaban a oír. De repente, una pareja de Mossos d’Esquadra entró en la plaza, pero rápidamente tuvieron que irse. Algunos manifestantes les increparon entre gritos de «¡Fuera!» o de «Traidores». Algunos, como Juan Díaz, aseguraba que «si hubieran hecho su trabajo desde el principio, todo esto no hubiera pasado». Y la fiesta continuó.

La consigna más repetida durante la concentración fue «Puigdemont, a prisión». Una pancarta lo decía bien claro: ‘Tejero a la cárcel, Puigdemont también’. No hubo manifiesto, pero no hizo falta. Los allí presentes no dejaron, ni un momento, de defender la unidad de España. Familias enteras se congregaron para hacer oír su voz. Este es el caso de los hermanos Herreros, Esteban y Alicia, que acudieron juntos a la concentración. «Lo que más nos duele es la impunidad ante alguien que se está saltando las leyes», aseguraba Esteban, quien reconocía que «estamos cansados de ser mal visto por el hecho de llevar una bandera española. No soy facha, soy español». Alicia, por su parte, aseguraba que «el problema es que la clase política catalana ha engañado a los ciudadanos». 

Pero si alguien lo tenía claro era Pedro Lorente, un tarraconense que llevaba escrito en un cartel una especie de hoja de ruta a seguir, según explicaba él. «Lo primero que se debería hacer es poner a la cárcel aquellos que han dado el golpe de estado. Ya no son válidos como interlocutores», relataba Lorente, quien añadía que «el segundo paso es convocar elecciones, el tercero es hablar y, el último paso, encontrar las soluciones para este problema». 

La consigna más repetida fue ‘Puigdemont, a prisión’

Uno de los momentos más álgidos de la manifestación llegó con un pilar de tres, donde el enxaneta mostró, orgulloso, las dos banderas, la senyera y la española. La llegada del diputado al Parlament, Alejandro Fernández (PP), también emocionó algunos de los presentes, que fueron rápidamente a darle un abrazo. Los organizadores, pero, quisieron dejar bien claro que «la concentración no tiene nada que ver con política. Somos catalanes que nos sentimos españoles, y que queremos decir basta de faltar al respeto a la democracia y a las leyes», explicaba Javier Carrión, portavoz de los manifestantes y regidor del PP en el Ayuntamiento de Constantí. 

«La sociedad civil no puede estar dividida. No nos tenemos que pelear entre amigos ni familiares», pedía Carrión, portavoz de la movilización. También lo exigían muchos de los manifestantes, quienes lamentaban la situación. Este es el caso de Raquel, Juani y Fulgencio, que aseguraban que «este país lo hemos levantado entre todos y ahora nos quieren obligar a ser algo que no queremos». Fulgencio reconocía que llevaba días sin dormir. «Me preocupa la situación y cómo acabará todo. Sobretodo, entre las familias», explicaba. Los cánticos seguían. «España unida, jamás será vencida», «Viva España y viva Catalunya» y «A por ellos» marcaban el ritmo de la tarde.

A parte del parlamentario Alejandro Fernández, en la concentración también asistieron representantes de Ciutadans, como el diputado del Congreso, Sergio del Campo, y el expresidente de la Sociedad Civil Catalana, Josep Ramon Bosch, quien, en medio de la concentración,  expresó  en Twitter «Tarragona, capital de España».

La actuación policial

«Viva la Guardia Civil» y «Viva la Policía Nacional» también sonaron en la Plaça de la Font. Por su parte, el portavoz de la concentración, Javier Carrión, confesó que «a nadie le gusta  ver a ciudadanos recibiendo golpes, pero debemos saber que en la mayoría de colegios no hubo incidentes», y añadió que «damos nuestro apoyo a los Cuerpos de Seguridad del Estado que, solamente, cumplían con la ley». Lucía Cuesta opinaba muy parecido. Pero no dejó de ondear la bandera española ni un solo segundo. «La policía vino a defender al pueblo catalán y a impedir que se cometiera un delito. Estamos muy orgullosos de ellos». Y así empezó todo. De manera espontánea, los manifestantes desfilaron Rambla Nova abajo hasta llegar a la comisaría de la Policía Nacional. De camino hasta el lugar de destino los gritos a favor de la policía española no cesaron. Tampoco faltó el himno de España tarareado por los manifestantes.

Sorpresa

«No estáis solos». Este era el mensaje que los concentrados querían dejar claro a los agentes de los Cuerpos de Seguridad del Estado. Y les sorprendieron y los policías nacionales sonreían. Los manifestantes, al grito de «esta es nuestra policía», felicitaban a los agentes, les besaban y hasta se hacían fotografías. «Gracias, es un orgullo teneros aquí, para defendernos», decía Luis Miguel Pons a un agente. Pasando desapercibida estaba Olga, una mujer que no podía contener las lágrimas.  «Mi padre era también policía nacional, y al verlos, aquí, uniformados, no he podido evitar pensar en él y me he emocionado», explicaba Olga, que al final se armó de coraje y decidió ir a saludarles. Por su parte, un agente de la Policía Nacional aseguraba que «después de tantos días aquí, se agradece que alguien venga a darte cariño». Los policías aplaudían a los concentrados, que decidieron marcharse dirección la comandancia de la Guardia Civil, mientras gritaban, al unísono «Trapero, a prisión». Se acabó la concentración y también el silencio para los unionistas. Lo que cada vez está más lejos son las personas: los partidarios de la independencia y los partidarios de la unidad del España.

 

 

 

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