Silvia Congost: «La sociedad nos empuja a la relación de pareja, pero no la necesitamos»

La reconocida psicóloga defiende los beneficios de la solitud y el poder de la autoestima en su último libro, ‘A soles'

22 septiembre 2020 14:19 | Actualizado a 22 septiembre 2020 14:30
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«La Covid-19 nos ha obligado, a muchas personas, a enfrentarnos a la soledad de una manera diferente. Nos ha aislado y nos ha privado de todo lo externo que siempre utilizamos como vías de escape, distracciones para no mirar hacia adentro, para no pensar en lo que nos ocurre y lo que nos dice el cuerpo. Al privarnos de estos estímulos externos, hemos acabado mirando hacia nuestro interior. Y esto es maravilloso». Saber estar solo es positivo y así lo defiende la reconocida psicóloga Silvia Congost (Girona, 1977), en su último libro A soles. Descobreix el plaer d'estar amb tu mateix (Angle Editorial. 9 Grup Editorial) con el que invita a perder este miedo.

A soles es una guía para dejar atrás vínculos destructivos y saber estar en paz con uno mismo. También refleja algunos casos de pacientes que han pasado por la consulta de la doctora. Las situaciones son bien diversas. A menudo es el dolor por una ruptura no deseada y el nuevo encaje. Otras veces una enfermedad o la dependencia de una relación tóxica de la que no se puede o no se quiere salir. Justamente la dependencia emocional es uno de los orígenes de este libro y la doctora explica que ella misma la sufrió. Ahora, su objetivo es ayudar a los demás. Congost es conferenciante, realiza sesiones en línea y presenciales y conduce talleres y grupos de autoestima. Instagram: @silviacongost; Facebook: silvia.congost y web silviacongost.com 

El aislamiento es peligroso y nocivo. Es causante de muchas enfermedades degenerativas y cardiovasculares y se tendría que hacer lo necesario para evitarlo.

Relaciones de pareja
Anuptafobia es el nuevo término que se ha acuñado para hacer referencia a los miedos a no encontrar pareja. Congost habla de dos grupos. Por un lado el miedo de quedarse soltero y, por el otro, el de casarse con la persona equivocada. Unas situaciones que, muchas veces, todavía provocan vértigo. En este sentido, la psicóloga apunta que en pleno siglo XXI, la presión social aún es muy fuerte. «No estamos acostumbrados a estar sin pareja. Nos cuesta y además está mal visto socialmente. La sociedad nos empuja a la relación de pareja como situación ‘ideal y deseada’ cuando en realidad, sí que somos seres sociales y necesitamos vincularnos con otras personas, pero no necesitamos una pareja. Pero esto es algo que hasta que uno no se enfrenta, sea porque lo decida o porque no le queda otra opción, no descubre todos los beneficios que la soledad nos puede causar», dice.

La autoestima, clave
En cuanto a estos beneficios, la especialista destaca «volver a nosotros mismos», mirar la vida interior de cada cual. «Cuanto más conectados estemos con nosotros mismos, con nuestros sentimientos, con nuestras emociones, con lo que nos pasa por dentro, cuanta más conciencia tengamos respecto a todo este mundo interior que nos hace ser quienes somos, mejor sabremos gestionar los momentos en los que no tenemos a nadie al lado que nos distraiga. Cuanto más nos conozcamos, mejor nos sentiremos en nuestra compañía», señala. Sin embargo, al mirar hacia adentro, no siempre gusta lo que se puede descubrir.

Y aquí es donde entra la autoestima, puesto que Congost sostiene que si la persona no se valora, no se quiere y no es capaz de salir de los contratiempos de la vida, si siente que no merece tener éxito y conocer a alguien interesante y se queda sola, su miedo aún se hará mayor. «Por lo tanto, el miedo a la soledad tiene una parte de carencia de autoestima, pero no podemos olvidar la parte social, con un peso enorme», afirma. En cualquier caso, recomienda «enfrentarnos a quedarnos solos. Vivir la experiencia de estar con nosotros mismos a pesar de nuestras resistencias. Si conseguimos aguantar hasta llegar a un punto de conectar con el placer que esta experiencia nos aporta, habrá un cambio radical en nosotros. Yendo a un restaurante solos, hablando con gente que no conocemos... Es así como llegas a conocerte de verdad».

«Estar solo es relacionarnos con nosotros mismos. No deja de ser un tipo de relación. Nos hablamos y nos tratamos de una manera determinada».

Relaciones tóxicas
Pero Congost diferencia entre solitud sana e insana» y puntualiza que justamente, uno de los casos en los que no es recomendable buscar la solitud es cuando se intenta salir de una relación de dependencia «o cuando simplemente tenemos que encajar una ruptura o una pérdida que no deseamos. En esta situación, quedarnos solos nos llevaría a pensar de una manera más obsesiva, insistente y profunda en lo que nos está haciendo tanto daño». Entonces, ¿cómo proceder? La especialista aboga por esforzarse en socializar hasta superar la pérdida para después «trampear la solitud y sanar la relación con nosotros mismos».

El aislamiento
Así mismo, también existe una soledad muy dura, la de muchos abuelos y abuelas, una soledad que puede matar. En este caso, Congost es tajante. «Estamos hablando de aislamiento y eso sí que es peligroso y nocivo. Es causante de muchas enfermedades degenerativas y cardiovasculares y se tendría que hacer lo necesario para evitarlo. La sociedad tendría que plantear estrategias para combatirlo, dado que la esperanza de vida aumenta cada vez más», manifiesta.

La pandemia nos ha ayudado a reflexionar, pero en general, creo que seguiremos siendo iguales y esto quedará como el recuerdo de una experiencia extraña que la vida nos ha hecho vivir

Alerta de que justamente el aislamiento social de muchas personas de la tercera edad se ha convertido en un problema de salud pública que afecta a 4,6 millones de personas en el Estado español. Una situación que ha llevado al Reino Unido a crear al Ministerio de la Solitud. De igual manera, un estudio realizado en 2015 en Estados Unidos demostró que la solitud producida por el aislamiento social mata en el mundo a más personas que la obesidad. Mientras, otra investigación llevada a cabo en el Reino Unido revelaba que la solitud aumentaba un 30% el riesgo de sufrir cardiopatías isquémicas o ictus. «Por tanto, combatirla puede tener un papel muy importante para superar las dos principales causas de mortalidad en los países ricos».

Saber desprenderse
Por todo ello, la autora de A soles sugiere desprenderse de cosas, objetos, sentimientos y personas cuando se sienta que no aportan nada positivo, «ya que nos ayuda a dejar espacio para que entren otras nuevas, que encajen más con lo que buscamos en ese momento. El aferrarse no nos ayuda a avanzar y crecer».
En relación con los objetos, el confinamiento puso en evidencia en muchas personas, las escasas cosas materiales que se necesitan para vivir y ser felices.

Sin embargo, la psicóloga considera que esta forma de pensar no será la tónica en un futuro más o menos cercano. «Posiblemente solo para algunas personas. La pandemia nos ha ayudado a pensar y a replantearnos cosas, a reflexionar, a aprender y a algunos, a cambiar determinados aspectos pero en general, creo que seguiremos siendo iguales y esto quedará como el recuerdo de una experiencia extraña que la vida nos ha hecho vivir».

Finalmente, Silvia Congost destaca el ejercicio de escribir para mejorar. «La escritura nos ayuda a conectar con nuestro interior. Es una vía directa con nuestro mundo emocional. Nos permite visualizar lo que nos mueve y lo que nos inquieta. Cuanta más conciencia tengamos sobre todo este ámbito que nos hace ser únicos e irrepetibles, podremos poner de nuestra parte para mejorar, comprometernos y seguir creciendo hacia un mayor bienestar».

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