Sin ventilación y con plagas, así trabajan en la centralita de Joan XXIII

Las empleadas denuncian las condiciones y piden ser reubicadas en otro espacio. El hospital asegura que el traslado se hará este mes

03 enero 2021 18:50 | Actualizado a 04 enero 2021 12:56
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«Estamos trabajando en unas condiciones inhumanas. Nos sentimos denigradas». Así empieza el relato de algunas de las empleadas de la central telefónica del Hospital Joan XXIII de Tarragona. Denuncian que el espacio en el que trabajan es muy pequeño y que no hay ventilación, lo que no respeta las medidas de seguridad de la Covid-19. Además, las trabajadoras se quejan de la presencia de plagas de insectos, e incluso ratones, en las instalaciones. Por su parte, desde el centro hospitalario se comprometen a trasladar la oficina de la centralita a otro espacio a lo largo de este mes de enero.

Cualquier llamada que entra al Hospital Joan XXIII pasa por la central telefónica, excepto aquellas que tienen que ver con visitas médicas. En este servicio trabajan un total de tres personas, dos por la mañana y una por la tarde. Actualmente, la centralita física está ubicada a la planta baja del edificio principal del centro hospitalario. «Es una especie de cuchitril, de unos 10 metros cuadrados», explica una de las trabajadoras, quien prefiere mantenerse en el anonimato.

«No podemos ventilar la sala, porque solo hay una ventana que no se puede abrir porque da a un patio de luces lleno de porquería y de polvo. Si abrimos, nos entran plumas y excrementos de palomas. Un asco», explica la empleada, quien añade que «pasamos muchas horas juntas, y vamos cambiando de turno. Las condiciones en las que trabajamos no reúnen las mínimas medidas para evitar contagiarnos de la Covid-19». Esta empleada denuncia también la presencia de insectos dentro de las instalaciones. «Ratas, cucarachas muertas, entre otros. Nos da miedo porque no sabemos cómo puede reaccionar un roedor de estos cuando intentamos echarlo», explica.

Las tres personas de la centralita trabajan en una especie de antro de unos 10 metros cuadrados. Allí se están siete horas seguidas y solo salen para desayunar unos minutos y tomar el aire. A sus espaldas, hay un armario con un cuadro eléctrico en muy malas condiciones, «que da autentico miedo», explica la protagonista, quien añade que «los cables están pelados y en cualquier momento puede haber un corto circuito o un incendio».

Por todo ello, las trabajadoras de la centralita piden ser trasladadas a otra ubicación donde las condiciones laborales sean mejores. «Lo único que exigimos es que se respeten las medidas sanitarias y que no corra peligro nuestra salud en el puesto de trabajo», explica una empleada, quien añade que «hace tres años que nos prometen el cambio, pero nunca llega». Hace unos días, cansadas de la situación, las trabajadoras pidieron ayuda al departamento de riesgos laborales. Los técnicos acudieron para hacer una inspección, pero por el momento, no saben nada más.

Retraso por la Covid-19

El Diari se ha puesto en contacto con el centro hospitalario, y fuentes del Joan XXIII aseguran que a lo largo del mes de enero, estas trabajadoras serán reubicadas a la planta baja del edificio D –el de color marrón, situado delante de Urgencias–. El traslado estaba previsto desde hace meses, pero la llegada de la pandemia lo acabó retrasando. Si todo va sobre lo planeado, a finales de enero, las trabajadoras de la centralita estarán en mejores condiciones.

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