'Sirusa es menos perjudicial para la salud que una carretera transitada'

Un estudio del centro de Toxicología de la URV concluye que la incineradora no tiene incidencia en la salud de los tarraconenses

19 mayo 2017 23:41 | Actualizado a 22 mayo 2017 11:30
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A partir de muestras de suelo, hierba y aire recogidas en 56 puntos del área de influencia de la incineradora de residuos urbanos ubicada en el polígono Riuclar, el laboratorio de Toxicologia i Salut Medioambiental de la Universitat Rovira i Virgili (URV) ha llegado a la conclusión que la contaminación atmosférica y el impacto sobre la salud «es mayor en una carretera transitada que en las zonas cercanas a la planta de Sirusa». Así lo aseguró el director del laboratorio, Josep Lluís Domingo, quien añadió que un pequeño cambio en la dieta también puede ser más perjudicial para la salud que la actividad de la incineradora. «Sería más efectivo dejar de tomar un vaso de leche que el hecho de que Sirusa cerrara», manifestó Domingo, quien ha analizado los niveles de contaminación de la planta incineradora desde 1996 hasta finales de 2014.

La investigación se inició el año 1996 con un plan de seguimiento de los riesgos ambientales y para la salud humana derivados de las emisiones de metales y dioxinas en las zonas cercanas a la incineradora. En el primer estudio se identificaron como monitores ambientales hierbas y suelos. En la última fase analizada, entre el periodo 2012-2014, se introdujo también el aire como monitor ambiental complementario. Los resultados en el curso de estos 18 años de evaluación continuada demuestran una mejora en el entorno en lo que se refiere a los contaminantes analizados.

«Los niveles ambientales de metal y dioxinas son bastante bajos en comparación con los observados en otras zonas de características similares o cercanas a otras incineradoras de residuos sólidos urbanos o industriales», aseguraba el director del laboratorio de Toxicología de la URV, que señalaba que todos los resultados «han estado por debajo de los niveles de contaminación permitidos». El estudio también concluye que la evaluación de los riesgos para la salud humana indica que la actividad de Sirusa no supone un riesgo adicional, ya sea cancerígeno o no, para la población residente en el entorno. Según los resultados, la ingesta dietética continúa siendo la principal vía de exposición, con contribuciones superiores al 98% para la mayoría de estos contaminantes.

La investigación continúa

Los resultados del estudio se presentaron ayer en el marco de la de la firma del contrato entre el Ayuntamiento de Tarragona, Sirusa y la URV para la continuación de la evaluación de los riesgos para la salud humana de los niveles de metales, dioxinas y dibenzofuranos en el área de influencia de la incineradora de residuos urbanos del 2015 al 2018. El contrato, que supone la continuación de los trabajos iniciados en 1996, cuenta con una inversión de 28.125 euros al año.

«Estos estudios y sus resultados han contribuido a demostrar los falsos mitos y las incertezas que había alrededor de la incineradora y la posible contaminación que ésta podría causar», manifestó el alcalde de Tarragona, Josep Félix Ballesteros, quien recordó que cuando la Sirusa empezó a funcionar «la planta estaba envuelta de una leyenda negra». «La única manera de saber con exactitud la contaminación que generaba era realizando estudios objetivos» prosiguió el alcalde, quien también recordó que antes de que la incineradora llegara al polígono Riuclar «padecíamos los vertederos descontrolados ubicados en muchas zonas del territorio, como por ejemplo en Vila-seca, Salou y Reus». «Ahora Sirusa ya forma parte de nuestro paisaje urbano y la incineración ya no se considera una actividad peligrosa, sino que está pasando a ser una actividad regeneradora», dijo Ballesteros.

Por su parte, el rector de la URV, Josep Anton Ferré, destacó la importancia del «largo recorrido» del laboratorio de Toxicologia i Salut Medioambiental en la evaluación de los niveles de contaminación de la incineradora de residuos urbanos Sirusa. «Es un estudio de más de dieciocho años y esto nos permite tener un gran margen de referencia», manifestó Ferré, quien señaló que el grupo de investigación «es uno de los más productivos» de la institución universitaria.

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