'Soy juez de menores para ayudarles a reconducir su vida'

Jesús María del Cacho se siente un tarraconense más y piensa terminar su carrera judicial en la ciudad

19 mayo 2017 16:40 | Actualizado a 19 mayo 2017 16:40
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Jesús M. del Cacho nació en Huesca, pero cuando tenía un año vino a vivir a Catalunya. Se siente un tarraconense más y piensa terminar su carrera judicial en la ciudad. Su primer destino fue Igualada, que aprovechó para realizar la especialidad de juez de menores. Después se desplazó a Tortosa y, al ascender a magistrado, fue destinado a Ceuta.

 

- ¿Cuando llegó al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Igualada se imaginaba que terminaría como magistrado de menores? - No, porque cuando llegué era en 1997 y no habían convocado la especialidad. Pero estando en Igualada lo hicieron y consideré la posibilidad de presentarme. Y lo hice. Y además con alegría, porque es como una vocación dentro de la vocación de juez. Una doble vocación.

- Y después traspasó el Estrecho de Gibraltar. ¿Qué le enseñó su paso por el Juzgado de Ceuta? - Ejercer en una ciudad más grande que en las que había estado hasta entonces, que eran Igualada y Tortosa. Fue un paso de madurez judicial y también de madurez personal. Es una etapa que se alargó durante un año y medio, cuando en realidad inicialmente debería haber sido mes y medio. Pero es una etapa de la que no me arrepiento. Aprendí, me hice fuerte, humanamente y familiarmente, y también profesionalmente.

- ¿Se ve ahora ejerciendo de magistrado en aquella ciudad autónoma? - Si tuviera que volver, volvería, con la ventaja de la experiencia. Estoy orgulloso del paso por Ceuta. No fue un castigo. Lo recuerdo con alegría.

- Y cuando estaba en Ceuta le tocó el conflicto de Perejil. ¿Cómo lo recuerda? - El islote lo ocupan los marroquíes. A partir de ahí se pone en marcha la actividad del Ejército español, con el acuartelamiento de todos los soldados de Ceuta. En aquel momento, yo estaba con mi mujer y mis hijos en un supermercado. Nos encontramos con una abogada cuyo marido era militar. Y la orden que llevaba de su marido era ‘llena el carro de la compra por lo que pueda pasar’. Ello alarmó a mi esposa, al igual que el despliegue de fragatas en el puerto o el vuelo de los helicópteros en el Estrecho. Debido a esta vigilancia prácticamente se paralizó el tráfico de hachís en el Estrecho. Esto lo constatamos los jueces que estuvimos de guardia durante este conflicto.

- Y usted entra de guardia en medio del conflicto... - Justo cuando el Ejército español restablecía el estatus quo de la isla Perejil. Yo entraba de guardia a las nueve y a las siete habían ‘reconquistado’ el islote.

- ¿Le informaron de lo que sucedía? - Sí. Hablé con la Guardia Civil, aunque no tenía por qué informarme, porque era una cosa militar. Me informó sobre cómo devolverían a su país a los marroquíes que habían ocupado el islote.

- Traspasó el charco y eligió el Juzgado de Menores de Lleida. ¿Por qué? - Dentro de la oferta de juzgados de menores, el de Lleida era el único catalán. Y mi intención era la de ejercer de juez en Catalunya, porque es una comunidad autónoma que en aquellos momentos tenía muchos recursos. Y el motivo también era la educación de mis hijos, que quería que fuese en Catalunya.

- ¿Qué más le atrae de juzgar a menores? - La posibilidad de ayudarlos a que reconduzcan su vida.

- ¿Y cree que lo está consiguiendo? - Sí, desde luego. Hay casos en los que no, pero el ochenta por ciento son menores que se rehabilitan, no porque yo directamente intervenga con ellos, sino porque los equipos educativos funcionan muy bien.

- Usted es partidario de rebajar la edad penal a los 12 años… - Siempre lo he dicho. Entiendo que es una alternativa discutible. Algunos hablan incluso de subirla a 16. Soy consciente también de que la mayoría de los países europeos establecen la edad a los 14 años. Pero también soy consciente de que cuando un menor cumple los 14 años puede llevar un carrerón como delincuente. Y hay que establecer la posibilidad de actuar antes desde el ámbito penal. El ámbito de protección de menores no es suficiente para controlar y contener a estos menores. Y es verdad que no son los más frecuentes, pero se dan y nuestra legislación tiene que estar preparada para ello. España ya contempló esta posibilidad en la ley de tribunales tutelares, cuando la edad estuvo en los 12 años, de 1948 a 2000.

- La sociedad cambia y los menores delinquen a una edad más temprana. ¿Por ello es partidario de avanzar la edad penal? - También, entre otros argumentos. Algunos menores de 14 años van con adultos a cometer delitos. No es lo más habitual, pero también se da.

- ¿Es una opinión compartida por todos los jueces de menores? - No. Hay jueces que sí opinan como yo, pero son los menos. Recuerdo un curso que hicimos los jueces de menores de España en Córdoba y la mayoría se mostraba conforme con los 14 años.

- ¿La crisis también ha hecho mucho daño a los menores? - La crisis ha hecho daño a los menores entre comillas. Creo que a muchos los ha puesto en su sitio, porque no tienen todo lo que quieren porque sus padres no se lo pueden dar, de forma que tienen que aprender a gestionar el ‘no’, la tolerancia a la frustración, que es educativa.

- Durante unos años se dispararon las agresiones de menores a padres. ¿Qué pasó? - Realmente la causa no la sé, porque cada caso tiene su propia causa. En unos asuntos era el abuso de sustancias o el consumo de drogas; en otros, trastornos que presentaban los menores, y en otros, la falta de habilidades educativas de los padres para poner freno y límites a sus hijos.

- ¿Se ha dejado atrás esta etapa? - Creo que sí. En el momento actual, este tipo de delitos, si bien se siguen dando, la percepción es que se han reducido.

- ¿Algún menor se ha encarado con usted o ha hecho algún gesto extraño? - Mantenido un pulso, no; sí una mala respuesta, pero que se le corta en el acto. Porque o se le echa de la sala de juicio directamente sin contemplaciones o bien si está detenido se le baja directamente al calabozo. Lo que sí tengo muy claro es que no puedo mantener un duelo con un menor. Yo lo corto porque no puedo permitir que se enfrente a la autoridad.

- ¿Hay muchas sentencias absolutorias, o sea, que tenga discrepancias con la Fiscalía? - Muy pocas. En menores tenemos la virtud de ser pioneros y estar experimentando el posible futuro procedimiento de adultos. Instruye el fiscal y juzga el juez. Este sistema es muy ágil y seguro. Un fiscal no se presenta a juicio si no es con una acusación sólida, lo que se traduce en que en la mayoría de las ocasiones las sentencias son condenatorias. Eso no quita que haya absolutorias.bullying ? - No. Es un delito que ya existía. Lo que sí hay son campañas de concienciación social respecto al bullying , porque es altamente destructivo para el que lo sufre. Pero se judicializan muy pocos casos, se resuelven en el medio educativo.

- Y este delito no es exclusivo de los chicos… - No, son peores las chicas.

- ¿Cada vez más ellas están tomando las riendas delincuenciales? - No, es un porcentaje mucho mayor de chicos que de chicas.

- ¿Con la aparición de las nuevas tecnologías ha surgido también un nuevo tipo de delincuencia? - Sí, con la aparición de las nuevas tecnologías han aparecido los delitos de ciberdelincuencia que se introdujeron con la reforma del Código Penal. El acoso a través de las redes sociales se ha disparado. Son delitos que son sencillos finalizarlos con la mediación y no llegan a juicio: el coger el perfil y falsearlo, te grabo y lo subo a YouTube o lo extiendo a través del espacio. También publicar cosas de algún menor en revistas on line . Alguno ha cometido incluso delitos de estafa a través de las redes sociales.

- ¿Los chantajes sexuales a través de la red son uno de estos delitos? - Sí. Y también la burla. Incluso con ánimo de gastar una broma, engañar a un compañero para que adopte una actitud sexual inconveniente y luego publicarla en Youtube o en WhatsApp.

- ¿Qué casos no se saldan en la mediación y llegan a juicio? - La mayoría son delitos contra el patrimonio, robo con violencia o intimidación, con fuerza, en casa habitada, y también lesiones.

- En 2010 apuntaba que el cuarenta por ciento de los menores condenados son de origen extranjero. ¿Sigue este porcentaje? - Creo que ya ha subido, por lo menos estamos en el 50%.

- Explíqueme el caso de algún multirreincidente… - Delitos de robos, con violencia e intimidación en grupo. Uno que en compañía de otros adultos y otros menores de 14, en pandillas de siete personas, se dedican a atracar a gente en la calle para hacerse con el móvil. Y son capaces de cometer hasta cinco delitos al día. Lo que ocurre es que en cuanto se logra detener a éste por uno de los delitos la Fiscalía pidió la medida cautelar y se acordó el internamiento en un centro.

Otro multirreincidente es un chaval que, formando equipo con dos más, se dedicaba a entrar y a robar en domicilios, hasta el punto de que mi sospecha es que había convertido esta actividad en su profesión. También en este caso se acordó su internamiento.

- ¿Cuál es la medida más dura que ha impuesto? - Han sido nueve años de internamiento por un delito de homicidio en Vila-seca. Fue la medida para cada uno de los dos acusados.

- ¿Una mañana en los calabozos puede ser un buen castigo para un menor? - Depende, si es un menor que ha pasado varias veces por el calabozo una mañana más no le dice nada. Pero si es la primera vez, le dice bastante, porque es un primer contacto con el sistema que le pude hacer ver las consecuencias de no actuar con respeto a la ley y al resto de ciudadanos.

- ¿El alcohol y la droga comienzan a hacer mella a esas edades? - Hay algunos chavales que llegan con problemas de adicción, y en otras ocasiones por haber consumido previamente comenten después el delito. Y me estoy refiriendo a los juegos que tienen un componente sexual, que consiste en que si la botella de tequila queda mirándote tienes que besar a la chica y poco a poco con la desinhibición que provoca el alcohol el asunto acaba en una denuncia por agresión o abuso sexual.

- Muchos consideran que el hachís o la marihuana no son droga... - Para muchos es como fumar un cigarro. Y éste es el problema. Fumar tabaco está mal, pero no hace tanto daño como la marihuana, dicen. Pero la marihuana es mucho más dañina que el tabaco.

- ¿Los delitos son cada vez más graves? - No. Creo que hubo un tiempo que sí, eran más jóvenes los que los cometían. Pero ahora se ha estabilizado.

- ¿La violencia de género también se está implementando? - La violencia de género también se da entre menores. Y el comportamiento entre ellos es el mismo que se da en adultos. A la chica le cuesta denunciar y después de haber denunciado en la mayoría de los casos se arrepiente. Entiendo que es fundamental la educación de los menores en lo que se refiere a género.

- ¿La mayoría de jóvenes que pasan por su juzgado reconocen los cargos? - Sí. Lo reconocen y este reconocimiento es educativo, porque si el menor asume que ha hecho algo mal es muy fácil que asuma la medida educativa que más le conviene. Y éste es un primer paso para su educación.

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¿A cuántos ha tenido que echar de la sala de vistas? - A dos. Uno directamente lo eché y al otro lo bajé a calabozos. En ninguno de los dos casos entré en discusión porque no es una situación de igual a igual, sino que el menor debe un respeto a la autoridad y así lo tiene que ver. No hay opción: o fuera o al calabozo.

- ¿Se ve jubilándose de juez de menores? - Sí, porque es un lugar en el que soy feliz y cumplo las dos vocaciones que tengo, ser juez y juez de menores. Y al tiempo me permite dedicarme a mis otras pasiones, que son la familia, amigos y deporte. No creo que ocupar plaza en un tribunal muy relevante me haga más feliz.

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