Leonard Rentería: 'Soy la muestra de que el arte puede transformar'

Entrevista. Leonard Rentería Músico y defensor de los Derechos Humanos

23 abril 2019 11:05 | Actualizado a 26 abril 2019 18:35
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Leonard Rentería es un activista social que utiliza el rap en Buenaventura, en Colombia, como transformación social. Leonard denuncia los asesinatos que ocurren en su territorio a manos de grupos paramilitares, pero también la corrupción política. Recientemente pasó por Tarragona en el marco del programa Ciutats Defensores dels Drets Humans. Y, de la mano del Ayuntamiento de la ciudad, llevó a cabo un taller de rap en el Espai Jove Kesse.

¿De qué manera utiliza el rap y el hip hop para ayudar a los jóvenes en Buenaventura?

Trabajamos con jóvenes de entre 12 y 18 años. Les ofrecemos talleres para enseñarles a rapear y aprovechar ese contexto para que ellos escriban sobre lo que viven. El rap es una excusa para enfocarme después en el desarrollo humano. Les explicamos que la sociedad debe transformarse y lo debe hacer desde el acceso a la educación. Hay quien ha empezado en el rap y ahora estudia contabilidad o arquitectura.

¿Cómo empezó usted?

Yo soy el producto de que el arte puede transformar. Cuando tenía 13 años pude haber sido uno más de los que disparan, pero conocí las danzas tradicionales. Me enganché ahí y eso hizo que esté de este lado y no del otro. Aprovechamos el arte para motivarlos y explicarles que la educación es el arma más poderosa para cambiar sus vidas y las de sus familias.

¿Cuándo se inició la violencia?

Legalmente en el 2000. Empezaron a llegar grupos que se suponía que eran de limpieza social y después entró el paramilitarismo. Estos se enfrentaron con la guerrilla de las FARC por el territorio. Finalmente se quedaron los paramilitares y las FARC se hicieron fuertes en lo rural.

¿Cómo llegó a la sociedad?

La violencia apareció de la nada y los jóvenes se convirtieron en actores armados ilegales por gente que llegó y les dio armas. Les ofrecen 150 € y un revólver para disparar a sus propios hermanos.

¿Cuál es la causa?

Se disputa el territorio por dos motivos. Uno porque por allí se mueve la ruta de la droga y dos, porque lamentablemente muchas veces el puerto ha significado una desgracia. Debería significar mejores condiciones de vida para la juventud y la gente de allí pero ha generado riqueza para un grupo reducido. El desarrollo debe ser integral. ¿Cómo es posible que haya un puerto y un 80% de la población esté en la pobreza?

Pero, ¿cómo se relaciona la expansión del puerto con la llegada del paramilitarismo?

Mucha gente la relaciona. Es muy curioso que se desatara toda una violencia alrededor de donde después surgió como de la nada la terminal de contenedores TCBuen. Ya está pensado el territorio a 50 años y te das cuenta de que en los lugares donde ha habido mayor violencia justo es por donde en algún momento va a pasar un proyecto significativo.  

¿Contra la población negra?

Sí. También hay indígenas y mestizos, gente pobre que lucha todos los días para conseguir el pan. Pero no había razón para la llegada de la violencia.

¿Han intentado establecer diálogo con las empresas?

Hay organizaciones que han intentado hacerlo pero esas conversaciones casi nunca avanzan porque son perspectivas distintas. Los empresarios creen que defender el territorio es oponerse a que lleguen, aparentemente, a generar desarrollo. Pero no entienden cómo es culturalmente el territorio y no logran ponerse en nuestra posición. Piensan que lo hacemos para fastidiarles y no es eso. Si hay consulta sobre qué se va a hacer, si la gente tiene más o menos conocimiento es más fácil que saquen a la gente así de allí. 

¿Quieren que la gente se vaya?

Uno se pregunta por qué matan a la gente. La violencia se ha vuelto un arma para generar miedo e intimidación. Si tú quieres un territorio y generas violencia en el territorio es fácil que la gente se vaya. Justo donde está TCBuen, el terminal de contenedores, al lado queda el barrio en el que hay grupos armados ilegales. 

Pero, ¿son conscientes las empresas de lo que ocurre?

No lo sé, pero lo que sí puedo atreverme a pensar es que los que sí son conscientes de esa realidad son los locales. Las empresas extranjeras tienen inversión, de hecho, hay una buena inversión catalana en el puerto de TCBuen, pero los grandes dueños a veces son colombianos. 

¿Qué significa eso?

Sabemos que han llegado a territorios y han patrocinado a grupos paramilitares. Incluso paramilitares que se acogieron a procesos de desmovilización en algún momento han denunciado que muchas de las guerras que ellos desarrollaron en algunos territorios fueron a favor de grupos empresariales del país que les pagaban para que hicieran ese tipo de cosas, como pasó en el Chocó. 

¿Por qué no le dan trabajo a la población local?

No nos quieren contratar. Dicen que no estamos suficientemente preparados, que los negros son perezosos. Pero la gente quiere ir al puerto a trabajar. También tenemos que recordar que los dueños del puerto no son de Buenaventura y ponen a gente afines a ellos. Y esto también ocurre a nivel político.

Usted también ha denunciado la corrupción del Gobierno

Es nefasto. Los últimos cuatro alcaldes han ido a la cárcel por corrupción.

¿En qué momento empezó a recibir amenazas?

Cuando empecé a participar en algunos espacios de defensa de derechos y a trabajar con jóvenes para que no caigan en la droga empecé a ser visible ante los actores armados pero también ante el gobierno local por las manifestaciones contra la corrupción. Cuando ocurría el asesinato de un joven yo decía que no era normal que asesinaran a la gente y los grupos siguieran en el territorio. Siempre lo manifestaba en los medios y eso puso en sobreaviso a los paramilitares.

¿Se acentuaron a raíz del plebiscito sobre los Acuerdos de Paz con las FARC?

Estábamos en los barrios trabajando por el «sí» al acuerdo cuando llegó el expresidente Álvaro Uribe, que defendía el «no». Manifesté que no había derecho que en lugar de presentar un panorama alentador pretendiera que los jóvenes se siguieran contagiando de guerra y que al final ellos se irían y nos quedaríamos nosotros sufriendo, como así ha sido. A partir de ese día el Estado me incrementó la seguridad. Estoy seguro de que Uribe no dio nunca la orden de que me amenazaran pero hay mucha gente que cree ciegamente en él y que estaba dispuesta a hacer lo que fuera.
Pero si la seguridad la brinda el Estado y está relacionado con los paramilitares...
Uribe está investigado precisamente por su relación con el paramilitarismo y muchos congresistas han ido presos por pagar a paramilitares para que asesinaran. Las medidas de protección las brinda el Estado y si por el Gobierno fuera, yo no las tendría. Pero hay un comité de evaluación del que además del Estado forman parte Acnur y otras organizaciones.

¿Por qué cree que dijeron «no» a los acuerdos de paz?

Creo en la paz. Cualquier oportunidad que tengamos de caminar hacia ella es válida porque la guerra solo ha dejado muertos y no son ni de los que nos gobiernan ni de los jefes cabecillas de las FARC. Pero algunos temen que salgan a la luz pública quiénes están detrás del conflicto. Si los paramilitares se acogen a la justicia especial seguramente van a destapar una olla podrida donde van a caer muchos empresarios y gente del gobierno.

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