Surfeando por casa entre las zapatillas y la camisa

Crónica. La estética del confinamiento ¿Cómo nos vestimos y organizamos cuando sabemos que no saldremos de casa? Los lectores lo explican

05 abril 2020 18:00 | Actualizado a 09 abril 2020 11:10
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Nos hemos vuelto teclas sobre el marco de las redes sociales, caras esculpidas en la pantalla de la videoconferencia y voces que estallan en el auricular del teléfono, pero aunque no nos veamos, nos seguimos vistiendo cada día y, en todos los casos, seguimos pensando en qué indumentaria será la más adecuada para la jornada. Estamos confinados pero, ¿cómo asumimos el reto de vestirnos cuando sabemos que no cruzaremos la puerta de la calle? ¿Existe el peligro de abandonarse en el calor del hogar?

La realidad es que, después de dos semanas de encierro, cada familia lo asume como puede, dependiendo de la realidad que suceda dentro de sus paredes y de la exigencia de las obligaciones familiares y laborales. Una encuesta libre de prejuicios que lancé a través de las redes sociales al inicio de este período de reclusión no hizo más que confirmar la hipótesis inicial, que los estilos de indumentaria casera se mueven desde el pijama hasta la camisa atada hasta el último botón.

«En nuestro caso, hemos optado por vestirnos de manera lo más cómoda posible, pero no vamos con ropa de casa, excepto las zapatillas», explica Ingrid, que vive en Tarragona y, como tantos otros, pasa este período de confinamiento avanzando el trabajo que se ha quedado pendiente desde la pantalla de su ordenador.

El confinamiento ha suspendido temporalmente su trabajo como docente en el Centre Penitenciari de Mas Enric de Catllar, donde ayuda a los reclusos a obtener el certificado de la ESO. «Ahora por ahora, es imposible realizar las clases ni por videoconferencia, así que estos días estoy trabajando para reubicar los contenidos del tercer trimestre, que tenía que empezar cuanto antes», explica.

Mientras dura el compás de espera del confinamiento, el piso en el que vive junto a su pareja se ha transformado también en el espacio laboral de los dos. «Compartimos un despacho en el que hemos habilitado un espacio de cada uno, así podemos estar cada uno a sus cosas sin molestarnos y sin invadir el resto de la casa», explica. Para poder seguir adelante con su rutina, se ha propuesto mantener sus horarios habituales dentro de lo posible. «Me levanto a la misma hora que si me fuera a trabajar y procuramos no mezclar el trabajo, que se queda en el despacho, con las zonas comunes de la casa», explica.

El objetivo de mantener el orden se complica aún más si tenemos pequeños en casa intentando adaptándose a esta situación. Este es el caso que se vive en el hogar de Viky López. Durante este período de reclusión conviven, por etapas, hasta 2 adultos que trabajan desde el hogar y tres niños de entre 5 y 13 años.

«Intentamos dedicar tiempo a nuestras obligaciones laborales y a los más pequeños organizándonos por turnos, así no quedan desatendidos mientras seguimos con nuestras obligaciones», explica esta psicóloga general sanitaria, que compagina su profesión con su cargo de gerente en la empresa de soluciones audiovisuales que comparte junto a su pareja.

«El día a día lo vivimos al máximo. Los adultos nos vestimos y miramos de seguir pautas e intentamos que los niños hagan como nosotros, que se vistan con ropa cómoda para afrontar la jornada», explica López, que sostiene que «a veces es complicado hacerles entender que después de la ducha tienen que volver a ponerse ropa para estar por casa, por lo que miramos también de ser flexibles y organizar, por ejemplo, una fiesta de pijamas».

En su opinión es importante para sobrellevar la situación respetar los horarios base −comidas y descanso− y pactar para llegar a acuerdos. «Si obligamos por la fuerza a los niños, que ya están cansados de estar en casa sin salir, a que se vistan de una determinada manera, a veces conseguimos generar situaciones de mucha tensión», argumenta, a la vez que aclara que, «a nosotros nos funciona intentar mantener unos mínimos, repartir el tiempo de los adultos e improvisar actividades divertidas». Suerte a todos, vistan como vistan.

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