TGN podrá construir más de 11.300 viviendas a pesar de la suspensión del POUM

El Ayuntamiento asegura que en mayo se aprobarán las normas urbanísticas, que serán de carácter temporal y transitorio mientras se redacta el nuevo plan general

21 enero 2021 11:37 | Actualizado a 21 enero 2021 11:39
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La anulación del POUM, a raíz de la sentencia del Tribunal Supremo, no hipoteca el crecimiento de la ciudad. Es el mensaje que ayer quiso lanzar el concejal de Territori del Ayuntamiento de Tarragona, Xavier Puig, quien daba a conocer algunos detalles del escenario que se presenta tanto a corto como a medio plazo.

El punto de partida son las normas urbanísticas de planeamiento, las cuales permitirán gestionar este periodo hasta que no se apruebe de forma definitiva el nuevo POUM. Desde el Ayuntamiento de Tarragona ya se está trabajando en su redacción, junto con el Departament de Territori i Sostenibilitat. Según afirmó el tercer teniente de alcalde, a partir del cronograma que ahora mismo hay encima de la mesa, estas se aprobarán durante el próximo mes de mayo, ya que su tramitación será con carácter de urgencia.
Puig defendió que este documento tiene como objetivo «permitir el desarrollo económico, social y urbanístico de la ciudad, evitando que esta se paralice». Para ello, quiere «aprovecharse al máximo» el contenido del POUM de 2013, que es el que ha quedado suspendido por parte del alto tribunal. 

Las normas garantizarán que aquellos sectores previstos en suelo urbano puedan seguir adelante, de acuerdo con lo que establecía el texto refundido del plan de ordenación urbanística. Esto significa que podrán seguir adelante un total de 58 polígonos de actuación y 12 planes de mejora urbana. «Estamos hablando de que setenta de las 88 figuras urbanísticas que teníamos quedan salvaguardadas», indicaba Puig. Sumando la cifra de viviendas que permite el desarrollo de estos sectores, la ciudad de Tarragona podría construir en los próximos años un total de 11.340 nuevas viviendas. 

La cifra incluye los 1.200 pisos que se construirán en el futuro barrio de Ten Brinke, dentro del plan parcial 10. En este caso, como todas las figuras de planeamiento ya estaban aprobadas de forma definitiva y las obras ya estaban en marcha, su construcción sigue adelante. También podrá hacerlo el plan parcial 1, que está aprobado definitivamente y que comprende los terrenos entre la carretera de Valls y la Avinguda Catalunya.

La situación actual ha hecho que tomen protagonismo dos sectores de crecimiento sobre los que se habló largo y tendido en el año 2009, cuando los dibujó la Generalitat, y que más tarde quedaron aparcados. Es el caso de las Àrees Residencials Estratègiques (ARE) de Pou Boronat y el de Sant Salvador. 

El primero de estos proyectos también está ubicado junto a la carretera de Valls. En este caso, en el costado izquierdo –el del río Francolí– a la altura de Sescelades. Con una superficie de 36 hectáreas de terreno, la cifra de viviendas máxima que podría construirse es de 1.832. En cuanto al ARE de Sant Salvador, este afecta a una superficie de 23 metros cuadrados y en total permitirá otras 1.145 nuevas viviendas.

El Ejecutivo plantea que el nuevo POUM arranque a partir de una revisión del anterior

La urbanización de los terrenos junto al Nou Estadi (PMU-34), las parcelas Iborra (PMU-13B) o la superficie ubicada entre la Escola Sant Pau y el trazado de la circunvalación (PMU-14) son otras de las zonas en las que podrá seguir creciendo Tarragona. 

El Ejecutivo municipal pone en valor que son sectores pequeños y grandes, ubicados en diferentes espacios de la ciudad. «Tienen un valor de cohesión y de rellenar agujeros, que es lo que le hace falta», indicaba Puig. Asimismo, este defendió que no se hipoteca el crecimiento futuro de Tarragona en una única dirección, sino que «permite repartir juego, desde un punto de vista geográfico, pero también bajo un criterio de oportunidades, ya que habrá más empresas que podrán participar y, por tanto, si compiten entre ellas puede ayudar a contener los precios».

Los grandes planes, suspendidos

Las normas tan solo diferenciarán lo que es suelo urbano y no urbanizable, de forma que todos aquellos sectores que en el POUM de 2013 tenían la catalogación de suelo urbanizable quedarán suspendidos. Es un aspecto que ya avanzó el secretario de Agenda Urbana de la Generalitat, Agustí Serra, la semana pasada. Esto supone que dos de los proyectos sobre los que se ha hablado más en los últimos tiempos, como son Mas d’en Sorder y La Budellera, quedan ahora suspendidos. En todo caso, estos tendrían que recuperarse a partir del nuevo POUM, en el que el Ayuntamiento deberá empezar a trabajar de forma paralela. 

Al respecto, el concejal de Territorio planteaba que, en lugar de empezar este proceso desde cero, «el punto de partida» sea el anterior POUM. «Hay que empezar excluyendo todo aquello sobre lo que no hay un consenso y a partir de ahí adaptarlo a los nuevos valores y a la nueva filosofía». Un planteamiento que despertaba las primeras críticas por parte de la Candidatura de Unitat Popular (CUP), que después de la Comissió Informativa de Territori emitía un comunicado en el que mostraba su «preocupación» por el hecho de que «ERC haga ahora esta afirmación cuando siempre ha defendido la misma enmienda a la totalidad que había reclamado la CUP».

2024 ó 2025

Sin embargo, el edil republicano pedía evitar los debates «tácticos» y «electoralistas», y exigía una reflexión «honesta» y «profunda». «Debemos ser valientes, ágiles y constructivos, porque al fin y al cabo, debemos entendernos para evitar que esto se prolongue». La experiencia anterior no es buena. Las negociaciones del anterior POUM se prolongaron durante más de trece años y nadie quiere que esto se repita. 

El Equipo de Gobierno es consciente de que en los dos años que quedarán para acabar la legislatura, a partir de la aprobación de las normas urbanísticas, no habrá tiempo suficiente. «Una previsión razonable es que la aprobación será en el siguiente mandato», decía Puig. No obstante, no hay tiempo para relajarse. Las normas tendrán un carácter temporal de tres años, con la posibilidad de solicitar una prórroga por otro año y medio. «Es bueno que haya una limitación temporal», indicó el concejal republicano. 

Si el Ayuntamiento no necesita solicitar este tiempo adicional, en el primer semestre de 2024 habrá nuevo POUM. De lo contrario, nos vamos a finales de 2025. El cronómetro está en marcha.

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