Talento de casa

El Tarraco Sona nace para dar difusión y un escenario a los grupos locales. El sábado es la primera edición

20 diciembre 2018 11:54 | Actualizado a 20 diciembre 2018 11:56
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«En Tarragona tenemos grupos que van a tocar con caché a festivales a 7.000 kilómetros de aquí, en el norte de Europa, y sin embargo aquí no los conoce ni dios porque no tienen posibilidad de tocar», critica Andoni Díaz, uno de los músicos impulsores del primer Tarraco Sona, que se celebrará el sábado, a las 23.00 horas, en la Capsa de Música (Espai Tabacalera). Este minifestival, que nace con la voluntad de dar voz a las bandas locales, contará con las actuaciones de los tarraconenses Perfect Strangers y 2UT y los reusenses Stone Vibe. Las entradas anticipadas cuestan 3 euros y en taquilla 5. 

«La idea es reivindicar que en Tarragona hay vida musical más allá del centro y dar la oportunidad de actuar a músicos y formaciones de casa. Mostrar que hay otra vida fuera de lo comercial», explica Miguel Alberto Cruz, miembro de la Associació de Músics de Tarragona (aMt). 

Esta primera edición gira en torno al rock. Perfect Strangers, formado en Torreforta por Andoni Díaz y Naila Ferrer, es un dúo eléctrico de versiones de clásicos de rock, soul y blues. Interpretarán temas de AC/DC, Guns N’ Roses, The Police, U2, Amy Winehouse o Bonnie Tyler. El repertorio del trío 2UT, compuesto por Miguel Alberto Cruz, Tomàs Alija y Pasqual Martín, combina canciones propias con covers personales de Pink Floyd, Muse o Clutch. 

El cartel lo completa el cuarteto Stone Vibe, fundado por dos guitarristas atrapados por el rock británico y americano, Álex Poguet y Albert Ramos, y escoltados por el bajista Víctor Corbí y el batería David Rodríguez. El grupo está preparando su primer disco de larga duración, del que ya ha grabado dos temas. 
El Tarraco Sona surge con vocación de continuidad. «En principio, queremos celebrarlo anualmente, pero si encontramos presupuesto podríamos hacerlo cada tres meses, por ejemplo. Aunque depende también de la aceptación del público», indica Cruz. 

El tono del festival es reivindicativo, aunque no es «beligerante». «No pretendemos ganar dinero con esto, sino reivindicar una realidad chunga con la que nos hemos encontrado: hemos pasado de una época de bonanza en la que se valoraba la música y los conciertos estaban bien remunerados a otra en la que están mal pagados e incluso los músicos tienen que pagar para actuar en algunas salas. Y tampoco podemos tocar en la calle porque las condiciones son muy estrictas y nos multan», lamenta Díaz. 

En su caso, se pasa desde abril hasta septiembre girando por hoteles y campings con orquestas y todo tipo de formaciones. «Es la única manera de poder ganar dinero con la música, ya que hay salas que te cobran 200 ó 300 euros por tocar o que en sus programas no apuestan por la escena local», asegura. 

El Tarraco Sona mira sobre todo a los barrios periféricos de la ciudad, donde hay un talentoso hervidero musical que no goza de la repercusión que merece. «En Ponent hay proyectos con músicos muy bestias y con una trayectoria larga e interesante, de todos los géneros y gustos: jazz, flamenco, punk, metal... Muchos son profesionales que sobreviven dando clases o tocando con todo lo que pueden. Su calidad de vida se ve mermada porque les impiden tener acceso a los focos principales de difusión de su música», dice Díaz. 

Otra de sus demandas es la falta de espacios musicales en los barrios. «Hay sitios contemplados en el mapa sonoro de la ciudad, como la glorieta del Nou Centre (en Torreforta), que no se destinan a que una banda pueda ir allí a interpretar sus canciones. Es vergonzoso que los grupos estén escondidos en sus locales de ensayo o que tengan que ir a Barcelona a pedir permisos para tocar en el metro. Hay gente con mucho potencial que podría darle mucha vida cultural a los barrios, sin necesidad de gastarse 100.000 euros en traer a una folklórica, con todo el respeto a lo que hace», concluye Díaz. 

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