Tarraco Viva se abre con un homenaje a las ciudades

Un mundo de urbes. La inauguración del festival abre la puerta a dos semanas para reflexionar sobre el modelo de ‘civitas’ clásico y las localidades actuales 

06 mayo 2019 07:17 | Actualizado a 06 mayo 2019 07:27
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Una ciudad puede ser una simple aglomeración de casas y calles, pero es mucho más. Nuestras urbes simbolizan la forma que tenemos  de organizar y elegir nuestros gobernantes locales, de encontrarnos para intercambiar opiniones y momentos de ocio y también cómo nos encomendamos a instancias superiores para atraer la suerte en nuestros quehaceres. Las poblaciones en las que vivimos son un ejercicio de urbanismo, pero también -y esencialmente- de sociología y de cultura. 

Estas son las bases sobre las que reposa la edición de Tarraco Viva de este 2019, que hasta el próximo domingo 19 de mayo reflexionará sobre la capacidad de la metrópoli para definir a las personas que viven en ella desde la época de la antigua Roma, un camino que servirá para acercar al público, un poco más, como podía ser la vida de los ciudadanos de la antigua Tarraco. 

El acto inaugural de la XXI edición del festival se celebró ayer domingo, en un acto ritual firmado por el grupo de recreación histórica Nemesis ARQ en el que se centraron en el rito iniciático que permitía, en tiempos de Roma, empezar la construcción de una nueva ciudad. 

Sobre las fechas que se conocen de la fundación de la que fue la capital del Imperio Romano −el 21 de abril del 753aC− y la vinculación mítica con la historia de Rómulo y Remo que da origen a la ciudad, las murallas del Passeig Arqueológic de Tarragona tomaron testimonio de una larga secuencia ritual que conecta con el mundo etrusco y que permitía que fuera posible iniciar una nueva polis con el beneplácito de los dioses.
 «Reproducimos como pudo ser la ceremonia de la fundación de Roma teniendo en cuenta que después este modelo se pudo aplicar en posteriores ciudades, entre ellas Tarraco», contaba, al inicio del acto, la narradora de Nemesis ARQ, mientras sumergía a los visitantes en un viaje que se iniciaba con la reunión de representantes del pueblo latino del septimontium, es decir, los antepasados de los que serían los primeros romanos. 

Reclamar consejo a las divinidades 

La secuencia ritual que permitía instalarse en un nuevo emplazamiento exigía el papel de un augur o sacerdote, que usaba una estructura especial de lanzas que el mismo construía para interpretar el vuelo de las aves y poder, de esta manera, interpretar los buenos o malos augurios, que determinarían el punto exacto de construcción de la nueva urbe. Divinidades como Júpiter, Marte, Minerva o Vesta eran algunos de los entes superiores a los que la población solicitaba permiso, mediante una ceremonia ritual llena de detalles. 

El acto de consolidación de la nueva población requería sacrificios por parte de los ciudadanos, la entrega de ofrendas y también la necesidad de entrar en combate contra los pueblos cercanos para asegurar el territorio en el que se pretendía alzar la población, un núcleo urbano que contaría con la muralla protectora como uno de sus grandes emblemas, como símbolo de poder de los ciudadanos y de protección contra posibles enemigos que vinieran del exterior. 

«Las murallas romanas eran uno de los principales símbolos de las grandes urbes, motivo por el cual este año les dedicamos un espacio preeminente en la programación y también en la imagen gráfica de festival», explica el director de la cita de Tarragona con la recreación histórica, Magí Seritjol.

La urbe como un mar de oportunidades

¿Por qué elegir los grandes núcleos urbanos como tema central de la edición de 2019 de Tarraco Viva? Seritjol es claro a la hora de responder a esta pregunta, afirmando que la definición de las grandes ciudades y su expansión, lejos de parecer una cuestión alejada de nuestros antepasados, nos conecta directamente a ellos. «Los expertos calculan que, en el 2050, cerca de la mitad la población mundial vivirá en grandes ciudades, un porcentaje que aumenta si hablamos de Europa o Estados Unidos», explica el responsable de Tarraco Viva, al mismo tiempo que añade que «creemos que es importante dedicar una edición del festival para reflexionar sobre como era el mundo urbano de la antigüedad clásica para entender qué nos queda, hoy día, de la herencia de megápolis como Roma y de su modelo social de organización». 
Por este motivo, hasta el 19 de mayo, Tarraco Viva propone multitud de actos que nos sumergen en calles de hace miles de años que nos descubren qué hay, hoy día, de cada uno de nosotros en este viaje al pasado. 

El camino para descubrirlo son las conferencias, actividades de recreación histórica, los talleres y los más de 420 actividades que, durante las dos semanas próximas, prometen llenar las calles de Tarragona y localidades del entorno. 

Un día en el Foro

«No se puede entender una ciudad romana sin comprender la importancia que tenía el Foro, que era a la vez el espacio de máximo interés político, social y religioso de la urbe», detalla Seritjol, al mismo tiempo que avanza que una de las grandes novedades de Tarraco Viva 2019 será, precisamente, una propuesta de recreación histórica centrada en este espacio. La propuesta propone un escenario de grandes dimensiones, ubicado en el Recinte Firal, en el que se desarrollará la variedad de personas y decisiones que se mezclan en un espacio lleno de jueces, oradores y abogados, pero también de charlatanes, enfermos, comerciantes o jugadores empedernidos. Un punto de reunión indiscutible. «Hoy en día, todos nuestros actos sociales y nuestras citas se desarrollan en plazas, no entendemos las ciudades sin ellas y esto es, sin duda, una herencia de la influencia del foro romano», argumenta Seritjol. 
 
Elecciones a la romana

Una ciudad importante debe contar con gobernantes. Por este motivo −y justo cuando falte una semana para las elecciones municipales− el festival cerrará su edición de 2019 con una recreación de un proceso electoral en una ciudad romana. «Es un tema de actualidad que explica como las antiguas urbes eran un canal de oportunidades en el que sucedían las cosas, como sucede ahora», explica Seritjol, que abre las puertas a quince días dedicados a la civitas y, sobretodo, a reflexionar sobre nuestras poblaciones desde el prisma de la historia. 

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