Tarraconenses en el limbo británico: 'Nos sentimos moneda de cambio'

Ciudadanos de Tarragona y el Ebre en Gran Bretaña reconocen falta de información y nervios por no saber cuál será su futuro: "Tememos que nos usen como objeto en la negociación"

19 mayo 2017 15:58 | Actualizado a 21 mayo 2017 14:16
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Viven en una especie de limbo. O en un standby, por ser anglófilos. Habitan en un estado permanente de provisionalidad, de estar a la expectativa. Desde el pasado 23 de junio, día de la votación en la que prosperó el Brexit, la atmósfera es otra. Si bien el día a día no ha cambiado para los tarraconenses que viven en el Reino Unido, sí que se nota cierto enrarecimiento en el ambiente y, sobre todo, mucha inquietud.

«Por ahora no sabemos lo que va a pasar. Sí que veo nervios, por lo menos en la universidad en la que estoy trabajando. Cada dos o tres semanas recibimos mails del rector intentando calmar a los europeos y prometiéndonos que harán todo lo posible para proteger nuestros derechos», comenta Xavi Aparicio, un químico de Tarragona, licenciado y doctorado en la URV y que lleva tres años y medio trabajando para la University College de Londres.


El riesgo de tener que irse
Su idea es quedarse allí el máximo tiempo posible, aunque esa aspiración ahora mismo se tope con la incertidumbre: «El riesgo de tener que irse del Reino Unido existe, pero tampoco está claro qué va a pasar. Sí que es cierto que, por ejemplo, hace un par de semanas se dijo que el Gobierno quería que una vez se activara el artículo 50 todos los europeos pasaríamos a ser no europeos. Eso nos puso a todos un poco nerviosos. Estamos a la expectativa».

Juanma Ferré vive con Jessica, su pareja, en Manchester. Ambos son de Amposta y navegan en la duda. «Vinimos hace dos años por motivos laborales y no tenemos pensado irnos. Eso sí, a mí como ciudadano extranjero me preocupa la situación, sobre todo por la falta de información. Ningún gobierno, ni el de aquí ni el nuestro, nos ha informado sobre lo que pasará cuando se ponga en marcha el Brexit oficialmente. No sabemos si perderemos el acceso a la sanidad o quién sabe si el derecho a residir aquí libremente. Yo actualmente soy freelance y no sé en qué medida afectará esta situación a mi derecho a trabajar aquí».

Xavi Aparicio lamenta esa indefinición: «Es muy confuso. Lo que nos tememos es que nos quieren utilizar como moneda de cambio durante las negociaciones con la UE. Es desagradable. Te sientes un poco como un objeto».

No hay, de momento, intención de hacer las maletas y regresar a casa, aunque ese puede ser un horizonte futuro. «No conozco a nadie que se haya ido por culpa del Brexit. Pero todos los que conozco, europeos en general, sí que tenemos en la cabeza que si las negociaciones no van en la dirección que nos gustaría, nos iremos. A fin de cuentas el problema lo tendrán ellos, no nosotros», indica Xavi Aparicio.

«Veremos qué pasa cuando tengamos más información de cómo nos afectará el Brexit. Dependiendo de las condiciones, nos plantearemos qué hacer», narra Juanma Ferré. Aunque a veces el ambiente se enrarece, los episodios de rechazo han sido puntuales. «Fue al poco del referéndum. Vi a gente discutiendo cerca del metro, y uno dijo en tono amenazante algo parecido a ‘gracias al Brexit gente como tú se tendrá que ir de Londres’. Pero yo no he vivido nada en primera persona», relata Aparicio.


La escisión palpable
Juanma ha palpado la escisión social durante este tiempo: «Hay una gran diferencia entre los que han votado irse y los que han querido quedarse. Por norma general ha sido la gente de clase media la que ha votado marcharse, y que en parte ha sido engañada un poco por los políticos».

El abogado tarraconense Anton Vives también se ha pasado una larga temporada en Londres. Ahí permaneció por cuestiones laborales entre el mes de mayo y el de diciembre del año pasado. «El Brexit se vivió con bastante estupefacción. Entre mis compañeros británicos la mayoría había votado en contra y estaban sorprendidos y desanimados por la perspectiva. Antes de volver el ambiente era de incertidumbre». Añade Vives: «Dio la sensación de que el Brexit ganó por las zonas rurales y de interior. En Londres la sensación era de tristeza».

Aparicio es contundente: «Creo que el Brexit es un mal negocio para el Reino Unido. El problema es que al no haber empezado las negociaciones formales la gente no es muy consciente del error que se ha cometido». En total, hay 896 tarraconenses que viven en el Reino Unido, según el Idescat.

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