Tarragona: Recoser la fachada marítima

La recuperación de las calles Unió y Apodaca tendría un efecto dinamizador que va más allá del ámbito de la Illa Corsini. Sin olvidar un necesario lavado de cara a la Plaça del Carros

17 noviembre 2018 11:29 | Actualizado a 20 noviembre 2018 10:39
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Estamos tan ofuscados en repetir que Tarragona es una ciudad que vive de espaldas al mar que no nos damos cuenta de los importantes avances que se han hecho en los últimos años.

La mejora del paseo del Serrallo, el kilómetro 0, la pasarela y ahora el Passeig Marítim han transformado el frente litoral. Está claro que la Autoritat Portuària y su actual presidente, Josep Andreu, es quien más empeño ha puesto para conectar el puerto con la ciudad. Andreu durante estos siete años como presidente ha sido generoso con los tarraconenses. Algunas personas incluso le han apodado ‘el alcalde del Serrallo’, un título que se ha ganado a pulso.

Ahora le toca al Ayuntamiento cumplir con su parte y recoser este patchwork que tenemos en la fachada marítima. 

A finales del mes de enero acabarán las obras de mejora del Passeig Marítim. Los viandantes ganarán espacio y comodidad en un tramo en el que habrá dos fuentes, un nuevo tramo de carril bici e incluso un mirador con una réplica de la barandilla del Balcó del Mediterrani. Sin embargo, ya podemos afirmar que será una reforma a medias.

El Port, que es quien impulsa la inversión, interviene en un tramo de 700 metros, que es hasta donde alcanzan sus límites territoriales.

Quedará la otra parte del paseo, en la que los ciclistas se encontrarán con que de repente se acaba el carril bici y se ven obligados a esquivar el mamotreto que representa la plataforma del Miracle. Ésta debería ser una de las prioridades en los próximos presupuestos, como también debería serlo dar continuidad y conectar el carril bici del Miracle con la obra que ha hecho el Ayuntamiento, que conecta el Fortí de Sant Jordi con la playa de la Arrabassada.

Sin embargo, esta transformación no será completa si no se facilita que los viandantes puedan acceder. Y, con la pasarela del Miracle, no es suficiente. El puerto es un espacio en el que pasan y pasarán cosas. La Marina Tarraco ya no es aquel espacio abandonado en el que no se veía un alma.

La llegada de yates le ha dotado de un dinamismo que hace que en invierno atraiga a cerca de 500 personas, entre tripulantes y trabajadores. Por su parte, el Port Esportiu está pendiente de una importante reforma, que es clave para que sus actuales gestores puedan mantener la concesión. Y no menos importante es el proyecto de reforma del antiguo edificio de la Autoritat Portuària, que ya se ha licitado, y que en un futuro debe permitir la mejora de todo el espacio entre el Port Esportiu y las oficinas portuarias.

Pensar en la recuperación tanto de la Marina como del Port Esportiu como zonas de ocio nocturno o comerciales suena disparatado. Más ahora cuando el comercio en el centro está en la UCI. No obstante, nuevos negocios están apostando por estas zonas, por lo que la ciudad debe mirarlas como propias de una vez por todas.

Y esto pasa porque la gente pueda acceder fácilmente caminando desde la Rambla Nova, a través de una calle Unió y Apodaca, que son la conexión histórica de la ciudad con el puerto. La recuperación y dignificación urbanística de este eje, incluyendo la Plaça del Carros, no puede seguir esperando. Aunque en los últimos tiempos se ha vinculado al proyecto de la Illa Corsini, para dinamizar toda la zona del Mercat Central, su efecto sería mucho más amplio y representaría un primer paso para dignificar un Barri del Port que pide a gritos un lavado de cara.

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