Tarragona crece en población gracias al teletrabajo

Territorios limítrofes a grandes conurbaciones metropolitanas, como Tarragona, ganaron habitantes en 2020, según el INE. Los pueblos subieron el censo en detrimento de la ciudad

02 mayo 2021 19:40 | Actualizado a 03 mayo 2021 11:52
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Bet Guillemat (45 años), sus dos hijos, de 10 y de seis, y su marido cambiaron un piso de Barcelona por una casa en Cala Romana. Ahí pasaron buena parte de 2020. No se han llegado a empadronar en Tarragona, de donde ella es natural, pero sí han pasado largas temporadas en lo que era la segunda residencia, algo solo posible por el impulso definitivo que la pandemia ha dado al teletrabajo. «Desde que empezó todo, mi marido y yo hemos pasado a trabajar 100% a distancia. Por eso hemos podido estar más tiempo en Tarragona. En Barcelona estamos bien, a gusto, pero en Cala Romana tenemos la playa muy cerca, el tenis, la casa es más amplia, así que los niños disfrutan mucho», cuenta Bet, empleada en la Generalitat de Catalunya.

«Ahora todo mi trabajo es a distancia y aprovecho para pasar más tiempo en Cala Romana», explica Bet Guillemat, vecina de Barcelona

La flexibilidad del empleo en remoto les ha permitido deslocalizarse, en un signo de los tiempos del coronavirus. Casos de ese tipo y similares pueden explicar la insólita tendencia demográfica que vivió Tarragona en el año de la pandemia. La provincia fue una de las pocas de España que aumentó de población, según la Estadística del Padrón Continuo publicada recientemente por el INE. Solo 17 provincias ganan población. Tarragona llegó a los 821.404 habitantes, tras un incremento de 4.632 personas, el cuarto en términos absolutos pero el tercero en porcentaje.

Un confinamiento más llevadero

Ese aumento de un 0,57% queda por detrás del 0,71 de Toledo y el 1,36 de Guadalajara, dos provincias marcadas por la cercanía con Madrid. El fomento del teletrabajo y la búsqueda de un lugar donde hacer más llevaderos los confinamientos podrían explicar también estas tendencias. «Los incrementos de población no eran esperados, teniendo en cuenta que la inmigración se ha parado, así que estamos ante una buena noticia para Tarragona. Una explicación tiene que ver con gente que se ha marchado a segundas residencias o bien ha buscado segundas o terceras coronas, aprovechando la posibilidad del teletrabajo», explica Pau Miret, profesor colaborador de los estudios de arte y humanidades de la UOC e investigador del Centre d’Estudis Demogràfics (CED).

Miret cree que «el teletrabajo ha venido para quedarse», pero solo en algunos ámbitos laborales: «Los que se dediquen a sectores como la informática van a seguir teletrabajando pero, por ejemplo, en la educación no es fácil, y seguramente se vuelva a la presencialidad cuando esto paso. Por eso tomar una decisión tan definitiva y drástica como es empadronarse en un municipio distinto no es tan sencillo».

«Hay quien que se ha ido a la segunda o tercera corona de las grandes urbes gracias al teletrabajo», dice Pau Miret, profesor en la UOC e investigador en el Centre d’Estudis Demogràfics

Un análisis general en España muestra cómo una parte de la población ha tendido a escapar de las grandes conurbaciones metropolitanas a provincias limítrofes. En Tarragona hay casos representativos: personas que vivían en Madrid o Zaragoza que se han instalado definitivamente en segundas residencias de Cambrils o ciudadanos de Barcelona que hicieron lo propio en puntos del Baix Penedès. De hecho, la provincia barcelonesa perdió población en un 0,56%, mientras que la ganaron, no solo Tarragona, sino también Girona (+3.203 vecinos) y Lleida (+611).

¿Pero cómo se ha distribuido ese incremento? Aún no se ha publicado el censo por municipios, que arrojará luz sobre el reparto, pero sí por el tamaño de los núcleos. Ese diagnóstico viene a corroborar una idea recurrente que aparece desde el primer confinamiento: las grandes ciudades se vaciaron en beneficio de localidades de tamaño medio y de pueblos. En España las 63 ciudades de más de 100.000 habitantes (39% de la población del país), son las que han sufrido más esta pérdida. Hay 168.289 personas menos en ellas que a comienzos de 2020. Las 86 ciudades ‘medianas’ de entre 50.000 y 100.000 habitantes han perdido a 19.188 personas y las ‘pequeñas’ (menos de 50.000) son las únicas que han ganado población tras la pandemia: 79.678 habitantes.

Empadronamiento en pueblos

En la provincia ocurre algo similar. Las poblaciones de más de 100.000 habitantes (esto es, solo dos, Tarragona y Reus, han visto reducirse la población en un 0,58%), mientras que en el resto el aumento supera el 1%. Los nuevos datos del INE, pues, muestran una tendencia que ya se apuntó durante diversos momentos del año pasado. Quien pudo huyó de la densidad de la gran ciudad y buscó el pueblo. El empadronamiento subió en municipios de costa como L’Ametlla de Mar, Sant Carles de la Ràpita o Torredembarra después del confinamiento estricto domicilio de la primera ola. Lo mismo sucedió en El Vendrell. El fenómeno fue desigual y no se dio en otros municipios con fuerte presencia de segundas residencias, aunque sí se reprodujo en pueblos del interior como Querol (Alt Camp) o Santa Coloma de Queralt (Conca de Barberà). Tras la primera ola de contagios de coronavirus, entre marzo y mayo, el padrón creció en esos municipios.

A esta situación se añade, claro está, el impacto demográfico que pueda tener el aumento de las defunciones, especialmente marcado en algunas provincias que han resultado muy perjudicadas por el azote del virus. Las cifras de 2020 no reflejaban aún la afectación en términos de natalidad, algo que sí se percibe en los primeros meses de 2021. En enero hubo un batacazo del 25% de nacimientos en Tarragona y en febrero fue del 15%, también muy notorio; son solo un avance de un descenso de los alumbramientos que perdurará el tiempo en que lo haga la crisis económica, que dependerá a su vez del ritmo de vacunación, aunque es muy probable que la tendencia de contención se alargue durante todo 2021 y solo se recupere a partir del próximo año.

Así, únicamente dinámicas como la del teletrabajo parecen salvar a la provincia de la bajada de población. Eso sí, el incremento, con la inmigración congelada, es más bajo en comparación con otros años. En 2018 y 2019 el aumento de población había superado las 12.000 personas, prácticamente el triple que ahora.

Crecimiento en la costa mediterránea y alrededor de Madrid

La evolución del padrón en el año de la pandemia es desigual en los territorios, si bien un análisis provincial –a falta de los datos municipales, aún no publicados– muestra patrones a tener en cuenta. Tarragona creció en población, una dinámica que se percibe sobre todo a lo largo de la costa mediterránea, desde Huelva hasta Girona, y que se concentra también alrededor de la Comunidad de Madrid, quizás el lugar de España donde el efecto del teletrabajo es más claro, en el sentido de desplazar a los ciudadanos a otras residencias aprovechando la posibilidad del empleo en remoto. 

De hecho, Guadalajara (un incremento del 1,36%) y Toledo (0,71%) son las provincias con un mayor porcentaje de subida, por delante precisamente de Tarragona (0,57%), que podría haberse beneficiado de la proximidad de Barcelona. 

El mapa muestra cómo cae la población en provincias que tienen grandes ciudades como Zaragoza o Valencia, creciendo a su vez algunas áreas limítrofes, como Castellón o Teruel. 

En otros territorios, especialmente en el interior, la pandemia no hizo más que agravar la pérdida de población enquistada y cronificada desde hace años, y marcada también por la alta mortalidad que ha provocado el virus. En términos absolutos, Tarragona es la cuarta clasificada en incremento poblacional, según el balance del INE. La primera es Málaga, beneficada en parte por la llegada de un gran número de población británica como consecuencia del Brexit. Murcia y Toledo completan ese podio. 

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