Tarragona es la segunda provincia donde más cable ferroviario se roba

De enero a abril se han sustraído en la demarcación más de 22 kilómetros. Y este año el número de robos asciende a 65

19 mayo 2017 22:11 | Actualizado a 22 mayo 2017 14:46
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Preocupación tanto por la seguridad como por las pérdidas económicas. Desde hace unos años, los robos de cable de cobre en la red ferroviaria española se ha ido incrementando hasta llegar a extremos impensables. Sólo el año pasado los ladrones se llevaron en toda España más de 340 kilómetros, de ellos 142 en Catalunya –un 41,7 por ciento–. Se cometieron 1.073 robos en España y, de ellos, 446 fueron en Catalunya (casi la mitad). Con las cifras de este año, Tarragona es la segunda provincia donde más metros de cable se roba, sólo superada por Barcelona. A pesar de las medidas de seguridad que pone Administración de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) –la propietaria de las instalaciones–, el problema sigue. Por ello, el presidente de dicha empresa ha solicitado reiteradamente a la Generalitat una mayor implicación de los Mossos en la lucha contra esta lacra. Y más si se tiene en cuenta que a la cabeza del ránking de provincias más afectadas están tres de las cuatro catalanas.

Durante los primeros cuatro meses de este año, los ladrones han sustraído 22.783 metros de cable de la red ferroviaria de la demarcación de Tarragona, una cifra que, por ejemplo, cuadruplica la de Madrid –5.392–. Y es que Catalunya acapara el 34 por ciento del material sustraído en toda España, con más de 75 kilómetros de cable robado.

El listado

Barcelona se sitúa a la cabeza de provincias donde más kilómetros de cable se han sustraído de enero a abril –el último recuento del que se tiene constancia–, con más de 33.000 metros, seguida de Tarragona, con casi 23.000. Ya muy detrás está Lleida, con casi 15.000, según apuntaban ayer al Diari fuentes de Adif. Uno de los motivos que argumentaba ayer la empresa para que se concentren tantos robos en Catalunya es la elevada densidad de líneas ferroviarias en comparación con la superficie.

Tarragona sigue siendo una de las provincias más castigadas por los ladrones. Si lo traducimos a robos, este año –hasta mediados de este mes– Adif ha denunciado en la demarcación 65 robos, 29 en la línea de alta velocidad y el resto, en la línea convencional. El último asalto a la red de cable tuvo lugar a las 4.22 horas del pasado 18 de julio en la línea entre Móra la Nova y Reus, en el término de Riudecanyes. Ello provocó incidencias en el sistema de comunicaciones y en el de señalización, por lo que los convoyes sufrieron unos retrasos medios de unos 25 minutos. Tras reponerse el cable, la instalación volvía a la normalidad a las 9.35 horas.

Durante este mes de julio ha habido otros robos en L’Aldea, Vila-seca –ambos en línea convencional de ancho ibérico– y dos en El Vendrell –línea de alta velocidad–.

El tramo de Alcover

El tramo entre Les Borges Blanques y Alcover de la línea de alta velocidad era una de las más problemáticas en cuanto a robos. Eran tan continuos –y no daban tiempo a reponer el cable– que Adif tuvo que limitar la velocidad de los convoyes por una cuestión de seguridad.

Desde principios de septiembre del año pasado, todos los trenes de alta velocidad que cubrían el trayecto entre las estaciones del Camp de Tarragona y Lleida acumulaban siempre un retraso de entre tres y ocho minutos. El origen del problema es que los convoyes tienen que circular a 160 kilómetros por hora –cuando en circunstancias normales van a 300, excepto en los túneles– por la zona de Alcover debido a que el dispositivo que detecta obstáculos en la vía había quedado fuera de servicio. La causa eran los continuos robos de cable que alimentan al sistema. Ante ello, se tuvo que implementar una limitación temporal de velocidad, según apuntaban al Diari fuentes del Gestor de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), el encargado del mantenimiento de las instalaciones.

Los robos eran tan continuos que la empresa que les suministra el cable no da abasto para reponerlo. Adif aseguraba que desde principios de septiembre se había producido un incremento de robos en tres puntos concretos de la línea de alta velocidad: en la zona de Les Borges Blanques, entre L’Espluga de Francolí y Alcover, y finalmente en la zona de Gelida.

A mediados de junio finalizó la reposición del cable sustraído y se instalaron otras medidas para alimentar los sistemas. Ello ha permitido que se deje sin efecto la limitación de la velocidad máxima.

Fuentes de Adif reconocieron que en los últimos meses han descendido los robos en esta zona. De todas maneras, añadieron que en el tramo entre Les Borges Blanques y Alcover –unos 40 kilómetros de vía– y entre Gelida y Sant Vicenç dels Horts, desde finales del pasado mes se agosto se han contabilizado 132 robos.

Bandas especializadas

Los autores de estos robos son bandas muy especializadas, que saben cómo cortar el cable sin que resulten electrocutados. La empresa ha solicitado en repetidas ocasiones el Ejecutivo catalán ayuda para luchar contra esta lacra.

El conseller de Interior, Jordi Jané, ha ofrecido «colaboración» al Ministerio de Fomento y a Adif para reducir el robo de cable de cobre en la red ferroviaria catalana. Explicó que los Mossos d’Esquadra tienen activado un plan específico de actuación contra el robo de cable de cobre desde finales de 2010 y que en el primer semestre de este año las sustracciones se han reducido en un 23%. El conseller ha respondido a la petición de la ministra de Fomento, Ana Pastor, que en sus dos visitas a Catalunya reclamó a la Generalitat colaboración porque se trata de la comunidad autónoma donde más cable de cobre se roba en la red ferroviaria.

«Plena colaboración con el Ministerio de Fomento y con Adif, porque todo este robo de cable de cobre causa gravísimos problemas al interés general y repercusiones económicas muy elevadas», afirmó el conseller. Jané considera que es más frecuente que se produzcan robos en Catalunya «porque la red ferroviaria cruza lugares donde hay mucha densidad de población, donde hay naves cerca de las vías de tren en las que se camufla la mercancía con rapidez». Jané también ha recordado que desde el 1 de julio se han endurecido las penas previstas en el Código Penal, de forma que el robo de cable de cobre puede suponer una condena de seis años de prisión y vender material robado comporta hasta tres años de cárcel.

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