Tarragona está a punto de agotar el suelo edificable

Se están desarrollando las últimas promociones en la Vall de l’Arrabassada, Joan XXIII y Tabacalera. Los promotores piden impulsar nuevos planes parciales para evitar que aumenten los precios

04 febrero 2019 13:56 | Actualizado a 05 febrero 2019 13:52
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Poco a poco las grúas han reaparecido en el cielo de Tarragona, aunque no con la intensidad de los años precrisis y ubicadas en puntos muy concretos de la ciudad. Los datos demuestran que la actividad de construcción está experimentando un nuevo crecimiento. 

Durante el año 2017, el Ayuntamiento de Tarragona tramitó un total de 165 licencias para la edificación de nuevas viviendas, una cifra que durante el año pasado se disparó hasta alcanzar las 642. El número incluye tanto los permisos que ya se han concedido como los que siguen en vía de tramitación y que verán la luz en los próximos meses. En este último apartado se incluye la construcción de seis nuevos edificios con una media de treinta a cuarenta pisos, con la excepción de uno de estos, que alcanzará un total de 318 nuevas viviendas.

«Estamos por debajo de los niveles de la crisis, pero tampoco es necesario aquello», asegura el presidente del Gremi de Constructors de Tarragona, Joan Romeu. Las empresas aseguran que el sector ha adelgazado ya que las jubilaciones no se han repuesto con la entrada de gente joven. Esto hace que las que quedan estén trabajando, con el añadido de que «en años de elecciones siempre hay un mayor esfuerzo inversor por parte de las administraciones públicas».

La nueva actividad se centra principalmente en el entorno de Tabacalera, Joan XXIII y la Vall de l’Arrabassada, donde ya se están construyendo los últimos inmuebles. El concejal de Territori del Ayuntamiento de Tarragona, Josep Maria Milà, asegura que «ya no queda stock de vivienda por vender de antes de la crisis». 

Suelo para 1.500 viviendas

Los planes parciales que se están desarrollando suponen el último suelo disponible para construir. «Quedan terrenos para unas 1.500 viviendas», afirma el máximo responsable en materia de urbanismo del Ayuntamiento de Tarragona. 

Desde la aprobación definitiva del POUM en 2013 no ha entrado nuevo suelo en el mercado. Y esta situación preocupa al sector. «El problema no es el que queda, sino las dificultades para que lo haya de nuevo», argumenta Romeu. Calcula que desde que se solicita la licencia hasta que se inician los trámites de urbanización pueden pasar más de cinco años. «Es todo tan lento que si no haces alguna cosa estás expulsando gente a La Pobla o a El Morell», añade el máximo representante del Gremi de la Construcció.

El Pla Parcial 1, conocido popularmente como Quatre Garrofers, debe seguir adelante este mismo año. Su tramitación empezó hace aproximadamente una década. En el primer sexenio del POUM, que finaliza este año, incluía también el Pla Parcial Urbanístic 24 (PPU24), con la macrourbanización de La Budellera y se avanzó también el PMU 34, en el entorno del Nou Estadi. En ninguno de estos terrenos han entrado las máquinas y, de hecho, en el caso de las más de 4.000 viviendas entre la Vall de l’Arrabassada y Boscos, el proyecto está suspendido de nuevo por parte del Ayuntamiento.

El concejal de Territori lo afirmaba hace unos días: «El estudio económico del POUM alerta de que si no se produce un crecimiento podemos llegar a un momento en el que no haya suelo y esto puede generar un problema de especulación».

Suben los precios

Para el presidente de la Associació de Promotors del Tarragonès, Diego Reyes, «no debemos ser catastrofistas, porque en la ciudad de Tarragona se está promoviendo y hay suelo, pero está claro que cuanto más producto en oferta, menos se tensionan los precios».

Según datos del Ministerio de Fomento, el precio medio del suelo urbano en la ciudad de Tarragona es de 198,4 euros según los últimos datos disponibles, correspondientes al tercer trimestre del año pasado. Si se compara con el mismo trimestre del año anterior, el incremento ha sido del 50%.

Crecer o no

Para Daniel Roig, presidente de la Associació de Promotors de Catalunya en Tarragona, «la ciudad debe plantearse si quiere crecer o no. Y hacerlo requiere construir nuevas viviendas». Asegura que, en caso contrario, los precios tanto para los que compran como para los que alquilan se incrementará. «Es lo que está pasando en Barcelona. Allí no se crece porque no se puede construir más, pero si aquí seguimos el mismo camino pasará lo mismo», añade.

Roig considera que, con todos los argumentos encima de la mesa, es una decisión de la que deben participar todas las formaciones políticas y la sociedad tarraconense. «El urbanismo tarda años, ahora mismo no se está dando, pero si no se hace alguna cosa, en un periodo de tres a cinco años Tarragona habrá agotado todas sus posibilidades de crecimiento y veremos como la ciudad no podrá acoger a toda la gente que quiere venir», añade.   

Los promotores y constructores quieren separar el debate sobre el crecimiento de la ciudad del de la situación de abandono del centro. Apuntan que la actividad en rehabilitación es una realidad en las zonas atractivas. «Que hay partes que generan un interés y otras no siempre existirá. Entonces tiene que ser la administración pública la que invierta para que no queden zonas que se sigan degradando», añade Diego Reyes.

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